Sabella; "Como DT, tuve que sacar todo lo que
tenía adentro"
El técnico de la Selección Argentina habló en un
100x100 imperdible. Su relación con Passarella, su pasado como jugador y como
ayudante de campo.
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Nota publicada en la edición enero 2010 de la revista
El Gráfico.
1 Si en el brindis de año nuevo del 2009, alguien te
hubiera dicho que en 12 meses estarías jugando la final del Mundial de clubes
en Abu Dhabi, ¿qué le habrías contestado? Que tenía una gran imaginación. O
unas copas de más encima.
2 ¿Qué imaginabas para el 2009 en ese momento? No tenía
nada concreto. Como Daniel (por Passarella) había decidido entrar en la carrera
para presidente de River, yo ya me había enfocado en dirigir solo. Y tenía
claro que Estudiantes era una posibilidad, por mi pasado como jugador y también
porque hace unos años, en 2004, cuando se fue Bilardo, me habían llamado. Tenía
ganas de dirigir, sobre todo por mi vocación pedagógica, por la posibilidad de
transmitir, más allá del tema económico. Siempre me gustó la idea de volcar las
cosas que me enseñaron, sentirme útil desde ese punto de vista.
3 ¿A quién se le ocurrió que fueras el técnico de
Estudiantes? No lo sé. A mí me llamó Juan Ramón Verón, que estaba reunido con
los directivos. Me comentó lo hablado y me preguntó si podía acercarme a
charlar con ellos. Creo que influyó la experiencia que sumaba como ayudante en
equipos importantes del mundo, incluidas dos selecciones, y también mi
trayectoria en el club, porque venían de un par de experiencia con técnicos que
no estaban identificados con Estudiantes y tal vez querían cambiar.
4 ¿La Brujita y Bilardo influyeron? Bilardo había
declarado la vez anterior, cuando se fue Sensini, por lo menos es lo que leí,
que teníamos que agarrar Trobbiani y yo como dupla técnica. Y a Sebastián lo
tuve 4 años en la Selección con Daniel, pero fue hace mucho tiempo, nos
conocíamos de ahí.
5 Te habló Verón padre, cortaste, ¿qué fue lo primero
que pensaste? Estaba en el auto, y tuve una doble sensación: por un lado,
alegría; y por otro, una responsabilidad muy grande. Dudas de aceptar no tenía,
aunque siempre aparece algún temor a que te vaya mal. Igual, era un gran
desafío que debía correr. Y era el momento: a veces el tren pasa una sola vez.
También pensé que si Estudiantes me llamaba, era porque me necesitaba. Y si te
necesitan, tenés que responder. Así que le conté a mi señora y fui a la
reunión.
6 ¿A Passarella no le preguntaste? Con Daniel había
hablado unas semanas antes, y me dijo que si recibía un ofrecimiento lo
aceptara sin dudar, que se iba a poner contento por mí.
7 ¿Qué pasó cuando Estudiantes te buscó en 2004? Se
había ido Bilardo y me llamó el secretario, Arias Navarro, pero con Daniel
teníamos medio arreglado ir al América, de hecho había dos valijas ya armadas
en la puerta de mi casa esperando el llamado para salir a México. Agradecí y les
contesté que tenía un compromiso.
8 ¿Trabajaste de pibe? Nunca. Mi papá era ingeniero
agrónomo y mi mamá, maestra de escuela. Clase media, el primer auto fue jeep,
después un Renault 4, a comer afuera no íbamos nunca, la ropa en general la
hacía mi mamá comprando telas, así que si bien no trabajé, tampoco sobraba.
Tengo un hermano mayor, Marcelo, que estudió agronomía y hoy trabaja en una
fábrica de azulejos.
9 ¿Tu papá jugaba al fútbol? Sí, en los campeonatos
internos de GEBA, de 10 o de 11, le pegaba con las dos piernas. Eso sí: no
gambeteaba nunca y a mí me volvía loco, porque me encantaba tenerla y gambetear
y entonces él me pedía que la largara. Jugó hasta muy viejito, largó hace 3 o 4
años. Cuando se retiró, dejó un mensaje titulado “Carta a los muchachos de los
picados de los jueves”. A esa carta la llevo encima. Ahí les agradecía a
quienes compartían los picados de GEBA con él por aguantarlo y tenerle
paciencia, por cuidarlo, porque los de su edad habían ido muriendo y el resto
eran muchachos más jóvenes.
10 ¿Dónde empezaste a jugar? En el barrio. Vivía en
Vidt y Paraguay, en Barrio Norte. Vidt era una cortadita y en esa época había
pocos autos, pasaba el tranvía, y por eso vivíamos en la calle jugando al
fútbol, en el empedrado, con la pelota pulpo, la de goma. Jugábamos al cabeza o
de vereda a vereda un picado cuando había más gente, o a embocar en mi balcón,
porque yo vivía en planta baja. A los 4 o 5 años me hicieron socio de GEBA y
desde los 7 empecé a jugar en los campeonatos internos.
11 ¿Ahí ya te destacabas? Me iba bien, siempre como 10.
