El Pocho iniciará su tercer ciclo en Independiente. De
Felippe lo ve con Rolfi y Pisano.
Por Vicente Muglia
Insúa firmaría hoy con el Rojo pero ya arrancó el debate:
cómo hacerle lugar en el equipo sin perder el famoso equilibrio que pregona su
DT. ¿Se viene el 4-2-3-1?
La discusión de café sobre si el regreso de Federico Insúa a
Independiente es conveniente o no debido a la delicada economía del club
quedará en segundo plano cuando el Pocho firme su contrato.
Y arrancará otro
debate, más jugoso y futbolero: ¿Cómo hará Omar De Felippe para hacerle un
lugar sin que el equipo pierda equilibrio, palabra sagrada dentro del
vocabulario del DT? La indiscutible capacidad técnica y la inteligencia para
entender el juego de Insúa aseguran un mayor y mejor control del balón, una
generosa dosis de volumen de juego y una cuota de sacrificio para ocupar
espacios a la hora de recuperar la pelota. Su presencia dentro de los 11 rompe
el esquema.
El 4-3-2-1 utilizado en el tramo final del torneo tiene sentencia
de muerte si la idea del técnico es juntar al Pocho con Rolfi y Pisano. De ahí
que surjan distintas opciones para que el trío se integre sin que el equipo
sufra.
Hoy, en la mente del entrenador, asoma con fuerza el
4-2-3-1, con los tres como encargados de la conducción y generación de juego
más Parra de punta. Del medio hacia adelante pareciera existir compatibilidad.
El Pocho conoce lo que es jugar recostado sobre la izquierda: lo viene haciendo
en Vélez y anteriormente en el 2009 en Boca, cuando el enganche era Riquelme en
el segundo ciclo de Basile en el Xeneize. Pisano, en tanto, se siente cómodo
volcado sobre la derecha, desde donde le gusta arrancar con su zurda hacia
adentro. Y Rolfi, mejor rodeado, no tendrá la pesada mochila de ser el
conductor como le ocurrió en Primera y en los primeros partidos de la B
Nacional con Brindisi en el banco. Además, claro, de conocer muy bien a sus
laderos.
El asunto, entonces, será mantener el equilibrio defensivo.
Desde que
asumió en Independiente, De Felippe insistió en la solidez. Y consiguió su
objetivo: el Ruso Rodríguez batió un récord con su valla invicta. La duda que
surge es si con el nuevo esquema táctico el equipo no pasará sobresaltos por
las bandas. Con dos laterales que seguramente no pasarán mucho al ataque como
Vallés y Morel, será clave el aceitado funcionamiento de los integrantes del
doble cinco (¿Zapata y Vidal?) para moverse hacia los costados con el objetivo
de que los rivales no aprovechen las espaldas de Insúa y Pisano. Ambos marcan
diferencia adelante y asignarles una función defensiva presupone un
debilitamiento del circuito ofensivo.
Existen otras alternativas, siempre con la idea de ser un
equipo corto como prioridad. Una opción viable podría ser un 3-3-2-2, con una
línea de tres centrales atrás (Tula, Velázquez y Morel) con dos carrileros para
hacer las bandas (Vallés o Zapata y Mancuello), un 5 que dé una mano atrás
(Vidal), un doble enganche con libertad posicional (Insúa y Rolfi) y un Pisano
más de punta para acompañar a Parra. También podría armarse un 4-3-2-1 con
Insúa y Montenegro de enlaces reeditando aquel Independiente campeón del 2002.
Aunque, ¿alguien se imagina a Pisano sentado en el banco en este equipo? El
debate está abierto. La consigna es cómo lograr el ingreso de un futbolista de
otra categoría como Insúa sin que eso erosione el equilibrio que suele pregonar
De Felippe. El técnico, como siempre, tendrá la última palabra.
Fuente Olé
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