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viernes, 27 de octubre de 2017

A lo Rey de Copas


Por Ramiro Santinelli

¿Cómo querés que juegue tu equipo? ¿De qué manera quisieras que once futbolistas representen al club de tus amores? ¿Cómo te gustaría que defiendan tu camiseta? Todas las respuestas a esas preguntas se corresponden directamente con lo que Independiente mostró en Paraguay. En un partido tan importante, en una fase de eliminatoria en el certamen al que se apuntan todos los cañones, de visitante, el Rojo sacó chapa y aplastó a Nacional. Lo jugó como un serio candidato a pelear el título, lo jugó a lo Rey de Copas.

Desde el minuto cero, el elenco de Avellaneda fue más. Salió decidido, convencido de lo que quería: lastimar al rival, con buen fútbol y sin especular. El Rojo apretó el acelerador desde el arranque. Adelantó a su línea de tres defensores, presionó con intensidad y verticalizó lo justo y necesario para ponerse en ventaja. Tan solo flaqueó en la pelota parada, área en que Nacional se destaca notablemente. Por esa vía, el equipo guaraní accedió al empate.

El segundo tiempo fue un show de fútbol. Lo miraría una y otra vez. Independiente fue sólido e inteligente. De la mano de Meza, que está pasando su mejor momento con esta camiseta, encontró los caminos para empacharse de goles y llegar al partido de vuelta con una diferencia de tres tantos, habiendo marcado cuatro en condición de visitante. Quienes también tuvieron una noche especial fueron Fernández y Albertengo. Leandro, en primera instancia, ingresó muy bien en el complemento y aportó velocidad y profundidad en los últimos metros. Como premio, tuvo revancha en materia de rebotes de penales -considerando lo ocurrido ante Atlético Tucumán- y un bello gol de cabeza. En cuanto al Flaco, fue lo más parecido a aquel delantero movedizo y peligroso que supo ser antes de lesionarse. Desde el inicio del partido preocupó a los centrales y en el segundo tiempo logró marcar. Fue tras un toqueteo típico de un casados contra solteros que generó junto a Fernández. En su haber, queda esa jugada que desperdició por no asistir a su compañero de delantera y haber elegido rematar al arco prematuramente. Ya fuera del podio, quiero destacar a Barco -quien volvió a ser determinante- y a Bustos, que volvió a romperla -como nos tiene acostumbrados-.

La parte oscura de la jornada tiene que ver con la lesión que sufrió Amorebieta. El codazo de Caballero, jugador de Nacional, fue sin duda una de esas actuaciones que uno adjudica al “de mala leche”. Sí, el Vasco lo golpeó anteriormente, pero quedó en evidencia que fue sin interés de lastimarlo. En cambio, la agresión del futbolista paraguayo fue violenta, innecesaria y de alevosa mala intención. Es una pena que el árbitro no lo haya advertido. Holan tuvo que reemplazar a su hombre, con la nariz rota, y el juez ni siquiera amonestó al infractor. Es más, cobró falta por parte de Amorebieta. De no creer.

En definitiva, Independiente brilló. Ganó, gustó y goleó. Y, si bien no hay que menospreciar a ningún rival, consiguió un resultado que puede permitirle dar descanso a alguno de sus futbolistas en la vuelta. De todas formas, antes se enfrentará a Patronato, en Avellaneda, para no perder pisada en la Superliga.


Fuente De la Cuna al Infierno


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