Foto Clarín
Por Ramiro Santinelli
Los puntos que Independiente dejó en el Carminatti son los
típicos que, después, a final de campeonato, se lamentará en demasía. El hecho
de saltar a la cancha con un equipo alternativo hizo que el Rojo sufra la
presión de Olimpo, tal es así que el gol de Fernández cayó sin merecimiento
futbolístico. A partir de allí, de esa gran definición ante la salida de
Gabbarini, los muchachos de Holan fueron más que su rival e hicieron méritos
para ampliar la diferencia en el marcador. No lo logró y ante una desatención
en una defensa de extraña performance, el aurinegro estampó el empate final.
Luego, el show de chances desperdiciadas por los rojos prosiguió.
Desde que inició el semestre, Independiente jugó tres
partidos: la ida en Tucumán, el triunfo frente a Huracán y el choque con Olimpo
por la segunda fecha. La cuarta prueba será el martes y ya, con una temporada
que recién empieza, el cuerpo técnico tuvo que recurrir al tan famoso recambio.
Gutiérrez ocupó el lugar de Bustos, Amorebieta y Moreira jugaron por primera
vez juntos, Blanco formó parte del once inicial, entre otras modificaciones.
Tan solo 270 minutos de juego y un compromiso con pocos días de descanso
obligan al Rojo a mover su plantel. Aún así, considero que la plantilla de
Holan tiene recursos para superar a un rival como Olimpo de Bahía Blanca y
tampoco apunto hacia el cuerpo técnico por la decisión de repartir las cargas;
pero me parece una obviedad la relación directa entre las dos unidades que
quedaron en Bahía Blanca y el mix que presentó Independiente.
De todas formas,
el recambio le abrió las puertas al debut de Moreira, un juvenil que sin dudas
tiene condiciones para formar parte del plantel. Similar es el caso con la
posibilidad de ver al Galgo Gutiérrez como lateral derecho: una posición que
supo cubrir en el pasado y que demostró que aún puede hacerlo.
En el análisis futbolístico, lo mejor fue lo de Fernández.
El delantero volvió a marcar y tuvo una actuación excepcional en la noche del
viernes. Su movilidad, velocidad y manejo de ambos perfiles volvió locos a los
defensores del local y le propició varias chances de gol a Independiente.
Además, repetidas veces pivoteó de espalda al arco, rebotando la pelota en el
primer toque, descargando con sus compañeros que llegaban de frente a la jugada.
Este es el Leandro que queremos, el que necesita Independiente, el del
bailecito. La otra cara de la moneda fue el Vasco. Amorebieta no tuvo una buena
noche y otra vez quedo en falta en cuanto a las expectativas que se ponen ante
un jugador de supuesto nivel europeo. El Rojo tuvo repetidas falencias
defensivas durante todo el partido y él fue, a mi entender, el máximo
protagonista. Aún así, la ineficacia del rival hizo que el equipo no reciba
goles durante su estadía en cancha y la máxima equivocación, la del gol, lo
encontró ya sentado -lesionado- en el banco de suplentes. Otro de poca lucidez
fue Albertengo, el Flaco pesó poco en ataque y contrastó demasiado ante su
compañero de ataque.
Jugadores y plantel carecen de tiempo para pensar en lo que
los llevo a empatar en Bahía Blanca, se viene una prueba más importante.
Importancia que se ve reflejada en el recambio de anoche. Independiente
recibirá a Atlético de Tucumán y deberá hacer un gran partido, ser eficiente y
encontrar los caminos para doblegar a un rival que, con el resultado a favor de
la ida, hará un partido inteligente.
Fuente De la Cuna al Infierno

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