Agüero y Di María, dos jugadores amigos de Messi. / Cedoc
Mantienen un nivel desparejo hace años, pero Agüero y Di
María son una fija en cada convocatoria. La amistad con Leo como factor
determinante.
Por Claudio Gómez
El Negro Dolina tiene una teoría: un equipo de amigos es
imbatible. Lo escribió alguna vez en una de esas crónicas de pulpo y potrero
que describen como ninguna los códigos del fútbol barrial. Por eso, dice el
Negro, cuando él era un pibe y le tocaba armar un equipo para un picado no
seleccionaba a sus compañeros por sus condiciones deportivas sino por el grado
de amistad. Un equipo de amigos, insiste Dolina, es imbatible. Y justifica todo
con una definición, con una declaración de principios: es preferible perder con
amigos que ganar con desconocidos.
La amistad por sobre el resultado es la máxima dolinesca que
bien podría aplicarse a la Selección nacional. Esto es: jugadores que no
rinden, o rinden poco, o rinden con intermitencias, o hace mucho que no rinden,
pero eso sí, son amigos.
Con una ayudita de mis amigos. Sergio Agüero la rompe en el
Manchester City inglés. Angel Di María anda muy bien en el París Saint-Germain
francés. Pero con la camiseta celeste y blanca están en deuda hace mucho
tiempo. Demasiado. Hay que apelar a la memoria para recordar algún partido en
el que el Kun haya sido desequilibrante o que el Fideo se haya puesto el equipo
al hombro. Y son jugadores que los convocan para eso, para marcar la
diferencia.
Di María se perdió las últimas finales que jugó Argentina.
Tres finales, tres lesiones: así de coincidente fue todo. Llegó a reconocer que
estuvo a punto de renunciar a la Selección y que las frustraciones casi lo
mandan al psicólogo. Al final evitó el diván y siguió.
Agüero llegó en una pierna a la final con Alemania en Brasil
2014. Al año siguiente, levantó: en la Copa América 2015 convirtió tres tantos
en cinco partidos y fue el goleador del equipo. En la Copa América Centenario
que se disputó hace cuatro meses en los Estados Unidos, volvió a ser el Kun
irregular de los últimos años.
En el repaso por los momentos más destacados de la Selección
en los últimos años, aparece alguna salvada de Mascherano, una gran atajada de
Romero, los goles que se perdieron Rodrigo Palacio y Gonzalo Higuain, chiches
de Messi, por supuesto, y poco más. Agüero y Di María no salen en ninguna foto.
Puntos de encuentro. El avión procedente de Inglaterra llegó
a Lima con cuatro jugadores argentinos. El Patón Bauza, en realidad, había
convocado a cinco de los que juegan en la Premier para el partido del jueves
ante Perú. Pero del avión sólo bajaron Otamendi y Zabaleta, del City, y Rojo y
Romero, de United. ¿El ausente? Agüero. Ocurrió que cuando planificaron los
viajes, la idea era que el Kun viajara a Barcelona para reunirse con Messi y
desde ahí los dos compartieron el vuelo a Lima. Al final, Leo se lesionó y se
quedó en España, pero Agüero ya tenía el recorrido armado y lo respetó.
Ese vínculo es inquebrantable. Si hay dos jugadores que
Messi considera amigos, o por lo menos sus mejores amigos dentro del plantel
argentino, son precisamente Agüero y Di María. Ahí se podrían encontrar
argumentos para responder a interrogantes que dentro de la cancha no tienen
respuestas.
Lo dice Dolina: un equipo de amigos es invencible. Aunque a
veces ocurre que no, que las cosas no salen como se planearon, que algo no
funciona como debería y se pierde una final, y otra, y otra. Entonces la
ecuación cambia. Lo verdaderamente invencible no es un equipo de amigos, lo
verdaderamente invencible es la amistad.
Fuente 4-4-2 Perfil

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