Es un conjunto de cosas. Un flojo
sistema, no hubo una lectura del partido, no se logró realizar más de tres
pases seguidos. Otra vez, Independiente presentó una mala imagen, más allá de
ganar, en su visita contra un rival inferior sí, Patronato. Sin embargo, el
problema central es el mismo, la mitad de la cancha.
Julio Cesar Falcioni volvió a
insistir con Domingo Blanco y Pablo Hernández en la línea media con Jonathan
Menéndez un poco más suelto y adelantado. Y al volverse a reiterar este
formato, el funcionamiento fue el mismo que contra Lanús: sin dinámica,
erráticos, con un cambio menos y sin precisión alguna.
Con muy poco, Patronato lastimó o
generó peligro en el arco del Rojo porque no se cortaba en el mediocampo.
Demasiada libertad tuvieron los volantes del Patrón para generar cuerpo. Y así
como fue defendiendo, a la hora de atacar, también existió una desvinculación
entre defensores y delanteros porque el mediocampo no ensambló una jugada.
Domingo Blanco fue intrascendente.
Apresurado, impreciso y sin ideas. El volante acertó 19 de los 31 pases que
realizó. Perdió la posesión 16 veces. Blanco suma otro partido en el que no
convence y deja una muy floja imagen.
Por su parte, Pablo Hernández estuvo
todo el encuentro con un cambio menos a lo que demandaba el partido mismo.
Dando ventaja a los rivales y lento a la hora de fabricar juego. El futbolista
perdió la pelota en 16 ocasiones y además acertó solo 24 de los 36 pases que
llevó a cabo.
Queda claro que para los próximos
encuentros van a haber más variantes en el mediocampo como Lucas Romero y
Adrián Arregui. Pero lo cierto, es que la realidad de la mitad de cancha de
Independiente es muy floja y deja mucho que desear.
Fuente Infierno Rojo
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