Independiente se volvió un equipo que necesita si o si de los goles de Silvio Romero para ganar. ¡Mirá!
La derrota por 2-0 con Atlético Tucumán caló hondo en
Independiente. Si bien el Rojo se encuentra bien en la tabla, la caída sufrida
con el Decano desnudó las falencias que sufre el equipo, algo que con los
triunfos y el primer puesto no se veía. Uno de ellos es que, si no aparece
Silvio Romero, al más grande le cuesta.
En las primeras ocho fechas, el Rey de Copas hizo siete
goles (uno a Estudiantes, dos a Patronato, uno a Platense, uno a Racing, y dos
a Rosario Central). De todos ellos, cuatro fueron del Chino, mientras que otros
dos fueron de Andrés Roa y, el restante, de Juan Insaurralde. ¿Y el resto?
A excepción de Lucas González, que anotó en la vuelta con
Santos, hay que remontarse al semestre pasado o más para encontrar tantos de
otros futbolistas. Sebastián Palacios, por ejemplo, no anota desde la octava
fecha de la Copa de la Liga, cuando Independiente cayó 3-1 con Talleres,
mientras que Alan Velasco no convierte desde el 4 de mayo, en el empate 2-2 con
Bahía, en Brasil. Gastón Togni, por su parte, anotó con Boca el 28 de marzo.
Pasando por otros futbolistas, Jonathan Herrera infló la red
del rival por última vez el once de mayo, en la igualdad 1-1 con Montevideo
City Torque, mientras que Domingo Blanco apenas anotó en la última fecha de la
Copa de la Liga, en el triunfo 3-1 sobre Huracán. Sergio Barreto apenas anotó
un tanto con Defensa y Justicia el 18 de abril, mientras que Fabricio Bustos
hizo lo propio con Newell’s Old Boys, el 5 de marzo.
¿Y el resto? Hay que ir más atrás, al ciclo de Lucas
Pusineri como entrenador en la Copa Maradona. Lucas Romero apenas consiguió un
tanto con Independiente el 3 de enero, en la caída 4-3 con Arsenal, mientras
que Alan Soñora hizo lo propio con el Halcón, el 6 de diciembre de 2020.
Es decir, solo Andrés Roa, Juan Insaurralde y Lucas González
pudieron anotar en el actual semestre aparte de Silvio Romero, algo que deja a
las claras un gran déficit que sufre el Rojo en ataque. Los rivales enfrentan
al más grande a sabiendas de que todos los ataques terminarán en el goleador,
por lo que pierde sorpresa y se vuelve predecible. Es hora de que el resto
empiece a aparecer también, sino se hará muy cuesta arriba.
Fuente Infierno Rojo
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