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lunes, 20 de agosto de 2012

El cambio es ahora




Por Rodrigo Volpi

Todo ciclo tiene su final y este no tiene un desenlace feliz.

Independiente está en la situación más crítica de toda su historia.

Quedan 35 fechas para salvarse del descenso directo que tanto asusta a los hinchas. Son 105 puntos en juego y el equipo debe sacar al menos 60. Cristian Díaz no encuentra la vuelta y los números hablan por sí solos. No se puede esperar más.

Javier Cantero, con aciertos y errores, quiso apostar a un entrenador sin experiencia para el momento crítico del club luego del recordado 5-4 ante Boca y el resultado fue negativo. Díaz dirigió 20 partidos por torneos locales en Independiente. Dos fueron como interino, pero los últimos 18 de manera consecutiva. En estos 18 encuentros acumuló 5 victorias, 6 empates y 6 derrotas. Además, no consigue la victoria desde hace 10 partidos. Su equipo no tiene una idea de juego marcada, le cuesta horrores generar situaciones de gol, jamás se repiten formaciones y los cambios tienen una clara intencionalidad defensiva.

¿Cómo se hace para seguir así? Si Independiente estuviera en otra situación en cuanto a los promedios, tal vez habría un margen de error para la prueba. Pero los tiempos son determinantes. El presente actual es un calco de lo que vivió River en la temporada 2010/2011. Todos bajaron a tierra cuando faltaban tres fechas para terminar. El destino del Millonario fue el descenso. La diferencia con ese caso es que la dirigencia de Independiente está a tiempo de pegar un volantazo potente para cambiar el alarmante rumbo.

Hay material de sobra para hacer un buen papel, pero ni los mismos jugadores entienden a qué juegan. Existe una frase que reza: “Al equipo no le llega el mensaje del técnico”. Aplica de manera perfecta a la realidad.

La estabilidad del entrenador pende de un hilo. ¿Para qué estirar la agonía? ¿Para qué arriesgar los puntos ante Arsenal? Equivocarse es de humano, pero reconocer los errores es de sabio. Está claro que cuando un técnico pasa a depender de un partido para seguir, el lazo está roto. Ya habrá lugar en el futuro para otras oportunidades justificadas con la experiencia ganada. Hoy, la urgencia pide a gritos espaldas anchas y pergaminos reconocidos en el puesto. El cambio es ahora.



Fuente LxR

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