Por Lucas Campos
–Cómo la amé, por Dios. Como la fui a perder, Dios mío. Cómo
la dejé ir, será de Dios– soltaba el Flaco que no podía largar a Dios de su
boca debido a que lo había nombrado toda la semana para pedirle un gol del Puma
Gigliotti contra Lara.
–¿A quién perdiste Flaco? ¿Te dejó tu jermu? ¡Hablá y dejate
de hacerte el Sherlock Holmes- le
respondí. El Flaco se bajó del auto, cerró la puerta y finalizó
– A la camiseta de Independiente con la publi de Mita, pela.
La puta que los parió, se ve que mi vieja la puso a lavar y andá a saber a
dónde fue a parar.
Y nos fuimos caminando por Alsina al lugar más lindo de
todos.
Increíblemente, mi labor periodística me tenía atrapado en
cubrir toda la información de Deportivo Lara.
– ¿A quién se le ocurrió mandarme a cubrir a este equipo
cuando el Rojo se juega la clasificación a octavos? pensaba.
En una de esas, y mientras yo trataba de memorizar los
apellidos compuestos de los once venezolanos, salió Independiente caminando
hacia el círculo central. Con una camisa. Con una camisa, sí. Y levantó las
manos, imponente, a toda su gente que se rompía las palmas aplaudiendo a un
equipo que enamora, desde el juego, desde la actitud y desde la identidad.
El relator me preguntaba cuanto medía el zaguero de ellos.
Que se yo, qué le va a importar a la gente cuánto mide ese morocho al que
Benítez le pegó un peludo bárbaro y que parece tener las piernas cruzadas. Pero
bue, el laburo es el laburo.
–1.80, señor relator– respondí con el Motorola en la mano
derecha, temblando de las ansias de que moje el Puma.
El partido fue anecdótico. Reventamos dos veces el
travesaño. Benítez la mandó a guardar desde un saque de esquina. Meza recibió
mimos de todos lados, Gigliotti recibió de espaldas y le voló el arco al
portero de Barquisimeto, y además, cumplió el pedido del Flaco hacia Dios.
Independiente ganó y se metió en octavos.
Después de la transmi, lo fui a buscar al flaco. Me abrazó y
nos fuimos al auto hablando sobre lo que juega Benítez y porqué Sánchez Miño es
suplente de Silva. El Flaco bajó la ventanilla como queriendo encontrar otro
tema de conversación en el viento, y me dijo
–Cuchame, Pela. Vos, cuando yo te hablé de ese amor que
perdí, lo asociaste con una mujer. Después te quejás porque te mandan a cubrir
a Lara. ¿A quién se le ocurre hablar del amor de una mujer o de un tipo a 15
minutos de clasificar a octavos de final de la Copa Libertadores? ¿Sos o te
hacés? Ese es el verdadero amor, con el que nacés y te morís. No lo cambiás
nunca, papá. Te peleas un finde porque lo ves perder pero al siguiente, lo amás
con más fuerza que antes, y le perdonás todo. ¿O alguna vez dejaste a gamba al
Rojo ? Y encima es la Libertadores, Pelado. Dejate de joder, ¿Qué me van a
hablar de amor, si yo soy hincha de Independiente? Dios mío, finalizó el flaco
ya, en octavos de final.
Fuente De la Cuna al Infierno
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