Nuestro equipo estuvo como cinco años sin perder un partido. Con mi familia
íbamos sábado y domingo al club, era religioso. Y cuando terminábamos y nos
bañábamos, como mi mamá se demoraba más tiempo en las duchas, con mi hermano y
mi papá la esperábamos en el auto, y mientras tanto jugábamos. Mi viejo
iluminaba el arco con las luces del auto, y ahí íbamos los tres: uno atajaba,
otro tiraba centros y otro pateaba. Llegábamos a casa y nos teníamos que bañar
de nuevo.
12 ¿A River cómo llegaste? El padre de un compañero mío
de GEBA era muy amigo de un delegado de River. El delegado le hablaba al padre,
el padre a mi amigo y mi amigo a mí: “Decile a Sabella que vaya a probarse a
River”. A mí me daba vergüenza. Pero insistieron tanto que fui y me probé.
Cuando me preguntaron la edad, por consejo de este padre, dije que era del 55,
porque yo era chiquito de físico, aunque soy del 54.
13 ¿Cómo terminó? Anduve bien y tenía que ir a la
prueba definitiva a fin de año. Si antes no quería saber nada, después de esa
mentirita menos, hasta que un día mi compañero me dijo: “El miércoles te paso a
buscar por tu casa y vamos a River”. Tenía pánico de decir la verdad, rogaba
que no tocaran el timbre. Y lo tocaron. Le pregunté a mi viejo qué hacer. Fui,
anduve bien y cuando el delegado me preguntó la edad y dije que era del 54,
casi me mata. Igual me ficharon. Me probó Bruno Rodolfi, un histórico cinco de
River.
14 ¿Cómo te iba con abogacía? Estudié casi dos años en
la UBA, en Figueroa Alcorta. Me iba bien, pero tuve que dejar cuando empecé en
Primera. En realidad, a mí me gustaba más la medicina, pero me metí en abogacía
porque podía estudiar en casa, con medicina era más difícil porque tenía muchas
prácticas.
15 ¿Quien te puso Pachorra? Marcelo Araujo en un
Sudamericano juvenil de Chile, en 1974. Me puso el apodo porque me gustaba
dormir la siesta. Me gusta, en realidad, aunque ahora se me complica porque
tengo muchas cosas en la cabeza. Pero Pachorra era por la siesta, no porque no
corriera en la cancha, ¡eh!
16 ¿Y quién te puso “mago”? Con River jugamos un
amistoso en Misiones bajo un diluvio impresionante. Vino un centro, me tiré en
palomita, la pelota me quedó atrás y le di de taco. En el vestuario creo que
Perfumo empezó con lo de “mago“ y quedó.
17 ¿Los zurdos son más talentosos que los derechos? Es
una pregunta para algún neurólogo. En el fútbol, como hay menos, quizás
resaltan más. Tal vez sean más elegantes.
18 ¿Vos siempre fuiste zurdo? Con la mano fui siempre
derecho, pero con el pie tengo mis dudas. No sé si lo soñé o fue verdad, y a mi
viejo ya no le puedo preguntar porque falleció. Creo que yo era derecho y como
jugaba de 10 y casi todos los 10 eran zurdos, empecé a patear de zurda todos
los días y quedé zurdo. A mí me encantaba cómo jugaba Rojitas.
19 ¿Políticamente también sos zurdo? Me considero
progresista. El último referente político con el que me sentí identificado fue
Chacho Alvarez.
20 ¿Quién fue el mejor maestro de Inferiores que
tuviste? Recuerdo a Mario Ditro, un ex marcador de punta. Me marcó porque lo
tuve en Quinta División, que fue justo el año que exploté. Además me gustaba el
trato que tenía con los jugadores.
21 ¿Quién fue el DT que más te marcó? No hay uno. De
Labruna, destaco la confianza que le daba al jugador y el ojo para elegir. De
Valdir Espinoza, en Gremio, me quedó una frase: “El fútbol es una lucha por los
espacios, el que mejor y más rápido los ocupa, gana”. Rubens Minelli se enojaba
cuando teníamos la pelota y no pateábamos al arco. Harry Haslan, entrenador del
Sheffield, nos mató un día que ganábamos 4-0 el primer tiempo y en el segundo
no hicimos nada, nos dijo que era una falta de respeto al público. De Bilardo,
todo lo que significa la dedicación, el trabajo, el esfuerzo, la parte táctica.
De Manera, al margen de lo que sabía, su aspecto humano. Un gran tipo.
22 Siempre tuviste un perfil bajo y te sentiste cómodo
en el segundo plano del ayudante, ¿te costó asumir el rol de primera figura?
Y... te cambia totalmente, tenés otra exposición: ante los jugadores, ante los
directivos, ante el público y la prensa, todo el tiempo estás tomando
decisiones inherentes a tu cargo, y con esas decisiones a veces perjudicás a
alguien. No son cosas fáciles.
23 ¿Cómo te sentís en este nuevo rol? Bueno, diría que me
ayudaron mucho los resultados, porque si arrancás ganando, todo se hace más
fácil. De repente tomás decisiones erradas y nadie te dice nada porque el
equipo gana. Después, con el tiempo te vas soltando. Igual, me gustaría aclarar
que cada uno debe ser inteligente y ocupar el lugar que le corresponde, por eso
como ayudante me ubicaba en un segundo plano, no porque nadie me lo impusiera.
