Por Christian Ginko
El futbolista continúa entrenándose con la Reserva mientras
evalúa una decisión crucial de cara a su futuro.
Son días complicados en la vida de Santiago López. Su
contrato finaliza en diciembre de 2024, y tanto él como Independiente quieren
renovar su vínculo. El futbolista sabe de la importancia del club en su
carrera, y también tiene conocimiento de sus chances de jugar en Primera. Sin
embargo, desde otro lado le liman las alas.
El problema, como sucede con varios jugadores, viene desde
su representación. Las conversaciones entre la dirigencia y Tomás De Luca,
apoderado de la joven promesa, no prosperan, y los directivos perdieron la
paciencia. Es que la situación viene desde hace muchos meses, y por eso tomaron
una decisión dura pero necesaria: que el profesional baje a entrenar con la
Reserva sin siquiera gozar de minutos en la misma. Dicho en palabras de la
jerga futbolera, fue colgado.
Ante esta situación, Santi quedó entre la espada y la pared.
Sabe que tiene 17 años y un futuro enorme por delante, pero también que la
carrera del futbolista es corta y, un año parado, es caótico en la carrera de
un futbolista. Su idea es renovar, y debido a que De Luca no le hace caso, todo
indica que tomará una decisión para acercar partes: cambiaría de representante
para poder extender el vínculo.
En Independiente caería muy bien esto. No solo le permitiría
asegurarse un gran proyecto, sino que valorarían el gesto rebelde de López de
cambiar de apoderado con el objetivo de seguir en el club. ¿Será esto lo que,
finalmente, destrabe la situación y le ponga fin a la novela?
Fuente Infierno Rojo
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