(Foto: Conmebol)
Por Ramiro Santinelli
Al final del semestre anterior era una obviedad -a los ojos
de cualquier futbolero- que para
Independiente era necesario retener la mayor parte posible del plantel. De los
jugadores que habían logrado demostrar un nivel de juego esperanzador y que,
también, habían construido una identidad dentro del campo. Además, era evidente
la obligación de reforzarse con jerarquía para dar el salto de calidad y
definirse como un candidato a pelear a fondo cada competencia que dispute. Por
desgracia, es de común conocimiento la pésima realidad del mercado de pases del
Rojo y, aunque no es la única causa de la derrota, eso se vio reflejado en
Tucumán.
Con las llegadas de Silva -quien aún no es un refuerzo
oficial-, Gutiérrez -imposibilitado para disputar la Copa Sudamericana-,
Domingo -integrante del banco de suplentes-, fue Amorebieta la única
incorporación que se integró al equipo titular. Con su ingreso, la defensa
cambió: Tagliafico volvió a la banda y Sánchez Miño salió del once. Y, en mi
opinión, cambió para mal. Anoche se ausentaron la solidez e intensidad típicas
que solía tener este conjunto. Se sufrió por las bandas y por el centro, y se
cometieron errores inaceptables para la defensa de un equipo de alto vuelo.
El doble cinco también tuvo una noche para el olvido. Tanto
a Domínguez como a Rodríguez se los vio imprecisos y más lentos que sus
contrincantes. Es la primera vez que, a mi criterio, tienen un mal partido
jugando juntos. Tal es así que Holan decidió reemplazar al Torito, para formar
una dupla entre Nery y Meza, asumiendo riesgos pero apostando a una mayor
generación de juego.
Lo del Rojo fue parejo en el José Fierro, ninguna línea tuvo
una buena performance. La fase ofensiva también falló y en ese sector es donde
se hace más notoria la falta de recambio. Independiente vendió a su jugador más
efectivo y no incorporó a nadie para mejorar las falencias que anoche se
evidenciaron en Fernández, Albertengo, Benítez, Meza y Barco. Incluso se debió
recurrir a la titularidad de Togni, con escasos minutos en primera.
Aún así, no creo que el deplorable mercado llevado a cabo
por la dirigencia de Independiente tenga una relación directa con la caída del
martes por la noche. No considero que Atlético Tucumán tenga mejor plantel que
el Rojo. El equipo jugó mal, estuvo impreciso, inseguro y se vio asfixiado por
su rival, y por eso cayó con justicia.
Ahora queda, para Holan y sus dirigidos, prepararse para
enfrentar a Huracán y arrancar la Superliga con el pie derecho. Y, para la
comisión directiva, encontrar potenciales refuerzos para negociar y cerrar en
los próximos dos días o, al menos, para inscribir en AFA y tener una semana más
de negociación. Para que el mercado deje de ser negro y juegue un poco a favor
del Rojo.
Fuente De la Cuna al Infierno

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