Por Javier Brizuela
Una de las
palabras más buscadas desde el pitazo final ante Talleres, que decretó un nuevo
fracaso futbolístico del club, era la del Presidente.
Néstor Grindetti
se retiró del estadio sin realizar declaraciones, y soportando los insultos de
varios socios, uno de los cuales lo increpó equivocando los modos, porque hasta
lo empujó.
La máxima
autoridad del club, habló mostrándose a
favor de la continuidad del entrenador.
Más allá de esto,
hubo un momento en el que habló de la situación económica, dejando frases que
son preocupantes.
El mandamás
declaró:
"El club
está equilibrado económicamente, pero la pelota no entra, el fútbol es
así".
Luego agregó, con
algo más de cordura:
"Entiendo
cómo piensa el hincha, pero yo trato de hacerlo con más frialdad y templanza,
porque soy el Presidente y tengo la responsabilidad de que esto no se
desorganice".
Alguien le
debería decir que Independiente está inhibido y debe afrontar pagos por más de
cinco millones de dólares (pueden ser más, porque están por caer nuevas
inhibiciones). También que por el mal armado del plantel y el pésimo nivel
mostrado en el torneo, no se valorizó ningún jugador como para ser vendido.
Y que no hay
hasta el momento pruebas fehacientes de que el déficit operativo haya bajado
significativamente, porque solo lo repiten sin demostrarlo.
Por último, si
esto ocurrió (ojalá así sea), es gracias al aporte de los socios que pagaron en
la colecta, reventaron la cancha, metieron récord de abonados y soportaron los
constantes aumentos.
El hincha le dio
un respaldo histórico a la institución, como nunca antes visto.
Y no solo no
recibió nada a cambio, sino que aún está esperando esa ingeniería económica,
que pregonaron tanto en campaña, pero que nunca llegó.
Fuente Orgullo
Rojo
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