“Hay que llegar bien
armado a la recta final”.
Por Vicente Muglia - Beto Tisinovich - Favio Verona
De Felippe dice que le gustaría que la gente quiera a estos
jugadores, pero sabe que contagiarla depende de ellos. Se define con carácter y
ofensivo. Sueña con quedarse en el Rojo varios años y avisa: “Yo vendo laburo,
no resultados...”.
- Llegaste hace poco más de un mes. ¿Cómo encontraste al
plantel y cómo lo ves hoy?
-Estaba como todo plantel cuando no logra resultados. Nos
tocó dirigir equipos en los que estuvimos 5 ó 6 fechas sin ganar y eso nos ha
fortalecido como cuerpo técnico. Nos pasó en Olimpo, en Quilmes... Pero siempre
nos aferramos al trabajo y a una forma de jugar. El resultado llega siempre y
cuando perfecciones la forma. Hoy los veo mejor en lo anímico pero todavía
falta mucho para lo que queremos.
-¿Dónde ves la mejora, más allá de lo anímico?
-(Piensa) De
a poco van captando nuestra idea. Creo que se están dando cuenta de que con la
pelota nos protegemos. A veces parece lento el traslado, pero si es seguro y
llegamos a tres cuartos, creo que tenemos buen pie para lastimar.
-Como el segundo gol a Sarmiento, en el que hubo 12 toques
previos.
-Es la idea. Pero hicimos ese gol y dejamos de atacar.
Debemos convencernos de que si logramos convertir de una forma, hay que seguir
intentando de esa manera.
-¿Por eso en ese encuentro cambiaste delanteros por
delanteros?
-Es que a mí me gusta jugar con dos puntas. Hoy estamos
jugando con uno y medio porque Pisano nos da otra cosa, tenencia, tranquilidad...
Tiene una visión de juego importante, es rapidito... Y buscamos sociedades. Hoy
creemos que este es el equipo que mejor resultados nos va a dar.
-Trabajás bastante en la semana con la pelota. ¿Qué tan
importante es la posesión para vos?
-Muy importante. Con la posesión, el rival no te lastima y
vos podés lastimar al rival. Barcelona, el mejor equipo del mundo, basa su
juego en la posesión. Obvio que no nos podemos comparar pero creemos que de esa
forma intentás ser protagonista y te protegés.
-De afuera se ve que al equipo le cuesta recuperarla cuando
la pierde.
-Es que perdemos la pelota en momentos y lugares que no son
convenientes. Cuando la perdés en la gestación, en tres cuartos, con el equipo
desplegado, no tenés forma de marcar.
-Esa falencia se notó el sábado con Talleres.
-Claro. Hubo mucha imprecisión y mucho apuro. Lo que
tratamos de hacer, desde que llegamos, es darle tranquilidad al equipo y
trabajar mucho en lo colectivo. Si el equipo funciona, las individualidades se
potencian. Si el equipo no funciona y le das toda la responsabilidad a las
individualidades, que no están bien, no sirve.
-Ese apuro lleva a abusar del pelotazo.
-Sí. Se notaba eso cuando llegamos. Y con el pelotazo, el
equipo queda largo y todos los rechazos son del rival. Así, en vez de atacar te
tenés que defender. Y con un equipo largo, no tenés zona de gestación. Nosotros
tenemos que tratar de jugar cada día un poco mejor. Pero eso no se logra de un
día para el otro.
-¿Pusiste a Zapata por adentro porque Razzotti y Alderete no
pueden jugar solos en el medio?
-Cuando vos llegás a un club, siempre debés adaptarte a lo
que tenés. Hay que ver la historia del jugador, cómo viene, a qué está
acostumbrado. Tratar de ir buscando la forma del equipo y no querer hacer algo
que no convenga. En todos los equipos en donde estuve, siempre jugué con un
solo cinco. Pero acá, por ahora, no lo puedo hacer.
-Cuando llegaste, Montenegro quedaba muy expuesto si no
generaba juego. Hoy se lo ve más rodeado. ¿Buscaste eso?
-Sí. Creemos que no está bueno darle toda la responsabilidad
a un solo jugador. El fútbol es conjunto. Si un solo jugador genera todo, el
rival le pone una doble marca y chau. ¿Y los compañeros qué hacen? ¿Siguen
mirando desde un costado? En vez de tirarle una bolsa de cemento en la espalda
a Rolfi y decirle “hacé todo”, le tenemos que facilitar las cosas. A él, a
Pisano... Darles opciones. No podemos esperar que uno haga todo.
-Se suele encasillar a los técnicos en ofensivos, tácticos,
motivadores... ¿Cómo te definís vos?
-A mí me gusta atacar, pero también estructurar al equipo,
que cada uno tenga una responsabilidad.
-¿Sos pragmático?
-Sí, me adapto. Por ejemplo, yo siempre jugué con dos
delanteros, nunca lo negocié, pero vemos el momento... Si el equipo está
inseguro e impreciso, puedo poner 5 delanteros pero es probable que me coma 5
goles. En la medida de que el equipo empiece a dar señales de confianza, iremos
cambiando.
-¿Sos de hablar mucho con los jugadores?
-Sí. Y me gusta observarlos. A veces no hace falta
preguntarles cómo se sienten porque los estás viendo, convivís con ellos. Hay
pibes que los ves y están sufriendo la situación, no están sueltos. Pero sacar
a un jugador cuando las cosas vienen mal es hacerlo responsable. Hay que darles
tranquilidad. Si los resultados se empiezan a dar, te aseguro que hay jugadores
que en seis meses no los van a reconocer.
-¿En qué cambia la B Nacional de la Primera?
