Las insólitas versiones sobre la falsa escuadra de la cancha
de Liniers: del desafío geométrico a
"la puesta del sol"
Un desafío a la física y a la geometría
El presidente del club dio detalles históricos de "la
cancha torcida"; las obras para la remodelación ya están en marcha
Por Juan Ignacio Provéndola
A cinco fechas del torneo de la Primera D, Liniers está
segundo, a un punto de Central Ballester y sin derrotas. Su gran presente
deportivo, sin embargo, está contrastado por el institucional, fundamentalmente
a partir de que la AFA le exigiera recientemente una serie de modificaciones en
su estadio bajo amenaza de suspensión. Pero no se trata de un pedido más, sino
de uno muy sensible. Lo suficiente como para afrentar el rasgo más
característico y emblemático de esa cancha: la AFA le pidió a Liniers que
enderece las dimensiones desproporcionadas, las áreas de tamaños diferentes,
los arcos torcidos con respecto a los córners y la simetría ausente de una
cancha torcida, hecha en falsa escuadra sobre un trapezoide oscilante.
Un desafío a la física y a la geometría
Al igual que aquellas canchas descriptas por Alejandro Dolina
en sus "Apuntes del fútbol en Flores" con árboles en el medio y
canillas escondidas entre el pasto, el estadio Juan Antonio Arias de San Justo
también posee extrañas propiedades que alteran el desarrollo de los partidos.
La prueba está en que si uno de los arqueros saca desde su área con rectitud,
potencia y precisión perfectas, la pelota no acabará en el arco de enfrente
-tal como indicaría la lógica- sino que se irá desviada por la línea de fondo.
Las leyes de la física y de la geometría se ven desafiadas
por una traza en falsa escuadra que distorsiona las medidas del campo y las
despoja de todo criterio de simetría. Un área, por ejemplo, mide 37 metros de
ancho, mientras que la enfrente tiene dos más. Al mismo tiempo, una misma mitad
de campo posee 48 metros de longitud de un lateral, aunque el otro casi 54. Las
desproporciones son tales que cualquiera las imaginaría producto de
descomunales desplazamientos tectónicos más que de simples equívocos humanos.
La diferencia con las del célebre cuento de las Crónicas del
Ángel Gris es que esta última cancha no fue consecuencia de la creatividad
literaria de un talentoso escritor sino de las dificultades de un terreno
diseñado por arquitectos distraídos. Así es el estadio Juan Antonio Arias desde
que Liniers lo fundó en 1987 para competir entre la Primera C y la Primera D,
categoría a la que bajó recientemente.
El destierro en La Matanza
Liniers había sido despojado a principios de la década de
los '80 de su histórica cancha en Ciudadela Norte, sobre Gaona y General Paz,
entonces en 1983 decidió comprarle al Estado Nacional ocho hectáreas de tierras
fiscales a la altura de Justo Villegas, en La Matanza. Allí fue construido el
estadio donde se iniciaron Blas Giunta, Pablo Michelini y el Ogro Fabbiani,
Temperley hizo de local durante su quiebra y el club consiguió tres de sus
cuatro campeonatos: 89/90, 1993 y Clausura 2006, todos en la D.
Según aquellos que intervinieron en la creación de cancha
actual, Liniers hizo un esfuerzo enorme para poseer nueva casa tras la
proscripción de la anterior. Así, moneda sobre moneda y sudor sobre sudor, se
consiguió financiamiento y mano de obra para volver a tener un estadio propio,
ya que la AFA amenazaba con la desafiliación. El denodado trabajo colectivo de
socios y allegados hizo posible cumplir con todos los requerimientos necesarios
para la habilitación, aunque hubo uno que pasó inadvertido en las rigurosas
inspecciones: el de las medidas del terreno de juego.
Muchas canchas del fútbol argentino suelen tener declives
verticales, como las reconocidas "panzas" que se observan sobre todo
a la altura de las áreas con el propósito de agilizar el drenaje en los días de
lluvia. Pero las irregularidades topográficas de la de Liniers rayan el
surrealismo, ya que las imperfecciones desequilibran las medidas e interfieren
en circunstancias sensibles como córners beneficiados por la angulación
despareja o posiciones adelantadas que los jueces de línea no logran observar
ante la falta de referencias paralelas. Una toma cenital del Google Maps
permite distinguir con claridad que el perímetro de la cancha, que en vez de
ser un rectángulo de simetrías, deviene en un trapezoide casi delirante.
