Existen notas periodísticas publicadas pocos años después de
su muerte, que sostienen que el zorzal simpatizaba con el Rojo. Una teoría
engrosada por su amistad con Mumo Orsi, delantero que brilló en Independiente.
El testimonio de Mario Evaristo, un ex futbolista de Boca al que le confesó lo
que sentía por el Rojo.
Claudio Gómez
CLAUDIO GÓMEZ
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Revista "Goles, goles".REVISTA "GOLES,
GOLES".
Mauricio Curto vive en Mar del Plata, es hincha de
Independiente y coleccionista de diarios, revistas, pines, banderines,
camisetas, en fin, cualquier objeto que esté vinculado con el Rojo. Hace unos
diez años andaba de búsqueda por el mercado de antigüedades de Plaza Rocha y se
cruzó con un ejemplar de la revista “Goles, goles”, editado durante la década
del ‘40. Se puso a hojear la revista y se encontró con una revelación: una nota
de que aseguraba que Carlos Gardel era hincha de Independiente.
La nota ocupa cuatro páginas y se sostiene en el testimonio
de Mario Evaristo, un futbolista que había pasado por Boca e Independiente, que
jugó en Italia y Francia, y que además integró la Selección que salió
subcampeona en el Mundial de 1930.
Evaristo cuenta en la nota anécdotas de encuentros que tuvo
con Gardel en Europa y en Buenos Aires. En una de esas charlas, Carlitos le
confesó: “Tengo profunda simpatía por Independiente”. Esa confidencia ocurrió
en 1929, cuando Evaristo todavía jugaba en Boca. Un año después se volvieron a
cruzar en Montevideo, durante el Mundial. Evaristo lo llevó a la concentración
para que le cantara a los jugadores de la Selección. En 1931 tuvieron un
encuentro en la cubierta de un barco que venía de Italia a Buenos Aires.
Después del saludo y el abrazo reglamentario, Gardel le preguntó al jugador:
“¿Cómo anda Independiente?”.
Unos años antes, el Zorzal ya había demostrado su simpatía
por el Rojo. En 1926 el equipo salió campeón del torneo de Primera División con
una delantera demoledora: Seoane, Ravaschino, Canavery, Lalín y Orsi. El día de
la consagración no fue uno más para Gardel. Esa noche llegó de madrugada al
Armenonville, el cabaret más lujoso de Buenos Aires, donde había hecho su
primera actuación en la Ciudad junto con José Razzano. Lo cierto es que
Carlitos entró, se acercó a su grupo de amigos y les confesó:
—Estoy contento, muchachos.
Fuente Perfil
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