24 ¿Te sentiste nervioso como ante un examen en tu
primera charla con el plantel de Estudiantes? Hablé un domingo y jugábamos el
jueves por la Copa. Llevé una camiseta de Estudiantes en la mano, porque quería
inculcarles desde el primer día lo que yo sentía por el club y lo que
significaba la Copa en la historia de Estudiantes. Quería hacerles ver que
llegaba uno como ellos. Aposté a la mística de entrada. Y después sí, les di
unos conceptos futbolísticos, qué pretendía del equipo en el tema táctico, pero
sobre todo le apunté a lo mental, porque como en cualquier orden de la vida, la
mente es el motor de todo. Si no está bien la mente, no puede estar bien el
resto. Y sí, un poco nervioso estaba, sobre todo antes, a medida que hablaba me
fui soltando.
25 ¿Habías hablado delante de un plantel alguna vez en
15 años como ayudante? Tres veces. Una en la Copa América de Bolivia, porque la
Selección jugaba un partido de Eliminatorias y un par en River en la última
etapa, porque a Daniel lo habían internado.
26 En esa primera charla, ¿se te cruzó que podían ganar
la Copa? Veía que había que mejorar en el torneo y sobrevivir en la Copa, donde
teníamos uno ganado y dos perdidos. Si perdíamos uno más, quedábamos afuera, y
si empatábamos, se complicaba, por lo que sólo podía pensar en el día a día y
nada más. Cuando pasamos a Libertad en octavos, sí vi que podíamos soñar con
llegar a la final.
27 ¿Qué pensaste cuando supiste que el rival de la
final era Cruzeiro, tu sombra negra en River? En la fase de grupos les ganamos
4-0 y las conclusiones con el cuerpo técnico fueron dos: 1) Ojalá no tengamos que
jugar nunca más con este equipo; 2) Estos llegan a la final. Nos pareció un
equipazo, más allá del resultado, que había sido medio mentiroso. Le decía la
marea azul, y pedía que no se cruzara con nosotros. Cuando nos tocó en la
final, me acordé de que la única vez que había llegado a una final de
Libertadores había sido en 1976 contra Cruzeiro y la había perdido.
28 ¿Después del 0-0 de la ida estaban muertos, no?
Muertos, no; sí golpeados, y también fuertes. Influyó mucho la experiencia que
el grupo vivió el año anterior en el Beira Río, cuando fueron a Porto Alegre y
lo dieron vuelta al Inter en los 90 minutos. Eso les jugó en la cabeza, sin
duda.
29 En el Mineirao les metieron el 1-0, el estadio se
movía, hubo un par de ataques complicados, ¿pensaste que eran boleta? Eso es
algo que siempre hablamos en el plantel: la mente, el equilibrio emocional son
fundamentales. Mantener el equilibrio, que en general es lo primero que se
pierde, es la clave, tanto si te va bien como si te va mal. No desorganizarse ante
una adversidad ni hacerse amonestar. Casi siempre que expulsan por doble
amarilla, la primera es una tontera absoluta. Entonces, esa falta de equilibrio
ante un equipo brasileño, y encima bueno, es mortal. El equipo sintió el
cimbronazo y por suerte empató rápido. Ese sí fue un golpe enorme para ellos.
30 ¿Qué fue lo que más te conmovió de todo lo que
generó ganar la Copa? La gente, cuando llegamos acá: Ezeiza, la caravana y la
plaza. Todo. Muchos autos que iban en sentido contrario y eran de otros equipos
tocaban bocina y saludaban. Ese reconocimiento a un equipo que jugó bien al
fútbol y que ganó una final en Brasil y dando vuelta el resultado, me emocionó.
31 ¿Podés explicar qué es la mística Pincha? Es difícil
definir algo que se siente, se palpa, se respira. La mística es un pensamiento,
son jugadores que vienen al comedor en ojotas a pedir agua para el mate, son
los cuadros colgados en la concentración, los nombres de Zubeldía y Prátola en
las placas que bautizan distintos lugares. En síntesis, es sentirse
identificado con un club. En Monterrey, por ahí me cruzaba con Azconzabal, que
jugaba en Tecos, o con Calderón, en Atlas, y esa mística flotaba en el aire.
Una vez, contra San Lorenzo, Daniel me mandó a llamar a un suplente, Romeo
estaba elongando y me miró, yo lo miré, jamás habíamos hablado entre nosotros,
y sentí como una comunión en esa mirada, que había algo en común, algo que nos
unía. Estudiantes es un club grande y chico a la vez, una mezcla de gigante y
de familia difícil de explicar.
32 ¿En algún otro lado viste ese clima familiar? No, la
verdad que no, y tiene mucho que ver con el country de City Bell, que es un
lugar abierto. La mística es como el folclore, la tradición, ese mensaje que
pasa de boca en boca; entonces, costumbres como el trabajo, la humildad, la
seriedad y la solidaridad se van transmitiendo. Estudiantes fue uno de los
primeros en esto: el doble turno, las concentraciones largas, entrenarse con
lluvia, en el barro...
33 ¿Cómo encarás, a los 54 años, la diferencia
generacional con jugadores jóvenes, en tu primera experiencia como DT? Acá
tenés que ser inteligente y abierto, tenés que dar libertad y escuchar mucho,
tenés que consensuar si es necesario, tenés que ser un jugador más sin serlo y
tenés que dar ejemplos de vida. Con hechos, porque a las palabras se las lleva
el viento. Y si te equivocás, por ejemplo, pedirles perdón a los jugadores:
“Les pido disculpas, hoy hice mal los cambios, no los ayudé como debía”. Esas
no son cosas comunes.
