Este blog publica hoy el primero de cuatro post destacando a
algunos de los jugadores de Independiente que contribuyeron a la Gloria Roja convirtiendo
a nuestra Institución en el Rey de Copas.
El órden de los jugadores presentados en cada post, responde
a la cantidad de presentaciones (En forma creciente) vistiendo nuestros colores,
desde Arsenio Erico con 326 partidos hasta Ricardo Enrique Bochini con 714
presentaciones.
10) Arsenio Erico: 30/3/1915 – 23/7/1977
Partidos 326
Goles: 293 (3 a Racing)
Títulos: 2 (2 locales)
El máximo goleador de la historia del futbol argentino fue
el más grande delantero del club. Un acróbata que hacía del gol un arte.
“Quiero darle al público el gol, que es lo que se merece”.
La frase la pronunció horas después de haber pisado suelo argentino para
sumarse al Plantel de Independiente. Y vaya si lo consiguió. Exactamente lo
hizo 293 veces para convertirse en el máximo goleador del futbol argentino,
asombrar con su movimientos artísticos y ser el mejor jugador paraguayo de
todos los tiempos.
La historia del Saltarín Rojo comenzó en Nacional de
Asunción, club donde debutó a los 15 años.
Pero en 1932 estalló la Guerra del Chaco entre Paraguay y
Bolivia y como Erico aún no tenía edad para ser enrolado, viajó con una
Selección de la Cruz Roja a una gira por la Argentina, con el fin de recaudar
fondos.
En los amistoso el Semidiós asombró a River e Independiente.
“Yo debí ser jugador de River, pero estaba Bernabé Ferreyra y por eso le
disparé”, declaró ya retirado. Los dirigentes rojos no la tuvieron fácil porque
Erico era menor de edad y necesitaron 12.000 pesos y un permiso del ministerio
de Defensa guaraní para quedarse con él. Este sinónimo del gol no convirtió en
su debut ante Boca sino que lo hizo por duplicado en su segundo partido ante
Chacarita. Los señaló para todos los gustos y colores, pero uno de los más
recordados fue aquel que le hizo al xeneixe definiendo con los tacos juntos, haciendo
El Escorpión. Después de algunas lesiones, en 193 definitivamente fue EL Rey
del Gol tras convertir 47 en 34 partidos (1.43 por encuentro), siendo el máximo
goleador del torneo, logro que repetiría en los dos años siguientes.
Junto a sus socios Sastre y De La Mata se cansó de gritar y
llevó a Independiente a su primer título Profesional en 1938. Tan grande era
que a falta de dos fechas – y tras llegar a los 43 tantos- decidió no convertir
más para quedarse con el premio que daba la marca de cigarrillos “43” al
jugador que alcanzara esa cifra. Al año siguiente, llegó a los 40 goles y logró
el bicampeonato.
Tras discutir con algunos dirigentes, en 1942 se fue a
Paraguay y sacó campeón a Nacional. Volvió a Avellaneda pero los meniscos lo
hicieron retirarse, no sin antes jugar en Huracán, pasar por Nacional y
retirarse en Sol de América. EL 23 de julio de 1977, en el Hospital Argerich,
se apagó su vida, pero comenzó a agigantarse su mito…
9) Ricardo Giusti: 11/12/1956
Partidos 332
Goles: 38 (1 a Racing)
Títulos: 4 (2 locales, 1 Libertadores, 1 Intercontinental)
Pieza clave en el quipo del 84 campeón de todo. Volante de
mucho recorrido, sostén de la mitad de la cancha.
Era una de las puntas del Cuadrado Mágico que formaba el
mediocampo del Independiente campeón de América y del Mundo dirigido por
Pastoriza en 1984. Junto a Marangoni, Bochini y Burruchaga, este volante de ida
y vuelta se encargó de conquistar cada cancha que pisó. Surgido de las
inferiores de Newell´s, llegó al club tras un breve paso por el Argentinos
Juniors de Maradona. En Avellaneda estuvo 11 años de una carrera que terminaría
en Unión de Santa Fe. La mayor virtud del Gringo dentro de la cancha era la
disciplina táctica que lo convertía en el sostén del equipo. Coleccionista de
Títulos, en independiente se consagró en el Metropolitano 1983 ( “Fue el título
que más recordé, porque le ganamos a Racing 2 a 0, hice un gol y ellos se
fueron al descenso”, recuerda), y en el 88-89. Ese nivel superlativo que
mostraba cada vez que pisaba el césped lo llevó a ser una pieza inamovible para
Carlos Bilardo en la obtención del Mundial de México 1986 y el subcampeonato de
Italia 90. Sin duda, el Gringo Giusti fue un verdadero ganador.
8) Antonio Sastre 1911 – 1987
341 partidos
Goles: 112 (6 a Racing)
Títulos: 2(2 locales)
Jugó en todas las posiciones del campo de juego. El Cuila
fue bicampeón y después, el primer argentino en brillar en el futbol brasileño.
“Por haber sido el jugador más completo de todos los
tiempos”. Esa frase tenía grabada la plaqueta que le dio Independiente en el
año 1970. Es que debe ser casi único en la historia del Futbol Mundial en que
un futbolista se desempeña de la mejor manera en los once puestos de y un
equipo. Su lugar original era el de entreala izquierdo, pero siempre estuvo al
servicio de lo que sus compañeros necesitaran. Es el tercer goleador en la
historia del club y uno de los más grandes jugadores que se pusieron la sagrada
camiseta de Independiente.
Y no solo dentro de la cancha era un todoterreno: el pequeño
Antonio trabajaba para ayudar a su madre María, quien sostenía la casa lavando
ropa, luego del fallecimiento de su esposo. Los cinco hermanos colaboraron en el
hogar de los Sastre, pero tras la muerte de Eugenio, él tuvo que convertirse en
el hombre de la casa. En esa dura vida, el futbol era un baño de alegría y por
eso corría y corría detrás de la pelota cada vez que era posible.
Villa Modelo fue el lugar que vio nacer a este jugador
notable y completo. Y al Negro Seoane le tocó sacarlo de Progresista de
Avellaneda en 1930 y llevarlo a independiente, para reemplazar a Lalín. Sus
mejores años en Cordero y Alsina los compartía junto a Arsenio Erico y Vicente de
la Mata. Juntos rompieron todos los récords, y le dieron al club el primer
título profesional de su historia en 1938, y luego repetiría un año más tarde.
Eran inseparables y lo siguen siendo, ya que hoy sus nombres comparten la
platea del Libertadores de América. “Me gusta jugar como centrohalf, como
volante y hasta de marcador de punta derecho. De 4, hay una sola receta.
Anticipar”, daba cátedra el Cuila. Se ganó ese apodo en una gira en Perú donde
brilló, y lo llamaron así por un animal similar al cuis que tiene una gran
facilidad para escurrirse de sus cazadores. Tan completo fue que hasta ocupó el
arco dos veces, ante San Lorenzo y Peñarol, y en ninguna recibió goles, EL San
Pablo puso 18.000 pesos y se fue a Brasil a un club virgen de títulos, Pero con
él en cancha todo cambió, ya que gano tres coronas y un subcampeonato en los
cuatro años que brilló en el país del “jogo Bonito”. Hoy, una estatua suya en
la puerta del Morumbí es la mejor forma de demostrar lo inmenso que fue. Se
retiró con la camiseta de Gimnasia en 1947, en Segunda División. Lo hizo
campeón, claro, como no podía ser de otra forma.
Fuente recopilación de datos web
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