Por Aldana Valdez
Escrito por Hernán Gustavo Paglieri – Vicepresidente Peña Roja Daniel
Bertoni – San Andrés de Giles
1942 – Nacimiento de Miguel Ángel Santoro, “Pepé”, gloria
absoluta bajo los tres palos y gloria histórica del Rojo, símbolo y referente
indiscutible. 394 fueron los partidos atajados (cuarto jugador que más veces
participó) para ganar 4 Libertadores (1964, 1965, 1972 y 1973), 1
Intercontinental (1973), 1 Interamericana (1973) y 4 torneos locales (1963,
Nacional 1967, Metropolitano 1970 y 1971).
En 14 años en el club, desde 1962 a 1974, además de haber
atajado 13 penales, 12 de ellos por competiciones locales y uno por
Libertadores, tan importante que sirvió para eliminar a Boca de la copa de
1965, siendo esa la primera vez en la historia que se enfrentaban dos equipos
argentinos en la máxima competición del continente.
Así es la presentación de este monstruo total, miren ustedes
que escasos párrafos he redactado y son extremadamente pocos los futbolistas
del mundo que cumplen con logros de tal magnitud.
Si Bochini es por lejos el máximo ídolo de Independiente,
“Pepé” lo es del arco Rojo, no hay absolutamente nadie que pueda compararlo o
discutirlo con otro nombre, todos los demás sólo podrían ajustarles los
guantes.
Llegó a las inferiores del club tras una prueba que hizo
junto a Bernao y que se la consiguió un vecino, miembro de la subcomisión de
atletismo de Independiente, y dicha prueba se la hizo Omar Crucci, el defensor
que fuera campeón en la década del 40 y luego DT en la del 50.
Debutó en 1962 y al año ya fue campeón del torneo local
1963. Desde ese entonces, comenzó a afianzarse en el puesto aunque el titular
fuera Toriani. En 1964 fue determinante en la final ante Nacional para ganar la
primera Libertadores del club. Por la lesión de Toriani, le tocó la oportunidad
en la copa y atajó absolutamente todo.
Un año más tarde, repitió el logro internacional y
nuevamente fue clave, atajando el penal mencionado en la semifinal ante Boca
para eliminarlo.
Ya era ídolo y recién arrancaba, pero seguiría ganando sin
parar. El Nacional 67, con el magnífico equipo dirigido por Brandao, que tiene
el record de porcentaje de puntos obtenidos, un notable equipo, compacto en
todas las líneas, Santoro y la defensa fueron impermeables y arriba un máquina
de hacer goles.
Luego vinieron los Metropolitanos del 70 y 71, con “Pepé”
indiscutido en la valla, y la formación de la mítica defensa de la primera
mitad de la década. En el plano internacional, conquistó la Libertadores 72,
dificilísima en su definición contra el mejor Universitario de Perú de la
historia, equipo base de la Selección Nacional que eliminó a nuestro país.
Le llegó la revancha en la Copa Intercontinental, ya que
había disputado las dos anteriores contra el Inter y no se había alcanzado el
objetivo, la primera por un arbitraje nefasto y la segunda siendo superados.
Esta vez, el rival era el Ajax de Holanda, base de la “Naranja Mecánica”, un
equipo que siempre estuvo elegido como uno de los mejores de todos los tiempos,
y otra vez tocó la derrota para “Pepé” a pesar de haber tenido situaciones
claras de goles. Hasta que por fin llegó el ’73, año de la gloria absoluta para
Santoro y el club. Copa Libertadores ganada a Colo Colo en finales de una
hostilidad pocas veces vistas, como fue el partido de Chile donde el equipo
tuvo que entrar a la cancha en medio de los plateistas chilenos propinándoles
golpes. Luego salió campeón de la Copa Interamericana, y finalmente la frutilla
del postre, el sacarse la única espina que tenía clavada, campeón de la Copa
Intercontinental frente a Juventus en Italia.
