Por Jorge Mario Trasmonte
Los DT usan las interrupciones para dar órdenes. Y si no hay
corte, lo fuerzan.
Los técnicos hacen tirar al piso a sus arqueros para
interrumpir el juego y dar indicaciones a sus jugadores, como en el básquet.
Hace poco más de un año, señalábamos en esta columna que, a partir del privilegio que tienen los arqueros de que un partido no puede continuar si ellos se tiran al piso, el Cacique Medina, entonces DT de Vélez, había inventado el minuto del básquet en el fútbol.
En general, el recurso de que el arquero fingiera lesión
obligando a detener el juego y atenderlo se usaba para perder tiempo, enfriar
al rival, descansar de un asedio cuando está el rancho rodeado. Medina lo había
empleado para juntar a sus jugadores y dar indicaciones. En el básquet (y otros
deportes) está reglamentado que el entrenador pida un minuto para eso. En el
fútbol no.
Lo que aquella vez se le ocurrió a Medina, contagioso como
toda triquiñuela que no es combatida, se ha extendido. En la fecha pasada
ocurrió en no menos de dos partidos y no pasará mucho tiempo para que lo estén
haciendo todo el tiempo. El DT que quiere dar órdenes, refrescar conceptos,
modificar esquema, manda tirarse al piso a su arquero y listo.
Los árbitros saben perfectamente que esos arqueros no tienen
ninguna lesión que amerite atención en el momento, pero ninguno tomará el
riesgo de que un día le aparezca uno lesionado en serio. Y con el arquero tirado
en el piso (salvo en el devenir de una jugada), el partido, por regla, no puede
continuar.
Además, los árbitros tampoco harán nada que no les ordenen
directamente por evitar esta artimaña, porque ellos mismos prefieren que la
pelota no esté en juego, para no tener polémicas. Dirigen como para que se
juegue lo menos posible.
Entonces, aunque implementar el tiempo neto obligaría a
otras modificaciones adicionales, ya es momento de legislar en este caso:
cuando el arquero se queda en el piso y hay que atenderlo, el reloj debería
detenerse hasta que el partido se reanude. Así, al menos se minimiza uno de los
efectos de esa trampa.
Fuente Olé
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