“Yo nací en Jujuy y de chiquito me fui a Salta. La verdad
que no me gusta que me digan Saltita. Quedó así y la gente me conoce más por
Saltita que Lucas”, explicó un sincero González al hablar de sus orígenes.
Acerca de su padre, ex jugador ídolo en el Lobo jujeño,
marcó:
“Mi viejo era más exigente cuando estaba en inferiores que
ahora, me dice que disfrute y sea responsable con esta oportunidad en un club
muy grande. No me habla de táctica ni nada, solo que disfrute”.
Luego, al recordar lo que dejó una nueva edición del clásico
de Avellaneda, indicó:
“Fue un clásico donde me había quedado el sabor amargo del
anterior, con el golpe en la cabeza y todo lo que pasó. Contento porque fue un
clásico muy trabado donde jugamos con el alma. Nos pudimos dar una alegría y a
la gente que siempre nos banca”.
“Yo me fui de
Argentinos cuando se fueron Borreli y Checho Batista, a la prueba a
Independiente me lleva mí mamá, era de más de 50 pibes y no me tenía fe. La que
más fe tenía era mi vieja. Me probé de cinco, me vio el Japonés Pérez que es
uno de los que me enseño y con los que hablo siempre y le agradezco”,
transmitió el surgido del club en charla con Radio La Red, al contar su
historia de superación en esta difícil carrera por llegar a la primera de un
club
Por último, quién fue uno de los puntos más altos en el
clásico de Avellaneda, reveló que pensó en abandonar el futbol hace no mucho
tiempo y cual fue su sostén para no rendirse:
“Se me pasó por la cabeza dejar de jugar cuando era suplente
en la Reserva o por ahí bajaba de división. Mi papá me decía que vaya a
Gimnasia de Jujuy, la vieja me decía que siga que iba a llegar, gracias al
apoyo que siempre me dieron hoy estoy disfrutando este momento”.
Fuente Infierno Rojo


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