domingo, 18 de septiembre de 2016

Bala de plata - Videos



Gaby Milito recurrió a Rigoni, su arma goleadora, para empatar un partido que perdía y merecía estar ganando contra Quilmes. Si bien preservó siete titulares, el Rojo mantuvo la línea de juego.

 Rigoni definió tras un desborde de Tagliafico. (Marcelo Carroll)

Por: Fabian Rodriguez.

Habitualmente juego por derecha, pero cada vez que lo hago por izquierda termino metiendo goles”. Rigoni se lo firmó de puño y letra a Olé hace algunos días. Y vaya si lo amparaba la razón. El zurdazo providencial que descerrajó, tras un centro de Tagliafico, y que impulsó hacia la red fue el certificado de autenticidad para sus palabras. Al igual que ante Lanús (2-0) y Belgrano (1-0) y, el Bala volvió a convertir desde ese sector del campo para evitar una caída inmerecida y rescatar, al menos, un punto.

Más allá del resultado, Independiente superó con éxito una prueba: demostró tener convicción para sostener la idea que alumbra Milito, aun ante el cambio de intérpretes (preservó a siete titulares) y de esquema. Para dosificar cargas contemplando que el miércoles habrá un partido crucial ante Chapecoense, el Mariscal conformó un mix y decidió probar un nuevo esquema. El 4-3-3 mutó a un elástico 3-5-2, pero las intenciones permanecieron incólumes. El Rojo siempre pensó en el arco contrario, se paró con la última línea adelantada para alejar del área a los delanteros rivales y jugar en bloque y buscó hacer ancho el campo para desequilibrar por ambas bandas, pero generó pocas situaciones de gol en relación a sus altos márgenes de posesión. La lesión de Denis, quien iba a ser titular, alteró los planes y el equipo sintió la ausencia de un delantero de peso. Albertengo se puso el traje de nueve, pero después de 353 días sin jugar le costó usarlo: se lo notó estático, sin movilidad para desmarcarse ni fortaleza física para evitar que lo desacomoden ante el roce.

Quilmes apostó a aguantar y al juego directo con las corridas de Andrada. Nunca buscó el triunfo, pero casi se lo lleva sin querer queriendo por un remate del Ruso García que se desvió en Martínez. Tiene razón Milito. Independiente todavía juega mejor sin la pelota que con ella bajo la suela. Los de Avellaneda ejercen presión alta coordinada para recuperar, pero una vez que logran ese objetivo no disponen de un futbolista con capacidad de interpretación para orientar las maniobras de ataque o poner un pase en profundidad. Barco puede hacerlo eventualmente, aunque anoche jugó incómodo por la marca personal de Escobar. El Rojo terminó dependiendo demasiado de las apariciones individuales de Benítez, quien estrelló un remate en el palo.

Milito apeló a Rigoni, su bala de plata, para rescatar un punto, pero por lo que mereció el equipo, fueron dos cartuchos perdidos.


Rigoni empató el partido para el Rojo


García abrió la cuenta del Cervecero


El Rojo va con todo a buscar el empate


Fuente Olé

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