34 ¿Les contás situaciones que viviste como jugador?
No, porque ahí sí juega la diferencia generacional. Por ahí contás una anécdota
y el jugador dice: “¡Este qué me cuenta, si en su época era todo distinto!”.
35 ¿Nunca te generó un conflicto interno estar siempre
a la sombra de Alonso en River? Para nada. Uno siempre quiere jugar pero
también hay que tener grandeza y aceptar cuando un jugador es mejor que uno.
36 Cuando Alonso se fue a Francia vos tampoco lo
aprovechaste, ¿qué pasó? Ese año vinieron Cocco y Beltrán, pero no es excusa,
quizás no estuve a la altura, no di el piné.
37 ¿Qué recordás del Metro 75? La fiesta en cancha de
River, contra Racing, cuando ya éramos campeones. Fue una cosa impresionante,
el partido se suspendió en el entretiempo porque la gente desbordaba la pista
de atletismo. El segundo tiempo no se jugó. River había salido campeón cuatro
días antes con juveniles por la huelga, así que había una sensación dual en
muchos de los que habían jugado todo el campeonato. Yo había estado en algunos
partidos, pero también lo sentía: la gran alegría por ganar el campeonato
después de 18 años y la frustración por no haber podido jugar el partido
decisivo.
38 ¿Y la final de la Libertadores 76? Estuve en los
tres partidos. El desempate en Chile lo perdíamos 2-0, lo levantamos casi al
final y sobre la hora nos embocaron el 3-2. Cruzeiro era un gran equipo y
nosotros llegamos con varios titulares afuera. La amargura fue muy grande.
Igual, recién cobré real dimensión de la derrota al año siguiente, cuando Boca
ganó la Copa. Ahí se agrandó la frustración.
39 Describí cómo hizo Bilardo para convencer a los
ingleses con dos mil dólares y llevarte a Estudiantes. Carlos fue con poca
plata y me pidió algo prestado, si no recuerdo mal. Se la peleamos y se la
lloramos bastante. Habíamos jugado un sábado, me acuerdo, después fui a buscar
a Carlos a la estación de tren, lo dejé en el hotel y el domingo a la mañana lo
pasé a buscar y nos juntamos en Leeds con el manager y su asistente. Los tipos
estaban apurados porque imaginate, ¡era domingo, que para ellos es sagrado y
querían ir a pasear con sus mujeres! Yo hacía de traductor. Carlos llevó unos
recortes de diarios sobre la crisis económica que había en la Argentina y que
Estudiantes estaba haciendo un gran esfuerzo. Y los convenció.
40 Es increíble, pero si Bilardo no iba a buscarte ese
día, quizás hoy no estarías en Estudiantes, ese fue el punto de partida en tu
relación con el club. Y sí... suena lógico, es probable que así sea.
41 ¿Bilardo está bien del bocho o está medio pirucho?
¿Cómo puedo yo decir algo así? Escuchame: si tiene un cargo en la Selección
mayor, ¿cómo va a estar mal del bocho?
42 ¿En el 78 los ingleses vinieron a llevarse a
Maradona y como no les alcanzaba la plata te compraron a vos? Sé que quisieron
a Zanabria, pero Mario estaba bien en Boca y no arregló. Entonces vino Rattín,
que era elrepresentante del Sheffield en Sudamérica, y me ofreció el puesto.
Era el Sheffield, un equipo de segunda división pero me interesaba, porque en
River casi no entraba. Jugamos un River-Boca por la Copa y los ingleses me
fueron a ver. Anduve bien, a tal punto que El Gráfico tituló: “Sabella no
mereció perder”. Arreglamos ese día y me fui.
43 ¿Qué balance hacés de tu paso por el fútbol inglés?
Me podría haber ido mejor. En Sheffield descendimos a tercera, pero me fue muy
bien a nivel individual porque cuando se eligió al equipo del siglo, en el año
2000, a mí me pusieron. Es cierto que esas elecciones son discutibles, porque
tiene más peso lo de los últimos años, pero significa que algo hice. Lo mismo
me pasó en Estudiantes, cuando arman esos equipos ideales del siglo.
44 ¿Y en el Leeds? Ahí jugué en Primera, pero tuve un
problema: el entrenador que me llevó duró cinco partidos, vino otro, y a este
nuevo le gustaba el fútbol a un toque. Las prácticas eran todas a un toque, y
eso a mí me mató, porque me encantaba tenerla. No lo critico, eh, sólo digo que
iba contra mi estilo, así que mucho no jugué.
45 ¿Cuántos litros de cerveza tomabas en los terceros
tiempos de Inglaterra? Cero, porque no me gustaba y, además, servían la cerveza
natural, así que pedía gaseosa. El tercer tiempo se hacía en todos los
estadios: un lugar preparado donde iban los jugadores de los dos equipos y las
familias del local. Se tomaba muchísimo alcohol y nunca vi un problema entre
rivales que por ahí se habían dado duro en el campo.
46 ¿Qué fue lo más curioso que te pasó en Sheffield? Descendimos a tercera y la gente
entró para sacarnos en andas. Nos decían: “El año que viene ascendemos”. ¡Como
en la Argentina! Lo contás y no te lo creen. No sé cómo será ahora pero eso fue
increíble.
