Leo salió lesionado tras un doble choque ante hondureños.
Sintió un dolor la espalda y no pudo seguir jugando. Dejó la cancha caminando y
luego fue al vestuario. Le hicieron una ecografía y no hay lesión ósea.
Así se retiraba Messi del Estadio del Bicentenario.
Por Luis Castro
Messi está tirado, no se mueve. Silencio que mete miedo.
Tendido, inmóvil, como el corazón de Martino. Oscuridad. Le duele la zona
intercostal izquierda. Ese taco mágico que dibujó en el aire le costó muy caro.
El choque en el piso con la rodilla de Morazán le dolió a un país entero. A nueve
días del debut con Chile en la Copa América Centenario, Leo encendió una alarma
que sonará -y muy fuerte- hasta que se lo vea otra vez con la cinta de capitán.
Apenas se levantó del suelo habló por lo bajo con Daniel Martínez, el doctor, y
ya se olfateaba algo malo. Salió, se paró sobre la línea, amagó con volver a
entrar luego de una rotación de cintura que le pidieron que hiciera, pero no
pudo. Incluso, el dolor le impedía girar hacia atrás. Le costaba respirar. Y
que salga un tipo que no lo hace ni aunque le falte una gamba, generó aún más
preocupación.
A los 12' del ST dejó de importar todo, ya nadie se acordaba
del golazo de Higuaín, menos de la innovación táctica del Tata. A cada segundo
aumentaba la barrita de temor. Y a cada segundo se iban conociendo, de a
puchos, novedades desde el vestuario, a donde lo acompañó prácticamente una
comitiva. Allí le realizaron una ecografía para ir descartando una lesión ósea.
El dolor aumentaba. ¡Parecía una joda! La hinchazón en la zona afectada impidió
analizar con detalles la gravedad, algo que suele ocurrir en estos casos. Por
eso, y mientras el partido aún se jugaba, lo trasladaron a la clínica CIMAC
para hacerle una placa y una posterior resonancia magnética, estudio que
permite una mejor y más clara observación en la parte lumbar. "Esperemos
que no sea nada, en un partido así podés correr riesgos. Ojalá que sea el golpe
y nada más", rezaba Masche mientras el Tata buscaba una explicación.
"Messi sufrió un traumatismo en el lado izquierdo de la
zona lumbar y la parrilla costal". El primer parte médico, minutos después
de que finalizara el partido, no llevó tranquilidad. Menos aún cuando Leo llegó
a la clínica y a esa definición técnica le agregaron la palabra
"vertebral" y ni se imagina cuando se conoció que fue un fuerte
hematoma lumbar cerquita de una fisura. Sin embargo, a las 23.40 se conoció el
parte oficial (ver aparte) que de alguna manera hizo que se esfumaran, de a
poco, las caras de preocupación. Ya de vuelta en el hotel Del Bono, y con la
tranquilidad de los propios médicos que por un momento temieron algo peor, el
ánimo era otro muy distinto al que había un par de horas antes cuando el 10
pegó contra el suelo.
A Leo no lo van a tumbar ni aunque en los próximos días
tenga que afrontar tres viajes muy largos (ver aparte). No lo van a tumbar ni
aunque haya venido a este amistoso asumiendo un compromiso que, sabiendo que
aún debe declarar ante la Justicia en Barcelona, podía haber evitado. No lo van
a tumbar porque busca revancha, la tercera final tiene que ser la vencida. Y no
lo van a tumbar porque quiere ser campeón.
No lo van a lumbar.
San Juan (corresponsal).
Fuente Clarín
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