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martes, 29 de mayo de 2018

Opinión - El fracaso de Holan




Por Javier Brizuela

Luego de la derrota en Santa Fé, con una mala actuación del equipo, fueron innumerables las críticas al plantel y la mayoría de ellas apuntaban contra Ariel Holan, calificando como fracaso al semestre de Independiente. Está claro que ese enjuiciamiento fue producto de una calentura momentánea luego de esa dura caída que malograba uno de los objetivos de estos primeros meses del 2018. También es cierto que el cariño del hincha para con el técnico Rojo es indiscutible. Pero el enojo fue claro, con críticas al dibujo, los cambios, el rendimiento físico (con el recuerdo del querido Profe Kohan) y futbolístico del Rey de Copas. Y muchos medios, siempre atentos para hablar mal de Independiente, se hicieron eco.

Ahora, a unos días del triunfo ante Lara, se puede hacer un balance más definitivo de la actuación tanto en la Copa como en la segunda parte de la Superliga y la Recopa. Y ya sin la histeria característica de las horas posteriores a un encuentro decisivo, lejos de descalificar a los hinchas que mostraron su descontento post derrota ante Unión, lo que ocurrió nos parece otra de las cosas saludables que están pasando actualmente en el Rojo. Un club que resurgió de las cenizas, volvió a ser y que gracias a la recuperación de su identidad, tiene la vara alta después de mucho tiempo. Y eso es en buena parte por el trabajo de este entrenador.

Ariel Holan solamente logró uno de los tres objetivos planteados en el semestre, algo que para algunos da fundamentos para tildar de fracaso este 2018. Y quizá tengan razón.

Fracasó porque perdió la Recopa ante Gremio. Copa a la que accedió por haber salido campeón en el Maracaná por segunda vez en la historia, logrando un título internacional luego de 7 años. Jugó gran parte de las dos finales con un jugador menos y en ningún momento fue inferior al campeón del máximo certamen sudamericano, que necesitó los penales para vencer a Independiente.

Fracasó porque no clasificó por puntos a la Libertadores, sin poder vencer a un débil Gimnasia y cayendo ante Unión. Algo que no había pasado nunca, ya que el Rojo siempre entró a la copa que ganó siete veces como campeón. Y de ganar en Santa Fe, se aseguraba jugarla en dos ediciones consecutivas luego de 31 años.

Fracasó porque tuvo que esperar hasta la última fecha del grupo para ganarle a un equipo venezolano y avanzar así a los octavos de final de la Libertadores. Algo que no ocurría desde el 95, ya que en las ediciones del 2004 y 2011 el Rojo no llegó a esa instancia.

Fracasó porque salió sexto en la Superliga argentina, torneo que jugó siempre compitiendo internacionalmente y afrontó con juveniles algunos encuentros del semestre anterior.

Fracasó porque los refuerzos que pidió no rindieron y costaron muchos millones de dólares. Dinero que tenía el club gracias a las ventas en muchísimo más que realizó la institución por la gigante revalorización generada en el plantel desde su llegada. Y mientras se espera que esos refuerzos que llegaron sobre el comienzo del semestre rindan en el que viene, se especula con las ofertas que llegarán por jugadores como Benítez, que nos cansábamos de insultar y ahora disfruta de un idilio con la gente. O de Maxi Meza, que no rendía y ahora está por disputar un mundial siendo de Independiente, algo que con un jugador de campo no sucedía desde 1994 (Ustari viajó como tercer arquero en el 2006).

Más allá de los rendimientos, los gustos y la empatía que pueda generar en cada uno de nosotros, Ariel Holan nos devolvió al Independiente que siempre soñamos volver a tener.

Gracias Profesor por este fracaso, porque hasta en eso está a la altura de nuestra gloriosa historia.


Fuente Orgullo Rojo

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