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jueves, 18 de abril de 2024

Independiente deberá levantar otra inhibición: la mental

Foto: ph.arita

 

Por Nahuel Lanzillotta


El de Carlos Tevez está lejos de ser un equipo de autor y, aún cuando tiene todo a favor y parece estar en su noche, se autoboicotea por su fragilidad anímica.

 

Todavía se le busca alguna explicación de lo que pasó en la fatídica noche del lunes en Avellaneda. La incredulidad dejó absortos a todos. Algunos hinchas se descargaron puteando un poco, pero la gran mayoría no tenía fuerzas ni para eso y se fue de la cancha con la tristeza a cuestas, una vez más. ¿Qué le pasó a Independiente en el segundo tiempo ante Talleres? ¿Por qué no pudo sostener todo lo muy bueno que había hecho en la primera parte?

 

Toda la irregularidad que el equipo de Carlos Tevez venía mostrando de fecha en fecha a lo largo de la Copa de la Liga la demostró de un tiempo al otro en el Libertadores de América “Ricardo Enrique Bochini”. Fueron dos caras opuestas de un mismo equipo. Y ese entusiasmo que había generado con autoridad y un juego punzante en los 45 minutos iniciales se esfumó ante el primer cachetazo del rival, lo que habla de una fragilidad anímica alarmante.

 

Pareció haber entendido de arranque al fin lo que se estaba jugando, Independiente. Pareció haber recuperado ese corazón valiente del comienzo del ciclo de Tevez, caracterizado por la intensidad, las ganas y no entrar al campo con los “zapatos de baile”, como el propio Apache había declarado en su conferencia de prensa de presentación.

 

Independiente superó en todas las líneas a un Talleres siempre peligroso y mejor armado en plantel. Lo atosigó. Casi no lo dejó pasar la mitad de la cancha (apenas una jugada de peligro generó la T: un tiro libre de Botta que se fue cerca). Y lo golpeó en momentos exactos con el efecto sorpresa. La inclusión de Adrián Spörle como volante izquierdo y no como lateral fue todo un acierto ya que el ex Banfield pisaba el área de enfrente siempre libre. Lo hizo en el 1-0, de hecho.

 

El Diablo sacó ventaja de dos goles y, encima se fue al descanso con un hombre más. El panorama era inmejorable. Sin embargo, ni teniendo todo a favor este Independiente se permite disfrutar. El rápido y fortuito gol de Federico Girotti, ayudado por un desvío en Tata Martínez, lo llenó de miedos y le borró toda seguridad al local.

 

En la jugada siguiente, apenas tres minutos después, Talleres se aprovechó de esa endebleza roja. Un tiro libre. Una segunda pelota que entró desde el costado. Y un solo jugador visitante que saltó ¡en el área chica! Rodeado por cinco hombres de Independiente más un Rodrigo Rey espectador. Nadie se movió. Todos se miraron buscando echarle la culpa al de al lado. Todos la tuvieron.

 

Desde ahí, el Rojo sufrió. Quedó encadenado a una de las inhibiciones más preocupantes que lo persigue y no se trata de algo económico. Independiente también está inhibido mentalmente. Es un plantel que se encuentra psicológicamente vulnerable y que parece quebrarse en los momentos más delicados. Como un castillo de naipes que se desmorona ante la primera brisa.

 

Es cierto que supo encontrar momentos o algún que otro partido en los que logró demostrar mayor solvencia, como al levantar contra Barracas Central y contra River. Pero no puede ir más allá. No se permite extender esa actitud en el tiempo. Y construir así es muy difícil.

 

Está claro que puntualmente el partido del último lunes encuentra en los futbolistas a sus principales responsables. No obstante, la clasificación no se pierde en ese único encuentro. Son 14 las fechas que pasaron y ahí es donde el peso también recae sobre la espalda del entrenador, que no tuvo éxito en ese lapso en inculcarle una idea a sus dirigidos.

 

Independiente es un equipo que no está convencido de lo que tiene que hacer en el campo. Y eso lo lleva a dudar. Esas dudas le abren la puerta a los temores que aparecen cuando el panorama se complica. Sin dudas es uno de los aspectos fundamentales en los que deberá trabajar Carlitos para cambiarle la cara a su Diablo.

 


Fuente Infierno Rojo


 

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