47 ¿Merecías haber ido a algún Mundial? Podría haber
estado en el 86, Bilardo me conocía bien, pero estaban Maradona, Bochini, Tapia
y Trobbiani, todos excelentes jugadores, ¿qué puedo decir?
48 Si Maradona te llama y te pide que le cuentes tu
experiencia en un Mundial, ¿qué consejos le darías? Yo fui ayudante y no es lo
mismo. En líneas generales le diría que hay que ser muy inteligente y manejar
bien las cargas en el período que va entre la finalización de los torneos y el
Mundial, y analizar con profundidad los casos de jugadores con alguna lesión y
que puedan estar en duda. En ese mes del Mundial, el equipo debe encontrar su
pico y todos los jugadores tienen que estar 10 puntos.
49 Casi 12 años después de Francia 98, ¿se equivocaron
en algo? Seguramente, pero a primera vista no me salta ningún error grande.
50 ¿Tenés relación con Maradona? Poca. Nos enfrentamos
en un River-Argentinos y también compartimos un par de entrenamientos con la
Selección. La primera vez que practiqué con él fue un bajón. Me volví a mi casa
totalmente deprimido, pensando que yo no sabía jugar al fútbol. Un tiempo
después, cuando Diego les metió los goles a los ingleses y escuché a Valdano,
me sentí identificado. Maradona había declarado que mientras eludía ingleses,
miraba de reojo a Valdano para pasarle la pelota. Jorge después contó: “Encima
de la jugada que se mandó tuvo tiempo para mirarme a mí”. Y yo sentí algo
parecido: me veía practicar a mí y Diego era de otro planeta. La última vez que
lo vi fue cuando vino al country a hablar con Sebastián. Me saludó y charlamos
unos minutos.
51 ¿A quiénes ves para ganar el Mundial? Los favoritos
son siempre los mismos, aunque España y Brasil están un escalón arriba, pero en
el Mundial son partidos de 90 minutos y puede pasar cualquier cosa. Los
africanos siempre están por explotar y son de temer, tranquilamente pueden
hacerlo en esta Copa.
52 ¿Argentina puede hacer un buen papel viendo lo mal
que juega? Sí, el jugador argentino tiene mucha experiencia, garra, gran
categoría, no lo debemos olvidar. Y tampoco que hay muchos casos de equipos que
no llegaron bien al Mundial y terminaron campeones: Argentina en el 86, Italia
en 2006. Yo confío en la capacidad del cuerpo técnico de la Selección y en los
jugadores.
53 ¿Tenemos tan buenos jugadores o nos creemos más de
lo que somos? Tenemos muy buen material, es indudable, a la altura de las
potencias. Hoy, España y Brasil están un escaloncito arriba pero después
venimos ahí.
54 Pregunta repetida: ¿por qué Messi no rinde en la
Selección como en Barcelona? Porque en el Barcelona juega de memoria, y en ese
sistema se potencian unos con otros. A la Selección le falta funcionamiento
porque se juntan tres días antes para jugar.
55 ¿Quiénes no pueden faltar en el Mundial? Esa
pregunta no la voy a contestar. Una vez declaré que no me gustaba que otro
técnico hablara de la Selección mientras estábamos nosotros y debo ser
consecuente.
56 ¿Es tan importante el ayudante de campo en un cuerpo
técnico? Te pregunto por todo el problema que hay con Maradona. De la Selección
no te voy a hablar, sí doy un concepto general. Siempre tres cabezas piensan
mejor que una, y seis ojos ven más que dos. Es obvio. Un equipo de trabajo es
importante. Lo fundamental es el entrenador, con su personalidad, su
inteligencia, su voz de mando, su toma de decisiones, pero son claves los
ayudantes, profes y todo el equipo. La tarea del entrenador es compleja y
resulta fundamental que tu equipo de trabajo te ayude a pensar, a buscar
soluciones y a mejorar los entrenamientos.
57 ¿Qué hacías vos como ayudante? Miraba a los rivales
y estaba muy atento en el partido por si Daniel me preguntaba algo. Por
supuesto que si yo veía algo, me acercaba y se lo decía.
58 ¿Es muy distinto ser DT que ayudante? Absolutamente.
El técnico está en el medio de todo, en el ojo de la tormenta.
59 Cuando te retiraste, ¿tu idea era ser técnico,
ayudante o salir del fútbol? Iba a hacer el curso y ver qué pasaba. Con Daniel
siempre fuimos amigos y me había comentado que quería contar conmigo. Apenas
agarró River, en 1990, me invitó y al año siguiente empecé con la Reserva.
Recién a partir del 94, en la Selección, ya fui su ayudante de campo. Y lo
acompañé en Monterrey, Uruguay, Parma y River.
60 ¿Quién fue el jugador que más te sorprendió en la
Reserva de River? Hubo muchos, pero si me apurás, elijo a Ortega y Gallardo.
Ortega, porque es potrero puro, el espejo para que lo miren los pibes. Y
Gallardo fue el que más me sorprendió, me daba alegría ir a entrenar. Era una
enciclopedia del fútbol: tenía el fútbol en la cabeza, era dinámico y con
técnica. Y encima me sentía muy identificado con su manera de jugar, me vi
reflejado al instante en él porque tenía un estilo parecido al mío. Es lo que
yo llamo un conector de equipo. Es algo parecido a lo que estoy leyendo en un
libro español de fútbol, que dice algo similar sobre Xavi Hernández. Verón
también es así pero más retrasado. Son jugadores que juntan el equipo de atrás
para adelante, o de derecha para izquierda,
jugadores envolventes, jugadores que tienen un desorden organizado, que
te desorganizan a los contrarios, crean el caos en los contrarios y dentro de
ese caos organizan a su equipo.
