Independiente jugó un complejísimo partido en Tucumán y, por
diferentes razones, la mayoría evitables, tuvo que volverse con una derrota.
En InfiernoRojo analizamos las claves que llevaron al 4 a 2.
La expulsión: Sin lugar a dudas la expulsión de Pablo Hernández
cuando el partido iba 2 a 2 y mejor estaba el Rojo fue el condicionante
principal que llevó a Independiente a la derrota. El resultado final no puede
analizarse sin esa intervención, porque el tucumano había ingresado para
ponerle orden al mediocampo, y lo había hecho bien. Pero su salida cambió todo.
El penal: La segunda circunstancia de partido que llevó al
resultado final negativo. La jugada de Nicolás Figal, independientemente del
juicio sobre la sanción, fue clave porque sentenció un gol que, pese a que
estaba muy cerca, posiblemente no hubiese llegado y el Rey de Copas se hubiera
traído un punto de Tucumán.
El planteo inicial: Se sabe que Atlético es un equipo
combativo, y cuando puede, punzante. Ariel Holan eligió salir con un doble
cinco algo frágil, ya que como es sabido, Fernando Gaibor es un buen jugador
para desequilibrar con pases profundos, pero en la marca no hace los aportes
que se necesitaban. De esa manera, Independiente regaló dos goles en un primer
tiempo que pintaba cerrado.
Desatenciones en la marca: Y sumado a los problemas en el
medio, en este partido hubo que agregar los inconvenientes defensivos que se
fueron presentando, sobre todo en el segundo tiempo. Una imagen repetida era
los mediapuntas del local desbordando e ingresando al área con total libertad.
No fue la mejor noche de la defensa del Rojo.
Sin reacción: Era difícil, es cierto. Pero cuando
Independiente recibe el tercero con uno menos, se soñaba con que el equipo
reaccione de la misma manera que lo había hecho tras las dos desventajas
anteriores. Fue clave que no suceda, porque derivó en la imposibilidad para
empatar el partido.
Fuente Infierno Rojo
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