El 22/12/1988 el "Xeneize" visitó a Racing en un
partido que definía la clasificación a la Copa Libertadores. Un petardo lanzado
desde la tribuna afectó a Navarro Montoya, el choque se suspendió y resolvió la
AFA
La suspensión de partidos como consecuencia de actos
irracionales de hinchas y las resoluciones en los "escritorios" no
comenzaron el 14 de mayo pasado con la ya famosa intervención del
"Panadero" Napolitano en el Boca-River de octavos de la Copa.
Historias como estas las hay de a montones y en momentos en que el club
"Xeneize" expone su desacuerdo con la sanción de la Conmebol, cabe
recordar lo que pasó el 22 de diciembre de 1988.
Ese día Boca visitó a Racing en el Cilindro de Avellaneda.
La década del 80 fue acaso la de mayor rivalidad entre ambos clubes. Cada
partido era tomado como una batalla y el que correspondió a la última fecha de
la primera rueda del campeonato 1988/89 no iba a ser la excepción, máxime
porque en aquellos 90 minutos se pusieron en juego la clasificación directa a
la Copa Libertadores para los dos primeros de la tabla.
Racing llegó como líder del torneo con 39 puntos y Boca como
escolta, con 36. Detrás venía Deportivo Español con 35, Independiente con 34 y
Argentinos Juniors con 33 y aquel torneo tuvo la particular regla de que los
partidos finalizados en empate se definían luego desde el punto del penal y el
ganador sumaba un punto extra. Así, en la última fecha, todos buscaban su
pasaje directo a la Copa.
El Cilindro de Avellaneda estaba repleto aquel 22 de
diciembre de 1988 a las 16, hora programada para el inicio de un partido cuyo
primer tiempo dejó, en términos futbolísticos, poco y nada. La presión era
extrema y en el entretiempo los hinchas locales ubicados en la tribuna popular
comenzaron a lanzar elementos de pirotecnia y ya cuando los jugadores habían
regresado a la cancha, el arquero de Boca, Carlos Navarro Montoya, fue hacia el
arco que le tocaba defender, de espaldas a los simpatizantes de Racing, cuando de
repente cayó desplomado.
Un petardo que le había explotado a escasos centímetros
desató el caos. Los jugadores de Boca solicitaban con gestos de desesperación
que llegara un médico mientras los de Racing le pedían al árbitro, Carlos
Espósito, que tuviera piedad con su decisión mientras los hinchas terminaron de
desatar la locura con bombas de estruendo y piedras lanzadas al campo de juego.
Juan Simón, defensor de Boca, sufrió un corte en la cara y hubo corridas de
unos y otros jugadores cuando el juez decidió dar por suspendido el encuentro
luego de que como lo hiciera Rodolfo D'Onofrio en la Bombonera, el entonces
presidente de la "Academia" Juan Destéfano, ingresara al campo de
juego para intentar convencerlo de seguir jugando.
Los incidentes fueron gravísimos y entonces la decisión
final fue tomada por el Tribunal de Disciplina de la AFA. Entre el día del
partido y la resolución, Racing buscó instalar la hipótesis de que los actos
irracionales correspondían a hinchas de Boca infiltrados pero el castigo no
pudo evitarse.
Finalmente, el 5 de enero de 1989, la AFA le dio a Boca el
partido por ganado 1-0 y le descontó a Racing dos puntos al finalizar el
campeonato.
Fuente Play Fútbol
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