61 ¿Cómo empezó tu amistad con Passarella? Arrancamos
juntos en River, debutamos ambos en el 74 y en la convivencia nos fuimos
haciendo amigos, mantuvimos el contacto cuando estuvimos en distintos destinos
y se afianzó ya en la época como técnicos.
62 Estar tantos años al lado de un tipo como
Passarella, ¿no termina absorbiéndote la personalidad? No, Passarella era el
entrenador y yo el ayudante y debía mantener un perfil bajo, estar en un
segundo plano, y opinar cuando me lo pidiera. Nunca me sentí limitado.
63 ¿Nunca estuviste en desacuerdo con Passarella, no
llegaste a discutir feo con él? A veces no coincidía, pero jamás discutimos. Y
si en algún caso no estuve de acuerdo en la salida de un jugador del plantel...
ehhhh... no me acuerdo (risas).
64 ¿Nunca pensaste en juntar a Passarella y Gallego,
que dicen que no están peleados pero hace 8 años que no se hablan? En esas
cosas no me meto. Con el Tolo yo mantuve contacto hasta que estuvimos en la
Selección de Uruguay, después casi no volvimos a hablar.
65 “Verón es el verdadero técnico de Estudiantes”.
¿Verdadero o Falso? Verón es un crack, el jugador más preponderante en la
historia del club, sin duda. Es un referente, tanto adentro como afuera. Y
también es un gran profesional. Hay jugadores que son una ayuda para el técnico
y cualquiera querría tenerlos. Verón es uno de ellos. Yo tuve a Gallardo en la
Reserva de River y me aseguraba que el equipo iba a jugar bien 20 o 25 minutos
por tiempo, que le iba a dar sustancia al equipo. A veces dicen: “El equipo no
juega a nada”. Bueno, con esta clase de jugadores, sabés que el equipo va a
jugar a algo. ¿En qué pueden perjudicar al técnico esta clase de jugadores? En
que cuando no están, se hace difícil reemplazarlos.
66 ¿Te pide “Poné a este o sacá a este otro”? ¡No, para
nada! Nosotros hablamos con todos los jugadores, no sólo con Verón, somos muy
abiertos. Les preguntamos cómo están, cómo se sienten. Si bien el que toma las
decisiones al final es el técnico, uno tiene que ser una especie de jugador.
67 Dentro de la cancha, tácticamente, ¿Verón maneja el
equipo? Te englobo más la pregunta y te digo que el técnico se tiene que dar
cuenta con qué esquema o sistema se sienten más cómodos los jugadores.
Obviamente debe ser un sistema donde un jugador como Verón se sienta cómodo,
porque se trata de eso también: darles comodidad a los jugadores para que
exploten al máximo su potencial y más en un caso como el de Verón con sus
quilates.
68 ¿Russo-Ponce-Sabella-Trobbiani o
Pérez-Braña-Verón-Benítez? Son otras épocas, otro fútbol y no me corresponde
opinar.
69 ¿A qué se dedican tus hijos? Tengo dos mujeres de mi
primer matrimonio y una mujer y un varón del segundo. Van entre los 30 y los 13
años. Las dos más grandes trabajan en un estudio de abogados y contadores.
María Alejandra, la más chica, baila con Iñaki Urlezaga, y ya estuvo en Italia,
España, y bailó en el Teatro Coliseo. Y el más chico va al colegio secundario.
70 ¿Tu esposa es futbolera? Silvana es hincha de
Estudiantes de nacimiento. Y muy futbolera. Fue maestra, directora de escuela y
ahora es profesora de chicos con deficiencia de aprendizaje y tiene agenda
completa hasta marzo.
71 Tu mujer habrá disfrutado en su doble condición de
hincha y esposa. Sí, claro, a ella la conocí en La Plata. También es un arma de
doble filo, ojo, lo pensé también. Eso y vivir en La Plata, donde estamos
instalados hace varios años. Porque yo estaba muy tranquilo acá y no sabía cómo
podía reaccionar la gente, el barrio, de acuerdo con los resultados. Por suerte
nos fue bien.
72 ¿Tus hijos de qué equipo son? La más grande es de
Vélez, no sé por qué, la segunda es de River y los dos más chicos de Estudiantes.
Con el nene viajé en el micro descapotable desde Ezeiza a La Plata cuando
ganamos la Libertadores, iba con una bandera, no lo podía creer.
73 ¿Mantuviste el contacto con el club, en todos estos
años? En la última etapa mía en River, cuando jugábamos en el Monumental, mi
familia venía a vernos, y justo coincidía con que Estudiantes era visitante,
así que el fin desemana siguiente, iban a ver al Pincha. Y la final con Boca
fue para alquilar balcones.
74 ¿Qué pasó? Yo no podía ir a la cancha de Vélez por
cábala, porque no lo había visto en todo el torneo, así que llevé a mis dos
hijos de Estudiantes, dejé el auto en el Carrefour, los acompañé caminando
hasta la puerta del estadio y me volví con mi mujer por Juan B. Justo. Algunos
me reconocían, me saludaban y me preguntaban por qué me volvía, yo les
explicaba que era por cábala.
