A solas con Olé, Martín Benítez dice que está en su mejor
momento y que mira cómo define Agüero. Y afirma: El club volverá a ser el
grande que era.
Por Favio Verona
El sonido del viento que corre por las gradas del
Libertadores de América es lo único que corta el silencio de una tarde
apacible. Es la hora de la siesta y el volcán, que sólo hace erupción cada vez
que juega Independiente, está dormido. Martín Benítez recorre el campo y observa
las tribunas. Esas que en ocasiones le dispararon silbidos, pero que
últimamente suelen ser escenario de ovaciones.
-Hace dos años dijiste que querías cambiar murmullos por
aplausos y te costó, pero de a poco lo vas logrando.
-Quería cambiar mi situación porque este club me dio todo y
lo quiero mucho. Es muy lindo cuando la gente te valora o cuando salís a la
calle y te piden una foto. Estoy trabajando para seguir creciendo.
-Hace mucho que estás en el club. Holan dijo que algunos
hinchas deben pensar que tenés 30 años y que por eso te insultaban tanto.
-Tengo 23. Es poco para el fútbol, pero cuento con bastante
experiencia porque debuté joven. Ya tengo una identidad de juego. Ahora quiero
ayudar a que Independiente vuelva a la posición que merece: ganar títulos y
ocupar los primeros planos.
-¿Te considerás un jugador maduro?
-A esta edad tengo que asumir la responsabilidad de madurar.
Hace bastante que estoy en Primera y debo demostrarlo en la cancha. Estoy en mi
mejor momento. Noto el apoyo de mis compañeros, del técnico y los dirigentes.
Eso me da confianza.
-¿Sos de los futbolistas que si no les depositan confianza
no rinden?
-El apoyo es fundamental, me permite jugar más tranquilo. Mi
objetivo principal era cambiar los murmullos por aplausos y lo estoy
consiguiendo. La tranquilidad de lograrlo me permite jugar con más frescura.
-¿Te costó superar esa etapa en la que se escuchaban
silbidos?
-A veces las cosas salen y en otras no. Mi identidad es ir
siempre para adelante y de tanto hacerlo en ocasiones pierdo la pelota. Por más
que haya murmullos, nunca voy a dejar de encarar.
-¿Cuándo fueron los primeros aplausos?
-No sé exactamente, pero la sensación fue muy linda. Este
club me abrió las puertas. Todo lo que tengo se lo debo a Independiente y
quiero empezar a devolverle algo.
-¿En algún momento pensaste que la situación era
irreversible y que lo mejor iba a ser cambiar de aire?
-Sí, cuando te bajoneás o no encontrás tu nivel querés
buscar una salida. Pero me sostuvo mi familia. Los técnicos también me ayudaron
porque todos me tuvieron en consideración. Muchas veces me ponía mal y me
frustraba porque los entrenadores confiaban en mí y yo no podía demostrar lo
que hacía en las prácticas.
-¿Qué lección te dejó este proceso?
-Aprendí a tomar mejores decisiones. Ahora pierdo pocas
pelotas. Eso te lo va dando los partidos y la maduración. Cuando termino de
jugar miro videos para analizar qué puedo perfeccionar.
-¿Y te gusta lo que observás?
-A veces no, pero sé que debo hacerlo. El cuerpo técnico nos
da muchas facilidades porque nos entrega videos.
-¿Quién te ayudó a mejorar en la toma de decisiones?
-Lo logré con el correr de los partidos. A prueba y error. Trabajé
sobre mis errores, escuché a gente que sabe mucho de fútbol y comencé a
dedicarme y exigirme más en los entrenamientos. Recuperé la confianza en mí.
-Jugás por todo el frente de ataque. ¿Holan te pide que
rotes posiciones?
-Sí, nos da muchas libertades a mí, a Meza y a Barco. Nos
permite soltarnos cuando hay que atacar y sólo nos pide tratar de cubrir los
espacios a la hora de defender. Esa estrategia nos permite desordenar al rival
para que los contrarios no encuentren un punto fijo al intentar marcarnos.
-Bochini siempre te bancó mucho. ¿Tenés diálogo frecuente
con él?
-Sí, es constante. Me ha ayudado un montón con la gente,
bancándome y diciendo que yo podía dar mucho. Lo escucho porque sabe muchísimo
de fútbol, es un histórico y le dio su vida al club. Él sabe como hay que jugar
acá, en esta cancha.
-¿Alguna sugerencia en especial?
-Me dijo que el área es el lugar en el que más tranquilo
debo estar y que trate de colocarla junto al palo, que no siempre le pegue
fuerte. Tomé esos consejos, entrené en la semana y los llevo a la práctica.
-¿Podés jugar con esa tranquilidad?
-Lo he logrado gracias a la ayuda de Dios y de mis seres
queridos. Hoy cuando entro a la cancha sé que tengo respaldo afuera. Me siento
acompañado. Juego para mi familia, para que ellos sean felices.
-¿En qué momento hiciste el quiebre?
-Cuando empecé a creer en mí. Me mentalicé en quedarme un
año para revertir la situación. Tuve un muy buen primer semestre y ojalá pueda
cerrar un gran año.
-¿Quién es el referente en tu puesto?
-El Kun Agüero es el principal. Tengo esa clase de juego y
trato de imitarlo. Lo miro desde chiquito. Otro referente es D’Alessandro.
Riquelme también me encanta, al que no le gusta no sabe nada de fútbol. Y por
supuesto, Messi, aunque está en otro nivel porque vino de otro planeta.
-¿Alguna vez charlaste con el Kun?
-Sí, hablé con él cuando vino a visitarnos a una práctica.
Es una gran persona.
-¿Qué tratás de copiarle?
-Trato de copiar los goles. Ojalá vengan todos los que hizo
él.
-¿Para qué está Independiente?
-El equipo creció mucho este año. Debutaron muchos chicos a
los que no les pesó la camiseta, a pesar de los malos momentos que se venían
viviendo. El año que viene, con la experiencia acumulada, vamos a estar a la
altura de poder pelear todas las competencias. Ojalá pueda seguir Ariel (Holan)
y se mantenga la base para crecer. Con el apoyo de la gente, Independiente
volverá a ser el grande que era.
-¿Te gustaría cruzarte con Racing en la Copa Sudamericana?
-Sí, porque ya estaríamos en semifinales. Pero no nos
podemos dar el lujo de mirar más allá del partido con Nacional. Ellos vienen de
dejar afuera a Estudiantes. Si seguimos así las alegrías van a llegar...
-¿Qué sería un buen cierre de año?
-El objetivo es salir campeón y todo el plantel está
compenetrado. Ojalá podamos cerrar un gran 2017. Este equipo no tiene techo,
está para mucho más y lo va a demostrar.
Fuente Olé
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