Independiente arrancó su camino en la Superliga con el pie
derecho.
Le ganó bien a Huracán y además se recuperó de la magra actuación en
Tucumán por la Copa Sudamericana. Sin brillar, volvió el Rojo que quiere la
gente, y en InfiernoRojo, como es habitual, analizamos las claves del 3 a 1.
Pegó cuando había que pegar: Sin dudas, la circunstancia
clave para que Independiente gane. Empató el partido enseguida, lo dio vuelta
justo cuando se esfumaba el envión que había tomado, y lo liquidó ni bien
Huracán asomaba la nariz buscando el empate.
Compostura: Al igual que en Tucumán, Independiente no dejó
que la coyuntura se lo devore. Y aquí mejor todavía, porque no sólo neutralizó
al visitante sino que además le convirtió rápidamente para que los fantasmas
queden afuera pronto.
Encontró otra manija: A sabidas cuentas que Ezequiel Barco
no está en su mejor momento y que Emiliano Rigoni ya no forman parte del
equipo, Independiente pudo contar con otra manija: Martín Benítez. El misionero
agarró la pelota, condujo el equipo y además metió dos goles. Vino bárbaro.
Ordenó el mediocampo: Casualmente - o no - Ariel Holan
encontró en Nicolás Domingo un jugador que solito pudo hacerse dueño del
mediocampo, lo que permitió a Walter Erviti y Maximiliano Meza soltarse un poco
y conectarse con los de arriba sin preocuparse tanto por la marca. No podemos
afirmar que esta dupla pueda funcionar siempre, porque recién fue un solo
partido. Pero si funciona, Holan podría tener al alcance una buena solución.
Controló al nueve: La defensa de Independiente perdió sólo
en dos ocasiones contra el nueve de Huracán, Ramón Wanchope Ábila, sin dudas un
delantero de otra categoría. En lo ideal, no debería haber perdido nunca, pero
lo cierto es que la única que tuvo la mandó a guardar, y si se hubiera
encontrado más con la pelota, podría haber sido fatal para el Rojo. Bien en
contenerlo, molestarlo y frustrarlo.
Fuente Infierno Rojo
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