-Lo principal es el tiempo y el espacio. Hay jugadores que
en Primera resuelven en dos o tres tiempos. Hasta en uno. Y por ahí en otras
categorías se pierde mucho en la recepción y el pase. La clave en el fútbol,
para mí, pasa por tratar de resolver bien en el menor tiempo posible.
-Estuviste en el club como ayudante de Falcioni. ¿Notás que
en ese momento la gente les exigía buen juego y ahora, con el equipo en la B
Nacional, el hincha quiere ganar y ascender sin importar tanto la forma?
-Es probable. Cuando llegamos a un club siempre nos
interiorizamos de su historia. Uno debe adaptarse a eso, pero más importante es
el momento que vive ese club cuando asumís. Con la historia no vamos a ganar.
Para que Independiente recupere el paladar negro lo que debe hacer es darles
confianza a los jugadores e iniciar un proceso de crecimiento sin dejar de lado
su historia. Hoy Independiente necesita sumar, pero no es que si lográs eso
luego te relajás. Hay que seguir trabajando en la forma, que con el tiempo nos
tiene que llevar a parecernos a la historia del club. Hoy debemos adaptarnos a
la B Nacional, que el equipo gane en confianza, y con el tiempo podremos empezar
a honrar la historia del club.
-¿Sentís que sos un “enfermo” del fútbol?
-Sí, je... Tengo varias peleas en casa con mi hija de 6
años. Entre los dibujitos y los partidos discutimos mucho. A veces es pelea o
si no, grabo las cosas. Nos gusta ver fútbol. Nos dedicamos a esto y con todos
los medios que hay hoy no podés estar desactualizado.
-¿Cuántas veces ves videos del rival de turno?
-Varias. Tenemos un compacto de una hora de los últimos
cuatro partidos. Después hay otro resumen, de 20, 25 minutos, que le pasamos al
plantel. También ven nuestro último partido para corregir errores.
-El plantel, chocho...
-Y... hoy un pibe no te mira un partido de dos horas. Por
eso alguno me debe querer matar con tantos videos...
-¿Cómo hacés para mantener la atención?
-No sé cómo hago pero la mantengo, je...
-¿Te gustaba ver videos cuando eras jugador?
-Me fastidiaba. Es más, cuando Falcioni pasaba los videos en
Banfield, yo como ayudante me sentaba último. Y cuando Julio rebobinaba, me
enojaba, je... Hoy, estando acá, los chicos deben pensar lo mismo. Está bien
que se fastidien, pero las cosas te quedan grabadas. No puedo no pasarlos.
Quizá, cuando el equipo funcione como pretendo, empiece a aflojar con los
videos. Aunque yo los voy a seguir viendo. Igual, aclaro que mirar videos no
significa que trabajás. Terminemos con el verso. El secreto está en lo que
hacemos dentro de la cancha. El video es una herramienta. Vos tenés que
convencer al jugador de lo que querés que haga.
-Bianchi decía que el secreto estaba en decirles algo a los
jugadores y que ellos se lo crean.
-Exactamente. Si vos tenés un argumento claro y lo sabés
plasmar, en la cancha se va a ver un equipo que sabe lo que quiere.
-Estuviste diez años al lado de Falcioni. ¿En qué te parecés
y en qué no?
-Creo que me parezco mucho a Julio.
-A vos se te nota con un estilo más ofensivo.
-Son formas... Julio te plantea el partido de una forma que,
si no te das cuenta, perdés. Te guste o no su estilo, a veces te hace un gol y
no le entrás más. Y no es un defecto. A algunos les gusta tener más al pelota,
otros son más directos...
-¿Sos duro como técnico? Dicen que fue muy fuerte tu charla
en el entretiempo con Huracán, cuando iban 0-0 con uno más.
-No me considero duro. Sí tengo carácter. Con Huracán
necesitaba una reacción de los jugadores. Pero no les falté el respeto. Eso sí,
el mensaje de afuera hacia adentro tenía que ser claro en ese momento. Y más
allá de haber ganado, lo positivo es que en el segundo tiempo vi una reacción.
-¿Cómo sentís hoy el clima y el estado de ánimo de los
hinchas?
-Veo que las cosas se han calmado, que la gente está más
tranquila. A mí me gustaría que el hincha quiera a estos jugadores. Lo
entiendo, eh. Todos me dicen qué le pido al hincha. Yo no le pido nada, ¡le
agradezco! Que venga a la cancha a vernos, con Independiente en la B, es para
agradecer. Nosotros tenemos que contagiar a la gente. Jugando bien, siendo protagonistas...
Si voy a un recital y el cantante canta mal, ¿qué voy a decir? ¡Que me
devuelvan la plata! Queremos que el hincha, con lo que le demos, nos empiece a
apoyar.
-¿Te ves por muchos años en el club?
-Ojalá. Me gustaría. Pero sé cómo es el fútbol argentino. No
es fácil sostenerse en un lugar. Yo vendo laburo, no resultados. Nunca dije
“vamos a ser campeones”, sí “vamos a trabajar”.
-En tu primera conferencia dijiste que aspirabas a estar
entre los cuatro o cinco primeros a fin de año.
-Sí, estar cerca. No me gusta meterle al jugador la presión
de que hay que estar primeros. El torneo es largo. Hay que llegar bien armado a
la recta final. Para nosotros es clave la pretemporada. Para que el jugador
sepa bien lo que queremos. Somos exigentes con nosotros mismos y también con
ellos.
-¿Es lo mismo ser campeón o ascender?
-Creo que salir campeón sería la frutilla del postre. La
necesidad hoy pasa por ascender. Pero el título seguro tendría otro gustito.
Fuente Olé
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