Rodríguez estaba dispuesto a resignar seis meses de contrato
para irse, pero a raíz de las palabras de Nakis cambió de opinión: ahora quiere
cobrar todo.
El Cebolla Rodríguez se va con ruido de Independiente.
Por Favio Verona
Si una palabra de más muchas veces trae consecuencias,
varias pueden producir un daño difícil de reparar. La tesorera de
Independiente, Liliana Toribio, puede dar cuenta de ello. “Fue un error haber
traído a Cebolla Rodríguez. Habría que haber investigado para averiguar sus
antecedentes. En los últimos dos años había jugado muy poco y lo contratamos
igual. Venía de sufrir varias lesiones y la realidad es que le clavás un
escarbadientes y se desgarra”, disparó el vicepresidente del Rojo, Noray Nakis,
el lunes pasado. Sus declaraciones intempestivas podrían costarle muy caro al
club. Y es literal.
La voz del directivo cruzó raudamente el Río de la Plata y
el eco de las estridencias llegó hasta Juan Lacaze, el pueblo de 13.000
habitantes en el que el volante uruguayo de 32 años descansa con su esposa y su
hija. La frase alteró la tranquilidad del jugador, quien en su tierra natal
pasa el tiempo entre mates, asados y cuidados intensivos a los caballos de su
establo. Cebolla sintió que le faltaron el respeto, y lo invadió la bronca.
Hasta la semana pasada estaba dispuesto a rescindir y a resignar el dinero
correspondiente a los últimos seis meses de su contrato, ya que tiene vínculo
hasta mediados del año próximo. Pero el desliz dialéctico de Nakis lo hizo
cambiar de opinión de forma categórica: la calentura que lo gobierna es tal que
ahora no está dispuesto a resignar ni un centavo de sus haberes.
Independiente no está al día con el futbolista: le debe tres
meses de primas, además del sueldo del corriente mes. Y teniendo en cuenta que
el volante percibe uno de los salarios más altos del plantel, se trata de un
problema enorme para los directivos, quienes pensaban destinar el dinero que se
iban a ahorrar para comprar a un jugador de jerarquía.
Cebolla tiene ganas de ser transferido a Peñarol, el club
del cual es fanático. En Uruguay, varios medios venían sosteniendo que había
arribado a un acuerdo de palabra con los directivos del Carbonero. Rodríguez
sabe que en Avellaneda los hinchas le bajaron el pulgar y está saturado. Fueron
varias las silbatinas que lo castigaron en los últimos partidos que jugó. Pero
en este momento, si le conceden la posibilidad de elegir, está dispuesto a
tolerar seis meses colgado en el Rojo con tal de cobrar hasta la última moneda
que le corresponde. Su enojo llegó al punto de que si tiene que quedarse solo
corriendo alrededor de los campos de juego del predio de Villa Domínico, no
dudaría en hacerlo.
En la CD de Independiente están convencidos de que la
situación va a cambiar. En su círculo íntimo también remarcan que no es un
obstinado. “La calentura se le va a pasar y va a terminar rescindiendo”, le
comentó a Olé alguien cercano al jugador. Los dirigentes del Rojo no volvieron
a comunicarse con Cebolla desde que Nakis metió la pata. Consideran que lo
mejor es esperar a que la temperatura comience a bajar para sentarse a
conversar e intentar llegar a un acuerdo.
Nakis, quien analiza presentarse como candidato opositor en
las elecciones del año que viene, les dejó un problema enorme a los dirigentes.
Fuente Olé
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