Pedido de rectificación
Lejos de ser un secreto, los "detalles" del
estadio de Liniers siempre fueron conocido en los círculos del ascenso, a tal
punto que muchas personas la llamaban -casi de manera cariñosa- "la cancha
de los arcos torcidos". Sin embargo, lo que hasta ahora no era más que un
dato de color del folclore futbolero criollo pareció convertirse de repente en
una de las urgentes prioridades a resolver por la Comisión Normalizadora de la
AFA.
Así se lo hicieron saber a Marcelo Gómez, el joven
presidente que tiene Liniers. Gómez, de 38 años, asumió en 2014, aunque está en
la comisión directiva desde hace diez. Y asegura que la idea de encuadrar la
cancha siempre fue una intención institucional, "aunque la vorágine del
fútbol hace que proyectes cosas a largo plazo y después se te superpongan
otras, como el mantenimiento del estadio o nuevas exigencias de la AFA,
entonces el tiempo y el dinero nunca te alcanzan".
Si bien reconoce que históricamente circularon rumores sobre
posibles pedidos para que se corrigiera la geometría del estadio, al presidente
de Liniers le resulta curiosa esta imposición que, dice, "no llegó por un
apercibimiento o intimación formal, sino a través por un llamado telefónico de
los directivos de la divisional, quienes nos pidieron que buscásemos otra
cancha para jugar". La impertinencia no parece residir en la falta de
argumentos técnicos (que, de hecho, sobran), sino en el escandaloso tiempo que
se tomó la AFA para tomar esta decisión, ya que el estadio -como se dijo- está
torcido desde su estreno, en 1987. Es decir, desde casi treinta años tras. Todo
pasa, también la cancha de Liniers.
El origen de la recta ausente
"Muchos centros sencillos se metían en el arco
porque los arqueros perdían la referencia, y de hecho hubo un jugador nuestro
que es recordado porque hizo goles olímpicos como loco."
Gómez estuvo en aquel partido inaugural de 1987, contra
Flandria, y atesora miles de anécdotas en esa cancha siempre torcida.
"Muchos centros sencillos se metían en el arco porque los arqueros perdían
la referencia, y de hecho hubo un jugador nuestro que es recordado porque hizo
goles olímpicos como loco. Se trata de Silvio Fuentes, un zurdo que en un mismo
campeonato llegó a marcar cinco de esa manera", detalla.
Consultado sobre el origen de la falsa escuadra, Gómez juega
al misterio y dice que existen dos versiones. "Una indica que fue para
aprovechar las partes más parejas del terreno, ya que se trataba de siete
hectáreas hechas con relleno. La otra es un poco más romántica: sugiere que
está cruzada para que la salida y puesta del sol no encandilen a ninguno de los
arqueros".
A pesar del contratiempo que actualmente vive Liniers por
las irregulares medidas del campo, su presidente actual no desdeña de quienes
la hicieron en aquellos tiempos fundacionales: "Conseguir en esa época
ocho hectáreas a 25 cuadras de la Plaza de San Justo, en pleno centro de La
Matanza y encima con título de propiedad en mano, no era poca cosa. No sé
cuántos clubes humildes como el nuestro poseen algo similar, así que, lejos de
criticar, lo valoramos muchísimo".
Ser o torcer
Para evitar la inminente clausura de un estadio que, además,
suelen usar otros equipos de la D (como actualmente sucede con Deportivo
Paraguayo y Yupanqui), la comisión de Liniers se presentó días atrás en la AFA
para ofrecer un plan de obras que plantea enderezar la cancha en un plazo de
tres meses. El club, hay que reconocerlo, viene haciendo buena letra: meses
atrás el Aprevide le exigió cambiar el alambrado y acolchonar un paredón de 90
metros de largo y los pedidos fueron concretados al poco tiempo. Finalmente,
Liniers obtuvo la rehabilitación provisional de su estadio hasta diciembre,
fecha en la que se comprometió a concluir las nuevas remodelaciones
solicitadas.
La obra en cuestión comenzó el lunes pasado y le demandará
al club un gasto total de 150 mil pesos (su presupuesto mensual es de 80 mil,
casi la mitad). Primero depositarán tierra unos 80 camiones, luego se apisonará
el terreno con máquinas. Y, una vez nivelado todo, se iniciará la tarea más
sensible: demarcar las líneas, esta vez de manera recta y correcta, para
finalmente enderezar aquellos arcos entre Villa Palito y el barrio Gas del
Estado, que a partir de ese entonces quedarán torcidos únicamente en una
leyenda del pasado.
Fuente Cancha Llena



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