La Selección jugó mal, apenas empató 1-1 contra Bolivia en
el Monumental y se fue silbada. Martins (ST 10m) adelantó a los visitantes al
aprovechar un regalo de Demichelis, y lo empardó Lavezzi (ST 14m).
Argentina empató 1-1 contra Bolivia en un Monumental
semivacío y volvió a quedar en deuda. Ante el peor equipo de Sudamérica la
Selección hizo un partido muy flojo y, pese a tener un largísimo camino por
delante, comienza a resignar puntos que en la previa tenían que estar en el
bolsillo.
El primer tiempo fue tan previsible como aburrido. Argentina
monopolizó la pelota ante un rival muy limitado y que salió a jugar con una
línea de cuatro defensores y otra de cinco volantes, para tratar de llevarse el
punto que valía el cielo. Y ante eso, el equipo de Sabella desnudó muchas de
sus miserias: no tiene sorpresa y carece de juego asociado.
Con Messi sin sus luces para el desequilibrio individual, lo
mejor fueron las ganas de Gago, las subidas de Clemente por la banda izquierda
y algunas contadas apariciones de Pastore, quien a los 33 de la primera parte,
desairó a un defensor con un lindo caño y luego sacó un zurdazo que viajó al
palo. Arias, el arquero visitante, apenas si tuvo que responder ante un débil
remate de la Pulga.
Lo de Bolivia en ataque fue directamente inexistente. Recién
a falta de cinco minutos tuvo que intervenir Romero para embolsar una masita de
Escobar. La presencia de cuatro defensores para contener a Martins era un
desatino.
En el comienzo del complemento, cuando nada pasaba,
Demichelis cometió un error garrafal en el fondo, le regaló la pelota a Martins
y el delantero boliviano no perdonó ante Romero. El 1-0 fue un golpe inesperado
para la Selección, se repetía la historia de la última Copa América.
Con la desventaja, Sabella mandó de inmediato a Lavezzi por
el inexpresivo Ricky Alvarez... y, en su primera intervención, el Pocho empató
el partido al definir con categoría tras un pase de Messi. Iban 14 minutos del
complemento y la Selección, ante su falta de fútbol, podía ayudarse del empuje
anímico.
Después dilapidar un rato a puro nerviosismo, lo mejor de
Argentina se dio de los 25 en adelante. Estuvo cerca Zabaleta, Messi tuvo dos
propicias en las que definió mal, Higuaín se equivocó en una clarita al
preferir el pase al remate al arco y Lavezzi cabeceó afuera desde una posición
inmejorable. Así se fueron agontando las vueltas del reloj y la paciencia de la
gente, que ya no sabe cómo soportar tantas decepciones.
Fuente T&CSport

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