Por Matias Carusso
Independiente fue goleado 3-0 por Unión y se hundió aún más
en el fondo de la tabla, precisamente ante un rival directo que ya lo pasó. El
equipo de Ricardo Zielinski, que terminó con uno menos por la expulsión de
Baltasar Barcia, fue de paseo a Santa Fe, se arrastró por la cancha y lo
superaron ampliamente. Para colmo desaprovechó una inmejorable chance de
cambiar la cara de visitante.
Preocupante.
En un duelo signado por la urgencia de un triunfo de ambos
lados fue uno solo el que lo disputó como una final a lo largo de los 90
minutos. Unión fue el más ordenado y jugó con mucha más personalidad y ganas.
Justo lo que Independiente no demostró ni por asomo. Incluso le hizo precio. Ni
siquiera sirvió el mano a mano que tapó Rodrigo Rey con el partido 0-0 a los 9′
de la etapa inicial.
Del lado del Rojo hubo un equipo inconexo, poco agresivo y
que no supo atacar durante todo el partido. De hecho no pateó abajo de los tres
palos, porque Martín Cauteruccio no llegó a conectar la más clara. En medio de
ese desconcierto, llegó el primero del local a los 24′. Gran jugada individual
de Imanol Machuca, quien desparramó a tres rivales y dejó solo a Dómina.
Definición cruzada y 1-0. El resultado era justo.
En el entretiempo el Ruso metió mano en el equipo pero
tampoco surtió efecto. Ni Mauricio Cuero -lo mal que debe estar el resto para
que el DT lo prefiera a él- ni Rodrigo Atencio pudieron engranar. Si el primer
tiempo fue malo, el segundo fue un espanto. Unión pegó rápido y encaminó el
trámite: el 2-0 llegó con un tiro libre de Zenón a los 5′ del complemento con
la complicidad de Rey. Barcia fue expulsado unos minutos después y, con el Rojo
totalmente regalado, Machuca liquidó de contra. El 3-0 estuvo bien, aunque pudo
haber sido peor.
Independiente es una máquina de desperdiciar oportunidades y
parece no contagiarse del resto de la gente del club que está empujando por
salir adelante. La dirigencia tapa constantemente huecos de la gestión
anterior, lo puso al día en la semana al plantel y el hincha colabora hasta con
lo que no tiene por salvar a su club.
¿Los futbolistas? Una máquina de acumular decepciones cada
vez que salen de Avellaneda. Y encima se hunde en la tabla porque quedaron a
tres puntos de los dos que pelean por no descender. Desilusionante.
Fuente LxR
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