Por Guido Sacarelo
Independiente tiene que conseguir un nuevo entrenador, donde
quienes toman decisiones solo generan confusión ante su pasividad.
Independiente se quedó sin entrenador el martes al mediodía,
cuando Eduardo Domínguez decidió tras un poco más de seis meses ponerle fin a
su ciclo en el club. Esta salida trae una enorme responsabilidad a la comisión
directiva, en la que tendrán que conseguir un entrenador, teniendo a las claras
pruebas de grandes complicaciones para poder cerrar un refuerzo ahora se suma
el desafío de un entrenador.
Es común que cuando se va un director técnico la danza de
nombres empieza a sonar, habiendo un rumbo y cierta claridad. No obstante, en
Independiente eso no pasa.
Si bien sonaron Mauricio Pellegrino, Frank Kudelka y algunos
otros nombres, por ninguno de estos se avanzó hasta el momento. Esto puede deducir
dos cosas: la dirigencia se mueve con gran hermetismo y tino por un nombre que
sorprenderá, o simplemente hasta el momento no se interesaron en conseguir un
remplazo.
Lo cierto es que tanto comisión directiva, como Daniel Montenegro
tendrán la absoluta responsabilidad de conseguir un nombre en común que pueda
llegar al club.
La problemática está si alguien aceptará venir a un club
envuelto en múltiples dificultades y con una exigencia del hincha por demás
baja.
Eso sí, lo que es seguro es que no deberán confiarse en que
Claudio Graf es la solución y si quieren demostrar grandeza, teniendo en cuenta
que habrá elecciones en el futuro cercano, ponerse de acuerdo con las tres
listas para así elegir un sustituto. ¿Habrá un manto de seriedad entre tanta
improvisación?
Fuente Infierno Rojo


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