Foto Juano Tesone
El 0 a 0 entre Independiente y Tigre resultó un paso atrás
para los dos. El Rojo, que reservó la base de jugadores, porque sigue dejando
puntos en la Superliga y falló el tercer penal al hilo. Para el Matador, porque
no aprovechó las ventajas que le dio el rival para despegarse del fondo.
Es obvio que Independiente tiene todos los boletos apostados
a la Copa Libertadores. Desde ese punto de vista, con el inminente partido del
martes ante River por la revancha de cuartos de final de la Copa Libertadores,
es racional la decisión de Ariel Holan de reservar a la base de titulares. Otra
parte de la realidad es que el 0 a 0 ante Tigre en Avellaneda resultó otro paso
atrás para el Rojo.
¿Motivos? Volvió a dejar puntos en la Superliga (a nueve
puntos del líder Racing), de las apuestas del entrenador sólo el arquero,
Milton Alvarez, estuvo a la altura; se falló el tercer penal al hilo (Verón se
sumó al de Meza contra Santos y al de Gigliotti contra Colón, sin olvidar la
eliminación ante Brown de Adrogué en Copa Argentina), se lesionó Gaibor (pierna
izquierda) y los potenciales titulares en Núñez, Alan Franco y Gigliotti,
mostraron una baja versión. En el caso del defensor, tuvo algunas pifias
graves...
Independiente apenas ganó un partido (al Sabalero) tras el
viaje a Japón para ganar la Copa Suruga.
Y este escenario negativo se dio ante un adversario que
llegó debilitado (seis puntos en las seis fechas previas) y con técnico
interino (Blengio ingresó por el Lobo Ledesma). El Matador, hundido en los
promedios, también debe lamentarse por el empate porque no capitalizó las
ventajas que le dio el rival.
Por supuesto, no es tan gravitante el análisis de un equipo
que tuvo una formación que no es la principal referencia, pero vale puntualizar
que hubo respuestas bajas, como Asís, que terminó mal la mayoría de las
jugadas; Benavídez, flojo en la distribución; Cerutti, que chocó mucho más de
lo que desniveló, y los débiles ingresos de Braian y Silvio Romero.
Independiente dio más muestras de debilidades en el primer
tiempo. En el segundo, con Domingo por Gaibor, estuvo más afirmado, aunque su
impericia para resolver fue muy evidente, al punto que sólo llegó con riesgo
por un remate de Sánchez Miño desde afuera. Las fallas fueron más individuales
que tácticas. La cabeza la tiene en la Libertadores y eso tiene un costo...
Fuente Olé
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