Por Rodrigo Volpi
Todo ciclo tiene su final y este no tiene un desenlace
feliz.
Independiente está en la situación más crítica de toda su historia.
Quedan 35 fechas para salvarse del descenso directo que tanto asusta a los
hinchas. Son 105 puntos en juego y el equipo debe sacar al menos 60. Cristian
Díaz no encuentra la vuelta y los números hablan por sí solos. No se puede
esperar más.
Javier Cantero, con aciertos y errores, quiso apostar a un
entrenador sin experiencia para el momento crítico del club luego del recordado
5-4 ante Boca y el resultado fue negativo. Díaz dirigió 20 partidos por torneos
locales en Independiente. Dos fueron como interino, pero los últimos 18 de
manera consecutiva. En estos 18 encuentros acumuló 5 victorias, 6 empates y 6
derrotas. Además, no consigue la victoria desde hace 10 partidos. Su equipo no
tiene una idea de juego marcada, le cuesta horrores generar situaciones de gol,
jamás se repiten formaciones y los cambios tienen una clara intencionalidad
defensiva.
¿Cómo se hace para seguir así? Si Independiente estuviera en
otra situación en cuanto a los promedios, tal vez habría un margen de error
para la prueba. Pero los tiempos son determinantes. El presente actual es un
calco de lo que vivió River en la temporada 2010/2011. Todos bajaron a tierra
cuando faltaban tres fechas para terminar. El destino del Millonario fue el
descenso. La diferencia con ese caso es que la dirigencia de Independiente está
a tiempo de pegar un volantazo potente para cambiar el alarmante rumbo.
Hay material de sobra para hacer un buen papel, pero ni los
mismos jugadores entienden a qué juegan. Existe una frase que reza: “Al equipo
no le llega el mensaje del técnico”. Aplica de manera perfecta a la realidad.
La estabilidad del entrenador pende de un hilo. ¿Para qué
estirar la agonía? ¿Para qué arriesgar los puntos ante Arsenal? Equivocarse es
de humano, pero reconocer los errores es de sabio. Está claro que cuando un
técnico pasa a depender de un partido para seguir, el lazo está roto. Ya habrá lugar
en el futuro para otras oportunidades justificadas con la experiencia ganada.
Hoy, la urgencia pide a gritos espaldas anchas y pergaminos reconocidos en el
puesto. El cambio es ahora.
Fuente LxR

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