El papelón del domingo de Pablo Echavarría no puede quedar
impune para los dirigentes de Independiente. Más allá que futbolísticamente
sigue en falta hay una realidad: el Rojo fue claramente perjudicado en Tucumán
por un juez que se viene equivocando bastante feo en su contra.
Más allá que tiene un historial favorable con el Rojo,
producto de 4 victorias, 4 empates y 2 derrotas, hay fallos puntuales que
privaron al Rojo de ganar o al menos no perder en 5 de esos 10 partidos. Y
varios son groseros.
En su primer partido dirigiendo a Independiente inventó un
penal para Unión por una supuesta falta de Lucas Romero a Gabriel Carabajal. El
Rojo ganaba 2-0 y por empuje del juez terminó 2-2 en 2019. Casi dos años
después, en su tercer partido, expulsó mal a Thomas Ortega por una doble
amonestación contra Estudiantes. Leonardo Godoy simuló una infracción y tanto
el juez como el línea, Gabriel Chade, fueron cómplices. El Rojo terminó
avanzando por penales ante el Pincha tras un 0-0 en los 90′.
El tercer antecedente se refiere al empate agónico de Vélez
en un 3-3 en Liniers. En la jugada del empate sobre la hora, Mateo Pellegrino
estaba adelantado cuando parte el centro, pero ni Echavarría ni Lucas
Germanotta, el línea, lo vieron.
En tanto que el cuarto caso fue el penal que no le cobró
ante Barracas Central, por una mano de Braian Salvareschi, en 2-2 en
Avellaneda.
Y el domingo otra vez se equivocó dos veces. Primero para convalidar el penal que el VAR le advirtió que revisara a instancias de Jorge Baliño y Andrés Merlos y después para no expulsar a Nicolás Romero por doble amarilla por una infracción a Baltasar Barcia. Errores podemos cometer todos, es cierto, pero cuando hay muchos ya es un patrón que los dirigentes tienen que desactivar urgente para que no nos sigan perjudicando.
Fuente LxR
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