75 ¿Lo viste en un bar? No, te dije que fue para
alquilar balcones. Escuchá: me tomé un taxi y fuimos al departamento que
tenemos en Capital. Mi señora se puso a ver el partido y yo agarré una reposera
y me recosté en el balcón. No miré nada, estaba nervioso, y sólo me enteraba
por los gritos de Silvana. Terminó el partido, esperamos un rato y fui al pie
de la autopista, en Salguero, para que pasaran los chicos con el auto. Vinieron,
nos subimos a la autopista y salimos para La Plata. Ellos fueron al estadio y
yo me quedé en casa, seguimos con la cábala a muerte (Nota de la redacción: no
lo quiere decir, pero este detalle marca la forma de ser de Sabella. Perfil
bajo, cero deseo de figuración).
76 ¿Qué aprendiste del fútbol brasileño: jugaste en
Gremio y dirigieron al Corinthians? Como jugador fui con 30 años y pensé: “Por
fin voy a entrenarme menos, voy a divertirme”. ¡Para qué! Fui al sur de Brasil,
a territorio gaúcho. Llegué, fui a la revisación médica y había tres brasileños
en camillas, con cicatrices de 20 centímetros, todos operados de cruzados.
Nunca me entrené tanto en mi vida como ahí, doble turno todos los días. Antes
del segundo partido, tenía que subir la escalera caracol de la concentración y
lo hice casi de rodillas, usando las manos y los pies.
77 O sea que el “pepé pepé pepé” de los brasileños es
un mito... Sin duda. Aparte son muy organizados. En el Corinthians cada jugador
recibía una planilla con horarios, se usa mucho la computadora, la tecnología,
los informes de rivales. Más al norte se va aflojando. Lo que sí es cierto es
que no viven el fútbol con el fatalismo nuestro.
78 Te quedás sin plata y sin trabajo, ¿dirigís a
Gimnasia? No. Esto es un trabajo y uno es un profesional, pero hay ciertos
límites que no se pueden cruzar.
79 ¿Y a Boca? Tampoco.
80 Tu día más feliz en el fútbol. Te cuento momentos.
El 2-1 contra Boca en la Bombonera, por el Metro 77, con un gol de Pedro
González sobre la hora. Fue el partido clave para que el domingo siguiente
diéramos la vuelta olímpica. El Estudiantes-Vélez con el gol del Tata Brown
también casi sobre la hora, en 1983. A la otra fecha, Estudiantes fue campeón.
Y por último, esta Copa. Venía el último avance y yo sólo miraba al árbitro, de
reojo vi que Cellay rechazaba y el juez levantaba los brazos. Esa imagen la
tengo congelada en mi mente.
81 El momento más triste. Hay tantos momentos tristes
en el fútbol, muchos más que los alegres. No me acuerdo...
82 ¿Esperabas la bandera del plantel después de la
muerte de tu papá? No, y fue uno de los momentos más felices que viví en una
cancha, un momento incomparable. Mi papá falleció un sábado, el día anterior al
partido con Gimnasia, yo me fui al velatorio, volví para hacer el entrenamiento
del sábado, quedé concentrado, el domingo a la mañana fui al entierro y me vine
para el partido. Antes de salir, los jugadores me hablaron. “Hoy todos estamos
de luto”, me dijeron y salieron con la bandera de apoyo. Fue una sensación
mixta: dentro de la tremenda tristeza, esa gran emoción.
83 Los tres mejores jugadores del mundo hoy. Messi es
el más desequilibrante, después hay varios buenos y pasa por los gustos.
84 ¿Quién es el mejor técnico argentino? El que más me
gusta a mí es Bielsa. No lo conozco y jamás hablé con él, pero por lo que veo
de sus equipos, por las horas que le dedica al trabajo y porque es una persona
medida, respetuosa y responsable, me parece el mejor.
85 ¿El 10 está en vías de extinción? El 10 ha ido
cambiando y buscando otras posiciones. El 10 clásico, el volante por izquierda,
casi no existe. Sí está el enganche, aunque cada vez hay menos porque los
equipos usan otros esquemas ya desde Inferiores, pero igual el 10, en el
fútbol, que es el arte, la inteligencia, la calidad técnica y la clarividencia,
nunca va a dejar de existir, deberá acomodarse a los nuevos sistemas.
86 ¿Cómo puede ser que el equipo de un 10 como Sabella
juegue sin un 10 clásico? Tratamos de ocupar el lugar del enganche con los
volantes externos que hacen diagonales. Acá hay algo claro: al 10 también lo
perjudicó el doble cinco. En Inferiores ya se juega con doble 5, entonces si
tenés un 10 y jugás contra un doble 5, ya hay dos marcas para anularlo y al 10
se le hace difícil desde chico: primero nacer y después subsistir.
87 ¿Tus jugadores saben de qué jugabas, alguno te
pregunta algo? No preguntan mucho, imagino que algunos sabrán, pero no me gusta
hablar de mi pasado, tiene que ver con el cambio generacional, no quiero que se
confundan, por ahí les hablás y no les gusta.
