Por Lucas Campos
-Hay que ganar hoy, eh, estos vienen mal encima - Soltó
Luchito y apoyó instantáneamente el mate sobre la mesa- Siempre hay que ganar-
remató.
Lucho, hombre bien Sanmartiniano y que lleva en sus genes la palabra
ganar.
Sin embargo, yo sabía muy bien, que nada ni nadie le podía
sacar de la cabeza el partido con Santos por la Copa Libertadores en
Avellaneda.
El gol prematuro del Puma lo puso en un ámbito de felicidad
que dio lugar a uno buenos y bien cebados amargos con algunos complementos,
como el debate de poner a Gigliotti o a Romero.
Los empates sucesivos sacaron de la cancha a cualquier
comodidad didáctica durante el encuentro.
Independiente aún jugando mal intentaba lograr la victoria
que nunca iba a llegar.
Con algo de bronca, Luchito me dijo que estos puntos no
se nos podían escapar, que luego iban a ser importantes. Por un minuto, se
había olvidado de lo mucho que había festejado el título número 18 y los
elogios que dió a la elegante zurda de Hernández. Se posó sobre las dudas de
Burdisso y Silva e hizo un profundo repaso de lo mal que se pararon los dos
centrales.
Acusó a que Santos sería un rival muy peligroso.
Metió a San
Martín en el medio de un partido de fútbol, señalando que, los centrales de
Independiente parecían andar en mula y los de la Lepra a caballo.
Antes de enfilar para su casa, me dice:
- Cuchame, Campitos, como decía el general; "Mi mejor amigo es el que reprueba mis
desaciertos” Es por eso lo mucho que le
exijo al Rojo.
Pero yo lo contraataqué:
- Lucho, amigo mío, no tengas miedo. Independiente, nuestro
Independiente, como tu general, también ha luchado por la independencia. ¿Tenés
alguna duda que lo van a hacer el martes y encima en un lugar que se llama
Libertadores de América? Andá a dormir, dale. Seamos del Rey de Copas, que lo
demás no importa nada.
Fuente De la Cuna al Infierno


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