Gabriel
Milito atraviesa uno de los momentos más difíciles de su carrera como
entrenador y en Soy del Rojo te contamos los motivos.
El
Mariscal, quien asumió la conducción de Atlético Mineiro con grandes
expectativas, se despidió del cargo tras una serie de resultados negativos que
marcaron su etapa en el equipo brasileño.
La
situación alcanzó su punto más crítico tras la final de la Copa Libertadores.
Ahí el Galo cayó sin mostrar el nivel de juego que se esperaba.
Ese golpe,
sumado a un rendimiento irregular en el campeonato doméstico, terminó por
definir el futuro del ex Independiente en la institución. La directiva tomó la
decisión de cesarlo de sus funciones, buscando un cambio de rumbo para el
equipo.
A pesar de
ser un técnico joven y con una propuesta futbolística interesante, no logró
consolidar su estilo en Atlético Mineiro. Este desenlace, sin dudas, no era el
que el protagonista había imaginado al llegar a uno de los clubes más
importantes de Brasil.
El Mariscal
deberá reflexionar sobre esta experiencia y seguir adelante, sabiendo que este
tipo de situaciones forman parte del camino en el fútbol profesional.
Su talento
y ambición seguirán siendo su motor para futuros proyectos, aunque, por ahora,
es momento de hacer un balance y recargar energías para lo que venga.
Inició muy
bien e incluso ilusionó a la torcida del elenco Galo, pero fue a menos y
terminó dejando una imagen bastante deslucida.
“Queríamos
ver la cara de la victoria y no pudimos. Por eso el dolor, la tristeza. Por eso
agradecerle a la gente de Atlético Mineiro que vino hasta Buenos Aires, que
seguro hizo un gran esfuerzo para acompañar y buscar esa Copa Libertadores.
Siento mucho dolor por ellos y los jugadores que se brindaron al máximo y no
pudo ser”, advirtió en la conferencia de prensa posterior a la final.
Fuente Soy del Rojo
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