Por Lucas Campos
Un partido de fútbol, importante, como todos los partidos de
fútbol del mundo, pero rodeado de muchas versiones y covers que, una vez más,
trajeron a Antonio Pasquali a ver la segunda fase de Copa Sudamericana entre
Independiente y Águilas Doradas.
Nos sentamos en uno de los pupitres.
En mi imaginación,
Antonio no tardó demasiado en sacar un Chesterfield y prenderlo. Me miró y me
preguntó
-¿Quien dice lo que se dice?- pregunta que me entretuvo porque lo que
pasaba en la cancha era aburrido. Le retruqué diciendo, ¿qué era lo que se
decía? entonces él me dijo de las versiones y rumores de la ida del entrenador.
Le expliqué sobre quienes decían sobre esa supuesta ida, que
puede ser cierta o no. Sin embargo, Antonio no se quedó demasiado satisfecho.
Como siempre, me propuso desmontar al emisor. Me propuso replantearme ¿quien
decía aquello que se decía?
Como no pasaba mucho en el trámite del partido, me señaló
que el comentarista de la radio dijo que la gente no iba a la cancha porque no
se sentía identificada con el equipo y me propuso pensar que quizás la gente
tenía sueño, estaba cansada por el trabajo o no tenía plata ni para viajar ni
para pagar una entrada, algo razonable y mucho más entendible que esa horrible
acusación de falta de identidad.
Me hizo pensar quienes decían lo que se decía y con qué
objetivos. Qué había detrás de todo ese mensaje, del porque es más importante
pensar en la salida de un entrenador que en el juego de un equipo o en los
movimientos de Benítez o Romero o en los enormes esfuerzos de despliegue de
Pablo Pérez.
Cuando el resultado iba 2 a 0 me tentó con reconocer a las
industrias culturales como dueñas de la dirección de los medios que rodean este
deporte, algo así como la industria de los medios, que se alimentan de sangre
dulce.
Que condicionan a todos los que ven fútbol, los condicionan en los modos
de ver el deporte, de practicarlo y de pensarlo.
Cuando nos íbamos, Antonio me graficó una idea, me suspiró
-Imaginate si vos, yendo al laburo, tenés una vocecita que te dice que te van a
rajar, o que tu jefe te va a suspender, o que el tráfico no te va a dejar
llegar, o que te van a evaluar todo el
tiempo. Vos lo sabés eso, ¿hace falta que te lo repitan? llegás a tu laburo y
querés trompear al primero que se te cruce,
En realidad, eso nunca me lo dijo Pascuali, lo pensé yo.
Antonio me dijo que tanto se habla de otra cosa que al final, son escasos
minutos en los cuales nos permitimos ver fútbol. Y qué eso también puede llegar
a ser culpa del emisor o no, pero hay que problematizarlo.
Fuente De la Cuna al Infierno
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