Vistas de página en total

martes, 27 de febrero de 2024

De cero

El vaso por la mitad del entrenador

 


Por Javier Brizuela

 

La derrota del sábado aún duele, y la verdad muchísimo, y son varias las razones.

 

Porque el cómo es peor que el que, algo ya doloroso. Independiente, lejos de tratar de pasar por arriba a Racing en casa, jugó muy mal.

 

Es cierto que Tévez llegó al club en un momento en el que estábamos más cerca de pelear el descenso que los primeros lugares de la tabla, y eso se revirtió. Como el nivel de muchos jugadores, que estaban afuera de Avellaneda, y hoy dentro del once titular merecidamente. También que su cosecha de puntos es buena, de hecho es lo que permitió revertir el objetivo. Y es algo que va a la par con sus declaraciones, casi siempre acertadas desde que dio la primera conferencia de prensa como DT de la institución.

 

Todo esto es una verdad irrefutable. Pero hay otra, esa que muchas veces no la queremos ver, o nos hacemos los tontos, porque la cantidad de puntos nos nubla un poco la vista y nos ayuda a no darle la importancia que merece.

 

Y cuando pasa lo del sábado, algo que duele tanto, no nos queda otra que ver cómo sale a flote todo lo que estuvimos escondiendo debajo de la posición en la tabla.

 

Independiente juega mal, decididamente mal. El técnico expresó a fin de año que estaba muy entusiasmado con la pretemporada, porque era la primera chance que tenía de que se viera finalmente su equipo. Y cuando ya van siete fechas, la mitad de las que tiene el grupo de este torneo rarísimo, no se vio otra cosa que un plantel que juega mal. Lo ve él (queda demostrado en la foto de la nota) y lo vemos todos, el tema es que los hinchas no somos los que entrenamos al plantel.

 

El Rojo tuvo momentos aceptables en algunos de los partidos, muy pocos buenos, y no más que eso. Logró buenos resultados de visitante, que es donde puede tener más espacios, pero en casa quedan muy expuestas sus falencias a la hora de generar fútbol y situaciones de gol. Se han visto intenciones positivas, presionando alto, pero malas ejecuciones.

 

Está claro que lo más importante es el resultado, pero cuando se hace sin fútbol, todo se desmorona ante la derrota. Y cuando se juega bien, se construye paciencia, aún cuando no acompañan los resultados.

 

Tévez el sábado retrocedió varios pasos como entrenador, sin lectura de lo que ocurrió en el primer tiempo, sin hacer cambios que se pedían a gritos, sin reaccionar ante un desarrollo que solicitaba hacerlo. Recién con el gol rival, empezó a mover piezas desesperadamente, algo que obviamente no funcionó.

 

El equipo estuvo largo y partido, planteado un primer tiempo con un mano a mano en el que estuvo mejor de a ratos, gracias a Luna, pero en el que se veía que el rival se sentía más cómodo. Con los medios, sobre todo Juanfer, recibiendo con espacios, algo letal. Más si jugás en línea, ante delanteros que son más rápidos que tus defensores, que encima no tienen un buen día.

 

Independiente sigue bien posicionado en la tabla, de hecho lidera el grupo, pero no nos podemos quedar con eso. Si queremos realmente tener algún tipo de aspiración a algo que no sea cosechar puntos, debemos mejorar en el juego, y mucho.

 

No podemos seguir haciéndonos los tontos, nos ganó Racing en casa, y lo hizo merecidamente, porque no le pateamos al arco en todo el complemento. Abajo en el resultado, no se le creó una chance de gol. Podemos llorar ese penal no cobrado, producto de uno de los tantos pelotazos, la única idea que tuvo el equipo. O podemos ver la realidad y empezar a construir un once que juegue al fútbol, como merece una masa societaria que pagó una fortuna para ir el sábado, y no obtuvo ni migajas.

 

Lo del semestre pasado no brinda ninguna inmunidad, solo la chance de empezar de cero.

 

Y eso es lo que ocurre después del sábado.

 

Fuente Orgullo Rojo


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.