El técnico busca levantar a la tropa. (Foto: Marcelo Carroll)
Por Favio Verona
Ariel Holan apeló al inflador anímico para levantar al
plantel, decoró el vestuario con frases e instauró un nuevo lema: Intensidad,
Fantasía, Compromiso.
"Aunque no lo parezca, Bielsa es un gran motivador”.
La frase pertenece a Diego Simeone. El Cholo supo demostrar
con su Atlético Madrid que el corazón muchas veces iguala al presupuesto. Para
él, la motivación es una parte importante de la estrategia. Sus equipos tienen
una impronta inconfundible que los distingue y los lleva a sentarse en la mesa
de los grandes: juegan con enjundia, pasión, garra, compromiso y convicción.
Cuando Ariel Holan desembarcó en Independiente se viralizó
un audio privado en el que el Profesor mencionó cuáles iban a ser los pilares
de su gestión:
“Quiero una intensidad bielsísitica o simeonística”.
Cada entrenador tiene sus métodos para mentalizar y conducir
grupos humanos. Un viejo axioma del fútbol indica que el peso específico de la
camiseta de los clubes grandes moviliza a los futbolistas, aunque eso no
siempre se cumple. En ocasiones es necesaria la intervención del técnico para
exprimir lo mejor de cada uno. La tentación de caer en la relajación es uno de
los principales enemigos que todo líder de grupo debe aprender a combatir.
“En mi caso, una forma de motivar es traer tres o cuatro
jugadores cada año. Los nuevos siempre vienen con ganas de demostrar, contagian
al resto y elevan la vara”, explicó Simeone, uno de los entrenadores que
despierta admiración en Holan. En definitiva, no siempre ganan los mejores: a
veces se imponen quienes salen a luchar con más determinación.
El técnico del Rojo quiere recuperar el fútbol de 2017. Y
considera que para lograrlo es necesario motivar al grupo para encender
nuevamente el fuego que parece haberse apagado. Es por eso que el DT comenzó a
tomar medidas. Ya no están Diego Rodríguez Berrini, Ezequiel Barco, Maxi Meza y
Emmanuel Gigliotti, piezas que fueron fundamentales. Más allá del sistema
táctico y de que las características de los jugadores actuales le confieren
otra fisonomía al equipo, el Profesor apunta a que Independiente restablezca el
ímpetu, la energía, el vigor y la vehemencia que lo distinguió en los albores
de su ciclo y lo llevó a levantar la Copa Sudamericana. Tras un 2018 en el que
el Rojo llegó a los cuartos de final de la Libertadores, el equipo no encontró
el estímulo para arrancar de cero porque el premio consuelo de entrar a las
copas fue un desafío menor.
Holan está en la búsqueda del combustible para impulsar a
Independiente y conseguir el ansiado despegue. El técnico sabe que sus
dirigidos van a recobrar el espíritu competitivo en el próximo semestre, cuando
se renueven las expectativas y se redefinan los objetivos. El problema del Rojo
no es sólo la escasez de variantes en la delantera, sino también la falta de
incentivos importantes. El entrenador comenzó a apelar a distintos recursos
para motivar al plantel. En los últimos días mandó a decorar el vestuario del
estadio con frases. “Entramos 11, salimos 11”, se lee en una de las paredes.
“El nosotros es más importante que el yo”, recuerda una placa roja ubicada en
la antesala del túnel que conduce hacia los camarines. “Buen día, por favor,
gracias, perdón”, reza otro cartel que recuerda que la buena educación y la
humildad son las bases indispensables para una buena convivencia. Al fin y al
cabo, los grupos sanos suelen estar más cerca de las cumbres que aquellos que
consumen energías en peleas tóxicas.
En 2017, el Independiente que conquistó la Sudamericana
tenía sesiones de coaching todas las semanas. Las mismas estaban encabezadas
por el preparador físico, Alejandro Kohan. Fue en una de esas charlas cuando se
estableció un lema: Compromiso, Actitud, Intensidad. Gran parte de ese grupo se
desmanteló y es por eso que a partir de ahora habrá un nuevo slogan que
respetará las iniciales del primer escudo del club: Intensidad, Fantasía,
Compromiso. Por supuesto que las palabras son sólo un componente aleatorio,
pero la propuesta de Holan no se trata de una simple movida de marketing ni de
un acto demagógico. Para que el equipo vuelva a conseguir la intensidad que
supo tener primero es necesario crear un microclima en el que la motivación se
contagie. Es por eso que en los últimos días las glorias del club reaparecieron
en el predio de Villa Domínico y estuvieron conversando con los jugadores,
aconsejándolos y contándoles anécdotas en charlas que se desenvuelven de forma
natural. El técnico, a quien en los últimos días se lo vio apagado, sabe que no
puede desmoronarse. Y ya comenzó con el operativo para levantar a la tropa,
recuperar la intensidad bielsística y simeonística, y repatriar el espíritu que
hace poco enamoró a los hinchas y cosechó elogios de todo el mundo del fútbol.
La idea es volver a las bases y tratar de apelar a todas las herramientas que
hace muy poco tiempo surtieron efecto.
En las últimas semanas hubo dos encuentros que pusieron de
manifiesto la relevancia de la motivación. Frente a Racing (1-3), con la
atmósfera y la fruición que se genera en cada clásico de Avellaneda, el equipo
mostró fervor a pesar del resultado adverso e hizo un buen partido. Contra
Gimnasia (0-1), en cambio, se vio a un conjunto desanimado y gobernado por la
apatía. El ejemplo delata que los valores del termómetro de la intensidad
dependen de la magnitud del compromiso, ya que el Rojo se afloja en los
escenarios menos iluminados. Holan salió a buscar el inflador anímico: debe
cultivar la zanahoria para que todo Independiente corra detrás de ella.
Fuente Olé


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