La barra interceptó a Holan a la salida de la práctica del
jueves. Bebote Álvarez se subió a su auto y le exigió 50.000 dólares para la
visita a Paraguay, aunque el DT se negó. El viernes amenazaron a su familia y
exigió custodia. No renunció, pero tampoco fue el primer susto...
Por Favio Verona
"No voy a renunciar, pero no quiero que esto se repita porque
en ese caso no sé qué voy a hacer”. El mensaje de Ariel Holan fue contundente.
Hugo Moyano hizo silencio cuando escuchó el ultimátum. El técnico está cansado
de tener que tolerar amenazas de la barra brava de Independiente. El jueves,
sufrió una apretada que recién ayer salió a la luz. Es la tercera vez que le
pasa. Atemorizado, le pidió una reunión al presidente del Rojo. Y le reclamó
que haga gestiones para que en los próximos entrenamientos haya mayor cantidad
de efectivos policiales custodiando al plantel.
El entrenador no quería que trascendiese la película de
terror que le tocó vivir el jueves. Pero la información se filtró. A las 13.25,
Holan salió del predio de Villa Domínico, acompañado por su ayudante de campo,
Javier Telechea, y un amigo. Apenas diez minutos después, el Ford Focus que
conducía fue interceptado por dos motos y tres autos en el Acceso Sudeste,
pegado a la Autopista Buenos Aires-La Plata. Un grupo compuesto por unos 15
matones descendieron con palos. El líder de la barra del Rojo, Pablo Bebote
Álvarez, bajó de una de las motos y a los gritos le exigió al técnico que le
abriese la puerta del vehículo. Ante el temor de ser agredido, Holan no se
resistió y dejó subir al delincuente, quien se ubicó en el asiento del
acompañante. Luego, le ordenó continuar con la marcha, seguidos por la caravana
de autos y motos en los que se trasladaban los violentos. La pesadilla recién
comenzaba.
“Nosotros te bancamos siempre. Ahora llegó la hora de que
vos hagas lo mismo. Precisamos 50.000 dólares para viajar a Paraguay”. Palabras
más, palabras menos, eso fue lo que le dijo Bebote a Holan. La conversación
duró alrededor de 15 minutos en los que estuvieron dando vueltas por la zona.
“No te voy a dar nada”, fue la categórica respuesta del entrenador. Enardecido,
Álvarez decidió bajarse en la esquina de Debenedetti y Coronel Suárez, en Dock
Sud. Allí, quienes se encontraban junto al barra se acercaron al entrenador y
continuaron intimidándolo: “La decisión es tuya. Esto lo arreglamos acá o en
Asunción”.
Holan siguió con su viaje y fue a almorzar al restaurante de
un club ubicado en el barrio de Crucecita, partido de Avellaneda. Unos minutos
después, la barra apareció en el lugar y continuaron exigiéndole que comenzase
a juntar el dinero. El técnico no reculó. Si bien en un principio circuló la
versión de que lo habían perseguido hasta su casa, ubicada en la zona Sur del
Gran Buenos Aires, eso fue desmentido por allegados al entrenador. De todas
formas, la familia del DT recibió amenazas telefónicas.
La barra tiene impedido el ingreso al Libertadores de
América y estuvo ausente en los últimos dos partidos que el Rojo jugó de local,
ante Lanús (0-1) y Vélez (1-0). Los violentos perdieron todas las fuentes de
ingresos que tenían en los partidos, tales como trapitos, venta de camisetas
truchas y comisiones cobradas a puesteros de comida. Y decidieron apretar al
técnico ya que están buscando financiamiento.
En el cónclave de ayer, Holan, quien no quería que esto se
supiera, le pidió garantías a Moyano para trabajar con tranquilidad en los
próximos días. Tanto él como su cuerpo técnico y los jugadores están gobernados
por el miedo.
Fuente Olé
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