Clarín 10 de Enero 2022
Que River. Que Independiente. Que están cerca. Que todo se
enfrió. Que pueden incluirse jugadores en el medio de la operación... La novela
por el pase de Fabricio Bustos ocupa por estas horas los primeros planos de los
medios deportivos del país.
El lateral derecho de 25 años tiene vínculo con el Rojo
hasta mediados de este año y se mantiene firme en su postura de no renovar.
Mientras que desde Núñez, Marcelo Gallardo lo quiere sumar para su equipo. Lo
concreto es que existieron charlas entre dirigentes de ambos clubes grandes,
pero por ahora ninguna oferta concreta se puso arriba de la mesa. El jugador
tampoco acordó siquiera su contrato con el Millonario y desde su lado insisten
en que permanecerá en Avellaneda hasta junio. Los directivos rojos saben que si
no lo venden ahora luego no verán un dólar y por eso evalúan que no sea tenido
en cuenta por Eduardo Domínguez, que el jueves en el arranque de su ciclo ya le
había dicho que lo quería. ¿Y ahora?
Hay una relación totalmente quebrada entre el futbolista surgido
de la cantera del Diablo y la dirigencia. Desde que se rechazó en el mercado
anterior la oferta que llegó del fútbol turco por él (le ofrecían un contrato
de 1,5 millones de dólares netos anual por 5 temporadas), no hubo retorno.
En Independiente apuntan contra el representante de Bustos,
Nazareno Marcollese, con quien el trato no es nada bueno. De hecho, con uno de
sus representados, Gonzalo Verón, mantienen un conflicto judicial millonario.
Del otro lado, señalan a Héctor Maldonado, secretario general del club y mano
derecha de Hugo Moyano, como el directivo que pone palos en la rueda.
¿Cómo terminará todo? Lo único concreto es que Bustos
terminará afuera de Independiente. Si no es ahora será en seis meses (ya está
en condiciones de arreglar su vínculo con otro equipo de manera individual). En
River, más allá de los llamados de Gallardo, no hubo un avance significativo
para llevárselo.
La dirigencia evalúa qué hacer. ¿Lo separarán del plantel?
Una opción menos dura podría ser no marginarlo, pero no tenerlo en cuenta para
los partidos. Eduardo Domínguez lo necesita, aunque hará lo que disponga la
dirigencia. La novela de Bustos tiene un nudo muy difícil de desatar.
Fuente Clarín
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