Mejor no hablar de
ciertas copas
Viatri intenta
consolar a Silva, golpeado.
La eliminación trajo
mala onda. Los jugadores se fueron sin hablar y los dirigentes, calientes. Hay
preocupación.
La eliminación cayó
con el peso de lo imprevisto. Es cierto, en un duelo mano a mano la chance de
quedar afuera está implícita, pero puertas adentro del búnker xeneize el
optimismo podía más que un simple juego de probabilidades. En los papeles, un
triunfo en cancha del equipo más golpeado del fútbol argentino, que perdió a su
entrenador el último fin de semana y que se debate en el lodazal del descenso
no parecía ser el rival más duro para un equipo como Boca, muy acostumbrado a
este tipo de paradas. Pero ocurrió: afuera de la Sudamericana en primera ronda.
¿Y ahora? El clima en el vestuario se cortaba con una cuchara. La fila india
apuntó al micro con las miradas perforando el piso. Ninguno habló (el único fue
Cellay). Silencio puro, nada de música, claro, mejor no hablar de ciertas
cosas...
Santiago Silva fue el
primero en irse... Pero no se fue en el ómnibus con el resto del plantel. Salió
apurado con Matías Caruzzo, con cara de mejor ni me hablen. Ambos subieron a
una camioneta y se perdieron en la noche. Los que estaban con más cara de
preocupación eran los pibes y muchos de los que jugaron el sábado en Santa Fe
contra Unión, que ahora ven que con una sola competencia no habrá muchas
chances de ir al banco, menos de jugar. Sin ir más lejos, Cristian Erbes,
titular ante el Sabalero, ayer no fue ni suplente...
La postal se repitió
entre la generosa delegación de dirigentes que llegó con el equipo (Angelici,
Crespi, Martucci, Requejo y Paolini) y que bajó al vestuario, pero evitó hacer
catarsis en público de la dolorosa eliminación. Y... en esta foto nadie quiere
salir...
Fuente Olé
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