Santoro fue figura en aquel encuentro que desde la previa
era una de las finales de copas más desparejas que se hayan visto. En 1974,
“Pepé” jugó hasta agosto y se despidió del club ganándole a Racing, yéndose del
campo a mitad de partido bajo la ovación tanto del público Rojo como el
racinguista, siendo reemplazado por Carlos Gay a quien el mismo Santoro se
encargó de alzarlo en el campo de juego, a modo a mostrarle a la gente que lo
dejaba como sucesor.
Además, han contado sus compañeros que luego en el vestuario
lloraba de forma desconsolada por dejar el club. Se fue a Europa para jugar en
el Hércules de España, donde lo recuerdan gratamente, y dos años más tarde, se
retiró del fútbol a pesar de que Independiente lo quiso nuevamente en el arco,
pero él declaró que prefirió dejar para siempre la imagen perfecta con la que
se había marchado.
Sin dudas, extraordinario lo de este monstruo del arco, era
sobrio, seguro, casi imbatible, con gran fuerza de piernas y brazos, de mucha
humildad siempre, un gigante dentro y fuera de la cancha. No existe compañero o
rival que alguna vez haya hablado mal de él.
Además, fue arquero de Selección junto al otro gigante de la
época, Antonio Roma, durante 10 años lo citaron todos los DT’s del país y fue
parte del plantel del Mundial 1974. Poquito tiempo después del retiro estaría
en Independiente de nuevo, ya como DT, primero en 1980 pero no le fue del todo
bien en esa época de pleno recambio entre un equipo ganador de fines de los 70
y el que se gestaría para ganarlo todo en la temporada 83-84.
“Pepé” no se fue del club, pasó a ser DT de las inferiores y
más tardes lograría el apodo de “bombero” por sus sucesivos interinatos
dirigiendo a la Primera cuando a otros técnicos les fue mal. En esa función
logró siempre buenos resultados que sirvieron para descomprimir malas
situaciones, por ejemplo en 2001 en reemplazo de Piazza, 2005 a Menotti, 2007 a
Burruchaga, 2008 a Troglio, y a fines de ese mismo año a Borghi.
Otra vez como DT oficial no le fue del todo bien y dejó el
cargo en 2009 para ser reemplazado por el “Tolo” Gallego. Pero otra vez “Pepé”
no se iría del club, sino que siguió trabajando como siempre en la formación de
arqueros, función que supo hacer en la Selección pero que abandonó por preferir
a Independiente.
De su mano formadora, surgieron Emiliano y Lucas Molina
(ambos de selección pero tristemente fallecidos a muy temprana edad), Gabbarini,
Assmann, y Ustari (arquero record de la historia argentina por su venta
multimillonaria que nadie igualó).
Santoro también dio la cara y trabajó en el momento más duro
de la historia Roja cuando Brindisi fue el DT. Nunca se borró y sufrió como
nadie. Así llegamos al hoy en su carrera, y ¿saben qué? sigue brindándose al
club, y espero lo haga por siempre, porque pocos han demostrado amar a
Independiente como él.
Fanático desde chiquito que cumplió su sueño tomándose un
micro para ir a probarse. Fue paciente esperando su chance y una vez que la
tuvo no existió alguien que pudiese moverlo del arco. Pocos pueden hablar del
club como su “casa” como él.
Un ídolo completo, sin fisura alguna por donde entrarle, en
su carrera de profesional y como ex jugador. No hay hincha que lo haya conocido
y no se haya quedado encantado con la clase de persona que es, no hay quien
pueda cuestionarlo y aun así “Pepé” jamás perdió la humildad. Por todo ello
cualquier elogio para este ser humano Rojo es poco, pero de mi parte solamente
siento amor puro por Santoro, y sé que amar tanto a Independiente se lo debo en
gran parte a él.
Fuente De la Cuna al Infierno