Por Enrique Gastañaga
Cada fecha hay evidencias de un juego tosco,
friccionado y sin vocación ofensiva. Los entrenadores y futbolistas debaten
sobre las causas de los partidos cada vez más pobres.
Escenas. Imágenes de la última fecha: 12 goles, uno en
contra, en 10 partidos. Hubo tres que terminaron 0-0...
No se disfruta.
Se sobrevive... En la popular o en la platea, se lo
mira completo porque no hay una segunda opción.
Ahora, frente a la tele, resulta una misión titánica evitar el zapping y observar un partido del fútbol argentino desde el principio hasta el final.
Por algo vaya si se celebra cuando surge alguna excepción.
Ahora, frente a la tele, resulta una misión titánica evitar el zapping y observar un partido del fútbol argentino desde el principio hasta el final.
Por algo vaya si se celebra cuando surge alguna excepción.
Tan mal se juega hoy que jugar bien es ser mejor que el
rival sin importar que en general esa superioridad no se marca por la luz
propia sino por la oscuridad ajena.
Es que lo habitual se transformó en enemigo de lo ideal.
No hay circulación fluída. No es fácil encadenar cuatro o cinco pases con intenciones ofensivas. Escasean las propuestas tácticas audaces. Sobran las groserías técnicas individuales. El apuro manda. La pausa es mala palabra. Se corre, pero no se reflexiona.
Es que lo habitual se transformó en enemigo de lo ideal.
No hay circulación fluída. No es fácil encadenar cuatro o cinco pases con intenciones ofensivas. Escasean las propuestas tácticas audaces. Sobran las groserías técnicas individuales. El apuro manda. La pausa es mala palabra. Se corre, pero no se reflexiona.
La enciclopedia de razones no sorprende. La
inestabilidad de los entrenadores, obligados al resultado inmediato para
resistir. Las inferiores con conceptos alterados, que priorizan ganar antes que
formar. Las ausencias de futbolistas en su edad de madurez, que deriva en la
multiplicidad de debutantes precoces y en la exageración de mayores de 30. Los
dirigentes que con tal de renovar incorporan sin sentido, abusando de los préstamos
e impidiendo una continuidad de planteles. Los campos irregulares. Los potreros
en extinción...
¿Qué piensan los entrenadores y los jugadores de los
equipos de Primera Divisón?
Clarín hizo una recorrida con diversas miradas.
“Al fútbol lo hacemos difícil por ir siempre derecho al
resultado. Entonces, pocos se animan a arriesgar. El que quiere proyectos a
largo plazo y buen juego, debe entender que habrá algún resultado adverso”,
sostiene Matías Almeyda, en la antesala de un Superclásico que en River le
sumará fortalezas o debilidades.
Julio Falcioni, también examinado en Boca, sentencia:
“Uno trata de hacer y de no dejarle hacer al otro, ¿sí? El fútbol competitivo
hoy es así.
No es sólo el torneo local. Se ve también en cada partido,
en la Libertadores, en las eliminatorias. Después cada uno tiene su visión”.
Amante de la escuela holandesa, Juan Antonio Pizzi,
antes de su segundo partido en San Lorenzo, analiza: “El futbolista argentino
logra un grado de competitividad que lo hace emparejarse prácticamente con
todos. Eso en el fútbol local, pero inclusive cuando afuera se empareja con los
mejores del mundo. Recuerdo la final entre Barcelona y Estudiantes, con una
paridad marcada recién desnivelada por una pequeña individualidad de quien sea
tal vez el mejor de la historia: Messi.
Por esa competitividad, todo es tan parejo, faltan
espacios y no se juega como uno ve en otros lugares del mundo ”.
El técnico de la coherencia representada por Vélez,
Ricardo Gareca, opina diferente: “Más que jugarse mal, el fútbol argentino está
muy peleado y parejo.
No son partidos abiertos porque nadie regala nada. Por
eso no hay tantos goles ni diferencias amplias.
Hubo dos excepciones seguidas de River, pero luego
encontró un rival duró y bajó mucho su producción”.
El DT de Estudiantes, Diego Cagna, sostiene: “Digo que
no se juega mal porque hay equipos que lo hacen bien y lo demuestran:
Estudiantes, Vélez, Colón, Newell’s...
Otros no lo hacen. Otros atraviesan malos momentos. Y
otros lo intentan pero les sale mal. Esto no es nuevo y ha pasado siempre.
Una frase para detenerse de Guillermo Barros Schelotto,
técnico de Lanús: “ Acá hay muchas presiones, mucho factor externo y mucho
miedo a buscar los partidos. Pero también es cierto que los mejores todo el
tiempo se están yendo afuera y hay que ir cubriendo sus baches”.
Ricardo Zielinski, excelso administrador de humildades
en Belgrano, compara: " Todos dicen que Newell’s juega bien, pero tiene
menos goles a favor que nosotros, y el presupuesto es otro...
En Belgrano nos amoldamos a los jugadores que tenemos,
con el objetivo de llegar a 50 puntos y quedarnos en Primera”.
El cierre es de un jugador con palabra autorizada.
“En Europa se ve un juego mucho más dinámico, veloz y
táctico.
El argentino es un poco más técnico y más lento debido
a los campos de juego. Y los equipos están compuestos por muchos pibes” ,
desmenuza David Trezeguet, crack planetario que vino aquí a sacarse el gusto de
¿jugar? en River.
Fuente Clarín
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