Por Andres Morando
Para aspirar a la Libertadores 2019, el sacrificio y el
aporte en ataque de Benítez es tan determinante como el equilibrio
defensivo/ofensivo que se vio en Rosario.
No fue una tarde excelsa ni mucho menos. Pero el equipo
mostró síntomas de recuperación. En primer lugar, a partir del orden defensivo.
Tanto la zaga central como los laterales (debut de Silva en la red) cumplieron
una labor eficiente. Así, a la Araña Oriental no le llegaron tanto y el CAI
alcanzó un equilibrio, que es vital para proteger nuestra valla (en los últimos
dos se había perdido 0-1 y en lo que va de 2018 se habían acumulado el mismo
número de derrotas que en nueve meses de 2017).
En la ofensiva, también dio la impresión de que se entrevió
un reseteo. Y si bien en este ítem falta mucho para alcanzar el nivel de, por
ejemplo, la visita a San Martín de San Juan o el primer tiempo con Gremio en
cuanto a la gestación de jugadas de peligro, está volviendo Maxi (gran
asistencia al Puma, que luego lo pierde mano a mano y la participación en la
jugada del gol), a Gigliotti se lo vio más activo y, por sobre todos sus
compañeros de ataque, celebro el estupendo momento de Martín (sacrificado para
auxiliar y decisivo para los tres puntos). Ni Fernández (errático y por
momentos egoísta) ni Verón sintonizaron. Pero, para aspirar a la Copa 19, este
Ordenítez es un buen punto de partida. ¡Vamos!
Fuente Olé
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