88 ¿Qué cosas nuevas descubriste en vos desde que sos
DT? Tuve que sacar todo lo que tenía adentro, que es lo que uno les pide
siempre a los jugadores. Emplear el intelecto a full y exprimir la cabeza para
ofrecerles a los jugadores entrenamientos de calidad.
89 ¿Cuánto duran tus charlas y en qué las basás? Entre
15 y 20 minutos, las doy en la concentración y le sumo unas palabras antes de
salir al campo. Al principio recordamos la parte táctica y de pelota parada,
que es lo que trabajamos los dos días anteriores, y al final refresco los
conceptos del equilibrio emocional, la importancia de la mente, la solidaridad,
el juego en equipo y cierro con algo motivacional.
90 ¿El entrenador debe saber más de grupos o más de
fútbol? ¿En qué porcentajes? Todo es un conjunto, son tres patas. Como técnico,
vos tenés que demostrar, y te lo digo con letras porque no tienen un orden de
prioridad: a) que sabés de qué se trata; b) que le dedicás tiempo al trabajo y
c) que sos confiable como ser humano. Cualquiera de esas tres patas que se
resquebraja, ahí mismo se rompe la confianza del jugador. El técnico es una
persona que debe infundir respeto. Y el respeto lo infundís si sos honesto, si
sabés del tema y si trabajás. Estas tres patas son igual de importantes y van
atadas de la mano, como las otras tres patas: jugadores, técnico y dirigentes.
91 Después de ser técnico y agarrarle el gustito,
¿ayudante, nunca más? Uno nunca sabe, no se le puede cerrar la puerta a nada.
92 ¿Sos consciente de que en apenas cuatro meses
ganaste lo que a otros les llevó una vida y no lo consiguieron, como Labruna,
Bilardo, Menotti o Passarella? No, la verdad es que no soy consciente.
93 ¿Te ponés nervioso en algún momento o siempre sos
tranquilo como aparentás? No, no, yo me pongo nervioso, sobre todo en los
partidos. Y protesto.
94 ¿Qué es lo que más te preocupa del Barcelona?
(Realizada antes del Mundial; se pueden corroborar los resultados). Barcelona
es un gran equipo, que mezcla la dinámica europea con la técnica del
sudamericano, con jugadores importantísimos, que son la base de la mejor
selección del mundo. Que 3 de ellos ocuparan los primeros 4 lugares en la
elección del Balón de Oro, es algo nunca visto. El Barcelona maneja bien la
pelota y se agrupa mucho para jugar, por eso cuando pierde el balón está
siempre cerca para ir a recuperarlo.
95 ¿Cómo se marca a Messi? (ídem anterior). Es difícil,
hablamos del jugador más desequilibrante del mundo. No hay que dejarlo pensar.
Si estuviera él solo sería complicado, pero no tanto, ocurre que a veces los
incendios aparecen por otro lado y tenés que ir a apagarlos y descuidás a
Messi. Por lo tanto hay que estar concentrado, el equipo agrupado, lo más corto
posible. A Messi hay que salirle rápido cuando engancha para adentro, que no le
quede para la zurda, doblarle la marca ahí, porque puede entrar, disparar o
meter un pase-gol también.
96 ¿Te quedaste con mucha bronca por cómo se les escapó
la final? (Ahora sí, con el resultado puesto). Más que bronca, sentí amargura.
Si uno mira los 120 minutos, el Barcelona fue un justo ganador, pero siempre se
caracterizó por minimizar a su rival y nosotros, sobre todo en el primer
tiempo, le cortamos los circuitos y su habitual superioridad abrumadora no
acontenció. Hicimos un partido extraordinario y nos ganamos el respeto del
mundo. No creo haber visto en los últimos 10 años un equipo de la categoría del
Barcelona. Es como una marea que lleva la pelota y te va arrasando.
97 ¿No les faltó recambio? Jugamos la Copa Libertadores
con un equipo y fuimos a disputar el Mundial, que es más importante, con menos
poderío. No haber tenido un delantero para poner fue una frustración, pero así
se dieron las cosas y no me gusta buscar excusas. El partido con Barcelona se
podía ganar, se podía perder con dignidad o perder mal. Nosotros perdimos con
dignidad. Aplaudimos al rival y nos quedamos hasta el final de la premiación
porque somos buenos perdedores.
98 Se puede decir que, al final, la gran virtud de
Passarella como técnico era elegir bien a sus ayudantes: el Tolo primero, vos
después... Passarella tiene muchas virtudes, pasa que es discutido, pero
después el tiempo pone las cosas en su lugar y le da la razón. En su momento se
lo criticaba porque decían que había llamado a los ayudantes sólo porque eran
sus amigos, viste...
99 Con Passarella presidente, ¿suben tus acciones como
posible DT de River en el futuro? Ser presidente era un sueño que Daniel tenía
y me puso muy contento que pudiera cumplirlo, pero tendrá una tarea muy ardua.
Por lo demás, más allá de acompañarlo en ciertos momentos, no tuve ni un minuto
en este tiempo para pensar en otra cosa que no fuera Estudiantes.
100 Si perdía ¿le ibas a hacer un lugarcito como ayudante
de campo? No (risas), sabemos que Passarella es técnico y si en algún momento
decide volver al campo de juego será como primer entrenador, seguramente.
Por Diego Borinsky / Fotos: Archivo El Gráfico.
Fuente El Gráfico
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