Con Leo Messi como bandera, Argentina se juega mucho en
Uruguay. A ganar para estar cerca de Rusia 2018.
Por Hernán Claus @hernanclaus
Hclaus@agea.com.ar
El Río de la Plata está revuelto. Y no es un lugar común, es
un hecho de la realidad. Tanto viento, tanto fútbol y un toque de sudestada que
le ponen un tono un poco más dramático a un clásico que siempre -salvo en la
era Maradona- desde nuestro lado se miró casi con tono canchero por la cómoda
situación numérica, y que ahora encuentra a la Selección en repechaje,
jugándose la ropa en el Centenario. Con un técnico nuevo y un equipo que
buscará en el peor/mejor escenario una revolución para no alejarse del Mundial
de Rusia.
Jaque mate. Lo gritan todos en estas Eliminatorias pero casi
que el que más lo sufre es Argentina. “¿Cómo se van a quedar afuera de la Copa
del Mundo con Messi, Dybala, Icardi, Agüero, Higuaín, Di María y todos esos
fenómenos?”, es la frase que se repite acá en Montevideo, mientras la tabla
marca un triste quinto lugar, dos entrenadores (Martino y Bauza) que ya dejaron
su puesto y un Sampaoli que busca una patriada con un estilo recontra ofensivo.
La Selección arranca esta recta final de cuatro partidos
sabiendo que, a lo sumo, hay espacio para dos empates o apenas una derrota. Que
luego todos tienen que ser triunfos. Y por eso Sampaoli apuesta a ganar en el
mítico Centenario, ante más de 60.000 charrúas que rompieron las boleterías en
una recaudación récord y con una sola idea: llevarse por delante a Uruguay,
pero con la pelota en los pies. “Nos jugamos todo, pero les podemos ganar
jugando. Si entramos en el terreno de la lucha, ellos son mejores”, afirma el
entrenador. “Ellos”, la Celeste, tampoco están para tirar manteca al techo,
aunque la presencia casi heróica de Lucho Suárez -pone en riesgo su rodilla- elevó
los ánimos (y los corazones) de los locales. Pero ojo que Uruguay se encuentra
en la peor racha de sus 115 años, ya que perdió los últimos cinco partidos en
forma consecutiva (tres por Eliminatorias y dos amistosos) y sabe que no tiene
más espacio para regalar nada...
Messi llega con el mate bajo el brazo al aeropuerto de
Carrasco. Disfruta de unos amargos, como lo hace con su amigo -hoy rival-
Suárez en Barcelona, pero esta vez con sus compañeros de la Selección. En su
arribo se sintió local con el carino de algunos chicos y, sobre todo, con la
historia de Luciano, el nene que desafió a los gigantes de seguridad del
Sheraton para darle un abrazo y que tuvo su recompensa. Leo también quiere su premio
esta noche y sabe que para hacer historia deberá tener un partido mágico,
porque Sampaoli lo rodeará de muchos ofensivos, pero el peso -como siempre,
aunque ahora más- caerá sobre su fútbol, ya que la mayoría de sus compañeros
tiene pocas batallas de esta magnitud.
El redebut de Icardi tras cuatro años de estar casi
proscripto, la sociedad Leo-Dybala, la posible ausencia del líder Mascherano...
Si algo le faltaba a esta previa era el fallo del TAS: la última ráfaga de
viento que dejó el Río de la Plata muy revuelto. Y a río revuelto, ganancia de
pescadores...
MONTEVIDEO (ENVIADO).
Fuente Olé
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