Hernán tiene pretendientes de México y aún le quedan dos
meses de recuperación.
Por Favio Verona
De Felippe quiere que Fredes siga cuando se recupere de su rotura de ligamentos. Como no ocupa cupo, la CD intentará darle el gusto.
El fracaso estruendoso del último mercado de pases redujo el
margen de error en forma drástica. Con apenas dos cupos de refuerzos
disponibles y varios baches por tapar, la coyuntura no admite errores. Omar De
Felippe ya comenzó a estudiar cuáles son los puntos débiles del equipo y sabe
que será crucial acertar en las incorporaciones para tener posibilidades
concretas de consumar el ascenso. “Independiente tiene un plantel
desbalanceado”, fue la conclusión a la que arribó el cuerpo técnico. Se
advierte con facilidad que el Rojo posee superpoblación en algunos puestos y
escasez de variantes que conllevan a la improvisación en otros. Los dirigentes
deberán ingeniárselas para cubrir varios agujeros. Y en épocas de pobreza
franciscana, el técnico ya avisó que no desechará recursos. “Todavía no sé
cuántos refuerzos vamos a precisar. Lo voy a evaluar de acá a diciembre”,
comentó el jueves tras el empate 1-1 con Unión.
Hernán Fredes emerge como una pieza importante si se
contempla el contexto en el que está inmerso Independiente. El volante se está
recuperando de la rotura del ligamento anterior de su rodilla derecha que
sufrió el 15 de junio, cuando el Rojo cayó ante San Lorenzo por 1 a 0 y se
decretó el descenso. Hace tres semanas comenzó a realizar trabajos de campo que
se intensificarán progresivamente en los próximos días. “Vamos a contar con él
cuando se recupere. Ha hecho bien las cosas y nos puede aportar mucho”,
reconoció De Felippe, quien era ayudante de campo de Julio César Falcioni
cuando el Emperador lo hizo debutar en Primera el 28 de febrero de 2006 ante
Quilmes (0-0).
Fredes tenía todo acordado para emigrar hacia Tigres de
Monterrey, pero su lesión frenó la transferencia. El interés por el volante
continúa vigente en México, aunque los dirigentes del Rojo harán todo lo
posible para retenerlo y darle el gusto a un entrenador que está haciendo
malabares con la materia prima disponible. Si el mediocampista opta por
permanecer en el club, no ocupará cupo, pero deberá sortear un obstáculo: la
resistencia que genera en la gente. “Me putean hasta cuando no juego”, confesó
en alguna oportunidad el volante que la semana pasada se agarró a trompadas con
un hincha en la calle.
Fuente Olé
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