Al Polaco Menéndez se le abrió el arco. (Télam)
Por Favio Verona
Cristian Menéndez rompió una sequía de 644 minutos sin
convertir. “Espero que esto sea el inicio de una larga racha goleadora”, deseó.
Su gol llegó en el momento justo. Cuando comenzaba a ser eje
de críticas arreciantes, cuando los murmullos inundaban el estadio y empezaban
a transformase en gestos de reprobación, cuando varios ya apelaban al insulto y
las fronteras de la paciencia estaban a punto de ser traspasadas, ese zurdazo
mordido pero providencial condujo a Cristian Menéndez hacia la redención. Su
relación con los hinchas estuvo a punto de quebrarse, pero el delantero logró
sepultar la sequía que lo atosigó durante ocho partidos y se retiró aplaudido.
Respiró con la certeza de que tendrá una vida más.
Por eso el grito contenido, la corrida desenfrenada, la
explosión incontenible. “El gol fue aliviador porque no sólo sirvió para que el
equipo gane, sino que además fue un desahogo personal. Necesitaba mucho
convertir, estaba cada vez más ansioso y nervioso porque pasaban los partidos y
el gol no llegaba. Esperé este momento desde que llegué al club y todavía lo
estoy disfrutando”, expresó el punta aún acompañado por una sonrisa que lo
había abandonado desde que comenzó el torneo. “Iba a ir al pase que dio Zapata
y cuando veo que le quedó a Montenegro hice un paso para atrás para despegarme
de los defensores y quedar solo. La realidad es que le quise pegar cruzado,
pero por suerte la pelota se metió al lado del palo”, describió.
La racha negativa se extendió por 644 minutos y la presión
ya comenzaba a tornarse insostenible.
Por sus características, Menéndez nunca estuvo acostumbrado
a convivir con la obligación de tener que convertir con asiduidad. Tanto en
Lanús como en Quilmes, no se desenvolvió como referencia neta de área sino que
se encargó de hacer el trabajo sucio, de pivotear, arrastrar marcas, bajar
pelotazos. “Estaba preocupado porque pasaban los minutos y no encontraba las
situaciones para marcar. Por suerte tuve una y la pude meter. Espero que esto
sea el inicio de una larga racha goleadora”, deseó el atacante, a quien De
Felippe le exigió movilidad y le pidió que se adelante para adueñarse del área
y evitar recibir de espaldas al arco. El inminente retorno de Parra, quien se
perdió los últimos dos partidos por una contractura, podría llevarlo a perder
su lugar si el técnico no decide modificar el esquema. Pero el Polaco no se
resigna: “Voy a dar pelea”.
Fuente Olé
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