Por Franco De Winne
El Rojo cerró la fase de grupos sin derrotas y con el objetivo cumplido de avanzar de ronda, pero aún le falta demostrar en el aspecto futbolístico.
Independiente clasificó a los Octavos de final de la Copa
Sudamericana tras vencer a Guabirá por 1 a 0 y de esta forma cerró su
participación en un Grupo B. Era el claro favorito para terminar primero,
aunque en el desarrollo de los seis encuentros el rendimiento fue de mayor a
menor.
Los primeros encuentros en el certamen continental marcaron
una clara diferencia de jerarquía, pero con más voluntad que con un estilo de
juego en conjunto. La misma tendencia se daría en los siguientes partidos con
los atenuantes del conflicto en Brasil y las bajas por Covid-19.
Un equipo errático con falencias en la distribución de la
pelota y en la creación de jugadas ofensivas. Sin embargo, los dirigidos por
Julio César Falcioni se las arreglaron para encontrar los resultados, ya que
ganaron cuatro encuentros y empataron dos, con una sumatoria total de 14
puntos, que lo ubican como el segundo mejor equipo en cuanto a unidades
obtenidas.
El punto a destacar es la aparición de Jonathan Herrera, quién venía con pocos minutos en el equipo, pero que en esta copa encontró un lugar entre los 11 y lo aprovecho de la mejor forma, debido a que anoto seis de los 11 tantos convertidos por el Rojo en la competencia.
En el medio de todos los partidos, un brote de coronavirus
tremendo, 4 entrenadores distintos sobre la línea de cal, lo que sufrió Julio
Falcioni, el tormentoso viaje a Brasil, lesiones y las participaciones de
muchos chicos surgidos de las divisiones inferiores.
Independiente cumple el objetivo y avanza de ronda, aunque
con más coraje que fútbol. Un equipo sin ideas, pero que es efectivo en cuanto
a resultados. Está es la realidad de un Rey de Copas que va en busca de todo
este años.
Fuente Infierno Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.