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sábado, 24 de diciembre de 2016

Cebolla picante



Rodríguez estaba dispuesto a resignar seis meses de contrato para irse, pero a raíz de las palabras de Nakis cambió de opinión: ahora quiere cobrar todo.
 

El Cebolla Rodríguez se va con ruido de Independiente.

Por Favio Verona

Si una palabra de más muchas veces trae consecuencias, varias pueden producir un daño difícil de reparar. La tesorera de Independiente, Liliana Toribio, puede dar cuenta de ello. “Fue un error haber traído a Cebolla Rodríguez. Habría que haber investigado para averiguar sus antecedentes. En los últimos dos años había jugado muy poco y lo contratamos igual. Venía de sufrir varias lesiones y la realidad es que le clavás un escarbadientes y se desgarra”, disparó el vicepresidente del Rojo, Noray Nakis, el lunes pasado. Sus declaraciones intempestivas podrían costarle muy caro al club. Y es literal.

La voz del directivo cruzó raudamente el Río de la Plata y el eco de las estridencias llegó hasta Juan Lacaze, el pueblo de 13.000 habitantes en el que el volante uruguayo de 32 años descansa con su esposa y su hija. La frase alteró la tranquilidad del jugador, quien en su tierra natal pasa el tiempo entre mates, asados y cuidados intensivos a los caballos de su establo. Cebolla sintió que le faltaron el respeto, y lo invadió la bronca. Hasta la semana pasada estaba dispuesto a rescindir y a resignar el dinero correspondiente a los últimos seis meses de su contrato, ya que tiene vínculo hasta mediados del año próximo. Pero el desliz dialéctico de Nakis lo hizo cambiar de opinión de forma categórica: la calentura que lo gobierna es tal que ahora no está dispuesto a resignar ni un centavo de sus haberes.

Independiente no está al día con el futbolista: le debe tres meses de primas, además del sueldo del corriente mes. Y teniendo en cuenta que el volante percibe uno de los salarios más altos del plantel, se trata de un problema enorme para los directivos, quienes pensaban destinar el dinero que se iban a ahorrar para comprar a un jugador de jerarquía.

Cebolla tiene ganas de ser transferido a Peñarol, el club del cual es fanático. En Uruguay, varios medios venían sosteniendo que había arribado a un acuerdo de palabra con los directivos del Carbonero. Rodríguez sabe que en Avellaneda los hinchas le bajaron el pulgar y está saturado. Fueron varias las silbatinas que lo castigaron en los últimos partidos que jugó. Pero en este momento, si le conceden la posibilidad de elegir, está dispuesto a tolerar seis meses colgado en el Rojo con tal de cobrar hasta la última moneda que le corresponde. Su enojo llegó al punto de que si tiene que quedarse solo corriendo alrededor de los campos de juego del predio de Villa Domínico, no dudaría en hacerlo.

En la CD de Independiente están convencidos de que la situación va a cambiar. En su círculo íntimo también remarcan que no es un obstinado. “La calentura se le va a pasar y va a terminar rescindiendo”, le comentó a Olé alguien cercano al jugador. Los dirigentes del Rojo no volvieron a comunicarse con Cebolla desde que Nakis metió la pata. Consideran que lo mejor es esperar a que la temperatura comience a bajar para sentarse a conversar e intentar llegar a un acuerdo.

Nakis, quien analiza presentarse como candidato opositor en las elecciones del año que viene, les dejó un problema enorme a los dirigentes.


Fuente Olé

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