Por Christian Ginko
La defensa fue una espectadora de lujo en los goles de
Defensa y Justicia, y no pudo reponerse.
Bengalas, humo, el equipo en la cancha y, finalmente, Sergio
Barreto encabezando el saludo histórico como capitán. Todo parecía que
arrancaba bien, pero la noche tenía deparada otra cosa. Es que, pese a la
expectativa generada, la defensa tuvo una noche para el olvido.
Sin marca y a destiempo, la línea del fondo nunca pudo dar
seguridad. En el primer gol, Ayrton Costa o Sergio Barreto debió haberse
quedado abajo, algo que no ocurrió. Luego, Kevin López la perdió, y el único
que intentó evitar el indeseado final fue Santiago Salle. Uno de los centrales
debió haberse quedado, y no ocurrió.
Pero esto no es todo. El segundo gol, como si fuera poco, fue una pérdida en el propio campo. Damián Pérez no pudo ante el apriete de Agustín Santana, y Rodrigo Bogarín le robó la pelota. Luego, el 10 intentó un pase al medio, Santana le dio defectuoso y, el rebote en Salle, le quedó a Santiago Solari, que definió solo. Pérez falló con la pelota en los pies, Costa recién estaba volviendo, y nadie sabe a quién marcaba Barreto, más allá de la pésima salida de Rodrigo Rey.
Luego, la defensa intentó reponerse, algo que no logró. El Halcón no pasó del 2-0 por impericia propia y porque, en algunas jugadas, Rey salvó a Independiente. El Rojo tuvo todo para ganarlo en el arranque, y los errores garrafales abajo le costaron un encuentro que debió haberse decantado para el local. Contra Banfield será urgente modificar la defensa.
Fuente Infierno Rojo
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