Por Guido Sacarelo
El 11 de febrero de 2004, con solo 37 años, Albeiro Usuriaga
era asesinado en Cali, su ciudad natal.
Un día como hoy pero de 2004, Albeiro Usuriaga era asesinado
en Cali, mientras pasaba el tiempo con amigos en un negocio de juegos de azar.
El Palomo fue uno de los mejores jugadores de los últimos 30 años en
Independiente. Habilidoso, potente y carismático eran algunas de las cualidades
del delantero que se destacó en el Rojo durante la década de los ’90.
Tuvo una extensa trayectoria que lo llevó a jugar en Brasil,
España, México, Ecuador y Argentina. En este último país encontró un lugar en
el mundo, específicamente en Avellaneda.
En el Rey de Copas disputó 70 partidos y marcó 21 goles. El Palomo se
destacó más por su velocidad, potencia y destreza que por su capacidad
goleadora.
Tuvo dos etapas en la institución. La primera fue la más
destacada por los logros obtenidos y por sus actuaciones, ya que ganó el
Clausura de 1994, la Supercopas de 1994 y la Recopa de 1995 -ante Boca Juniors,
Flamengo y Vélez Sarsfield, respectivamente-.
Pasaron dos décadas sin uno de los futbolistas que dejó una
huella en el club. No fue el que más partidos jugó, ni el que más goles anotó,
pero dos años vistiendo la casaca del más grande le bastaron para quedar en el
recuerdo de una hinchada que todavía grita al unísono: “¡Usuriaga, Usuriaga,
Usuriaga!“.
Fuente Infierno Rojo
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