Siempre me causó mucha gracia verte de pibito con
indumentaria del club, la que te quedaba como si hubiese sido elegida por esas
madres que compraban “para que le dure”, haciendo un cálculo de talle pensando
más en la economía familiar que en el físico del usuario.
Durante muchos años esperé que la uses nuevamente, y es
realmente muy triste saber que eso no va a suceder, que no vamos a poder verte
otra vez jugando en casa. Supongo que a vos también te debe doler y mucho.
Pero así como volviste cada vez que elogiaron, o simplemente
mencionaron a Independiente en el mundo gracias a vos, en cada bandera Roja
colgada celebrando un título, o en forma de edificio en Villa Domínico, siempre
vas a poder volver a hacerlo.
Como hincha, dirigente, Presidente, embajador o simplemente
como el Orgullo Rojo que sos. Y ahí te vamos a estar esperando, porque nuestra
casa, esa que se remodeló gracias a vos, también es la tuya. Tu sangre es Roja,
la nuestra también.
Esa ropa no te quedaba gigante Kun querido, sabía que vos ibas
a ser así.
Fuente Orgullo Rojo
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